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Kim Jong-un se blinda para evitar un ataque como el de Siria

Pyongyang justifica su programa nuclear para disuadir a la Casa Blanca de un cambio de régimen

CORRESPONSAL EN PEKÍN Actualizado: Guardar
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En lugar de servir para atemorizar a Corea del Norte y que abandone sus ensayos nucleares y de misiles, las advertencias de Estados Unidos y ataques como el de la base aérea siria refuerzan su programa militar. En la lógica interna de este anacrónico régimen estalinista, último vestigio de la Guerra Fría, lo único que garantiza su supervivencia es contar con bombas atómicas que disuadan a Washington de derribarlo. Aunque la Casa Blanca niega que quiera llevar a cabo un cambio de régimen en Corea del Norte, en la retina del joven dictador Kim Jong-un debe de haberse quedado grabado el linchamiento mortal del coronel Gadafi en Libia, quien renunció a su carrera armamentística para reconciliarse con Occidente y luego fue bombardeado por la OTAN cuando la «Primavera Árabe» estalló en su país.

Con el fin de evitar correr el mismo destino, Kim Jong-un se blinda con su programa atómico, que justifica con ejemplos más recientes como el de Siria. Para Pyongyang, el bombardeo estadounidense de una base aérea de Al Asad demuestra la necesidad de dotarse con armas nucleares.

«Algunas fuerzas han vociferado que el reciente ataque militar de EE.UU. sobre Siria es un aviso para nosotros, pero no tenemos miedo», señaló este domingo a la agencia estatal de noticias KCNA un responsable del Ministerio de Exteriores norcoreano. Para responder a las advertencias de la nueva Administración Trump, que no descarta una acción armada si siguen sus provocaciones, Corea del Norte asegura contar con «un tremendo músculo militar con la fuerza nuclear como eje». Con su habitual retórica propagandística, la KCNA anunció que «impulsaremos nuestra capacidad defensiva para afrontar los temerarios movimientos de EE.UU. hacia una guerra y nos defenderemos con nuestras fuerzas».

El objetivo confesado del régimen consiste en disponer de misiles intercontinentales con capacidad para golpear EE.UU. con una cabeza nuclear. Aunque los expertos creen que Pyongyang está todavía muy lejos de tener la tecnología necesaria para dichos proyectiles, ya lleva cinco pruebas atómicas desde 2006 y sus ensayos de misiles son cada vez más frecuentes. El año pasado fueron 24 y este ya van seis, el último disparado la semana pasada en la víspera de la reunión en Florida entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping.

Tras estos lanzamientos, los servicios secretos estadounidenses y surcoreanos sospechan que Pyongyang podría estar preparando un nuevo ensayo atómico al haber detectado sus satélites movimiento de camiones y personal militar en su silo nuclear. Cierto o no, este permanente estado de guerra con EE.UU. le sirve al régimen para justificar las carencias que sufre la población, que este sábado celebra el Día del Sol, el 115 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, padre de la patria y abuelo del actual dictador.

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