Theresa May ha afirmado en un tono muy duro que las elecciones se celebrarán según lo previsto
Theresa May ha afirmado en un tono muy duro que las elecciones se celebrarán según lo previsto - AFP

Atentados de LondresEl recuerdo del 11-M en Madrid

David Davis reivindica el ejemplo de los españoles tras los atentados de Atocha

ENVIADO ESPECIAL A LONDRES Actualizado: Guardar
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La primera consecuencia política de los atentados del sábado por la noche en Londres ha sido el cuestionamiento de la conveniencia de la celebración de las elecciones generales el jueves 8 de junio. El atentado del sábado es el segundo en dos semanas y también el segundo durante la campaña electoral. Es decir, hay un objetivo claramente vinculado a sus ataques: la democracia británica. Y ahí la similitud es clara con lo que sucedió en España el 11 de marzo de 2004: unos atentados que puedan marcar el resultado electoral.

El ministro para el Brexit, David Davis, se ha apresurado a comentar en la mañana del domingo, antes de que la primer ministro se dirigiera al país, que hay que tomar como ejemplo lo que se hizo en España en 2004 y celebrar las elecciones.

Algunas voces han puesto en duda la conveniencia. Después, Theresa May, a la Puerta del 10 de Downing Street también ha afirmado en un tono muy duro que las elecciones se celebrarán según lo previsto.

Los dos grandes partidos, Conservadores y Laboristas, han anunciado la suspensión de la campaña, aunque Jeremy Corbyn se ha apresurado a aclarar que se suspende por ahora, pero al igual que May ha dicho que habrá que reanudarla porque «si nos paralizan, perdemos». Pero otros como los radicales del UKIP, que hace un año eran un partido trascendental durante el referendo del Brexit, son hoy una formación marginal. Tan marginal que en la mañana del domingo se apresuran a asegurar que continúan su campaña al margen del luto nacional.

Nadie duda que la creciente debilidad del Daesh sobre el terreno es un factor relevante del auge de este terrorismo que ha perpetrado tres atentados en el Reino Unido en los últimos tres meses. Y la posibilidad de que pueda influir en el resultado electoral es inaceptable para la mayoría de los británicos. Veremos cómo influye el próximo jueves, pero las palabras de May en la mañana del domingo son una clara señal de firmeza y de señalamiento hacia el enemigo: el terrorismo islamista. Un terrorismo al que la primera ministra ha señalado sin apocarse, frente a las referencias menores y equívocas hechas por políticos y policías en las horas precedentes.

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