Las protestas de Hong Kong enturbian el 70º aniversario del régimen chino

En la jornada más violenta en casi cuatro meses de protestas reclamando democracia, un joven resultó herido grave de bala al atacar a la Policía y hubo 180 detenidos

Un manifestante en Hong Kong EP
Pablo M. Díez

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Ni los miles de soldados desfilando por Tiananmen ni sus drones ni sus misiles nucleares hipersónicos, capaces de llegar a Estados Unidos en solo media hora, consiguen asustar a los manifestantes de Hong Kong, que ayer volvieron a tomar las calles para pedir democracia aprovechando que era el Día Nacional de China. Aguándole al régimen del Partido Comunista el 70º aniversario de su fundación, la antigua colonia británica vivió la jornada más violenta y caótica de estos casi cuatro meses de protestas.

Justo después del espectacular desfile militar y civil que marchó por Pekín para conmemorar la efeméride, empezaron los disturbios por todo Hong Kong, donde decenas de miles de manifestantes, sobre todo jóvenes y adolescentes, habían convocado un día de luto para protestar contra el autoritario régimen chino. No faltó ni el dinero de mentira que, como manda la tradición, se quema por los muertos, que la multitud lanzó por el centro de la isla desafiando la prohibición policial.

Con máscaras de Guy Fawkes, el revolucionario inglés famoso por la película «V de Vendetta», los manifestantes montaron barricadas a las que prendieron fuego y se enfrentaron a la Policía con cócteles molotov en 13 puntos de la ciudad. En uno de estos choques, un joven de 18 fue herido en el pecho cuando un agente le disparó a corta distancia al atacarle con una barra de hierro en el distrito de Tsuen Wan. Así lo muestra un vídeo grabado por la televisión Campus del Sindicato de Estudiantes de la Universidad de Hong Kong. Hospitalizado en estado crítico, el joven fue operado de urgencia, ya que tenía la bala alojada en el pulmón izquierdo, a solo tres centímetros del corazón.

«Cerca de las cuatro de la tarde, un gran grupo de alborotadores atacó a los oficiales de Policía cerca de la calle Tai Ho. Cuando un agente sintió que su vida estaba bajo seria amenaza , efectuó un disparo sobre el asaltante para salvarse él y a sus compañeros», anunció en un vídeo en Facebook la superintendente Yolanda Yu Hoy-kwan, que se mostró «entristecida» por el incidente. Al filo de la medianoche, el jefe de Policía, Stephen Lo, defendió al agente y calificó su decisión de «razonable y legal», ya que tuvo que tomarla en cuestión de segundos al sentir que su vida estaba en peligro.

Curiosamente, el incidente ocurrió en el distrito de Tsuen Wan, donde este corresponsal presenció a finales de agosto el tiro al aire que efectuó otro agente cuando una furgoneta policial fue rodeada por una turbamulta. Pero no fue el único que se registró ayer, ya que media docena de policías tuvieron que desenfundar sus pistolas y disparar al aire al verse rodeados de manifestantes que los atacaban con todo lo que pillaban. Buena prueba de la dureza de la jornada es que los hospitales recibieron a 74 heridos, con edades comprendidas entre los once y los 74 años, y la Policía contabilizó 25 agentes contusionados.

A la espera de saber si se salva o no, este primer herido de bala supone otro punto de inflexión en las protestas, ya que los manifestantes más radicales han anunciado más acciones violentas. Mientras los partidos democráticos critican la brutalidad la Policía, que detuvo a 180 personas, el bando afín a Pekín pide el estado de emergencia para acabar con el caos que se desata cada fin de semana en Hong Kong, donde aumenta el resentimiento contra las autoridades.

«Anoche (por el lunes) discutimos si salíamos a las calles hoy o no, pero finalmente decidimos hacerlo porque, si no alzamos nuestra voz ahora, las próximas generaciones no podrán hacerlo. ¡Estamos desesperados!», se quejaba Lily Lam, una empleada de una ONG de 40 años. Para ella, «lo más importante es que el Gobierno local apruebe la creación de una comisión independiente que investigue todo lo ocurrido, no solo la violencia policial ». Aunque ya ha sido anunciada la retirada de la ley de extradición a China, que desató estas protestas a principios de junio, Lam asegura que «el problema es que la gente ya no confía en el Gobierno de Hong Kong». Pero dejaba claro que «las manifestaciones no son por la independencia», sino por mantener el principio de «un país, dos sistemas» otorgado a la excolonia británica tras su devolución a China hace 22 años, y vigente hasta 2047.

A pesar de esta declaración de intenciones, las protestas han tomado una deriva contra China que se vio en la destrucción de los carteles conmemorativos del 70º aniversario y en los ataques contra numerosos comercios afines al régimen de Pekín. Además, los manifestantes volvieron a causar destrozos en las paradas del metro, que suspendió la mitad de su servicio. «Esto es lo único que podemos hacer para que el Gobierno nos escuche porque las manifestaciones pacíficas no sirven de nada», justificaba la violencia Evan, un trabajador social de 24 años. Pero lo más probable es que esta escalada de la tensión endurezca aún más la respuesta policial, que ya acusa abiertamente a los manifestantes de «alborotadores», un delito penado con hasta diez años de cárcel. Después de tantos meses de protestas, que están dañando seriamente a la economía, los nervios están tan a flor de piel que los antidisturbios a veces acaban pagándolo con los periodistas, que estamos sobre ellos hasta cuando practican detenciones. Ayer, este corresponsal se llevó un pequeño porrazo en las costillas y su móvil quedó destrozado por el impacto de una pelota de goma. Peor le fue a un fotógrafo hongkonés al que un agente tiró con fuerza al suelo.

«Necesitamos libertad para que Hong Kong siga siendo una ciudad autónoma y el régimen chino no interfiera», concluía Lion, un paquistaní cuyo abuelo llegó con la Policía británica en la época colonial. Como musulmán, aducía la represión contra los uigures de Xinjiang y el temor a la pérdida de libertades para participar en esta jornada de luto que incendió la fiesta nacional china. Ayer, Hong Kong ardió para quemar al régimen del Partido Comunista en su día grande.

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