Carmen de Carlos - EN FOCO

Prosur

El proyecto de sentar en una misma mesa a los dirigentes de Sudamérica tiene, entre otros objetivos, hacerlo sobre unos pilares diferentes a los que provocaron el derrumbe del bolivarianismo

Carmen de Carlos

Este viernes, en Santiago de Chile, se levantará el telón de Prosur, iniciativa liderada por Sebastián Piñera e Iván Duque, una vez enterrado Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), el bloque construido con el impulso de Luiz Inacio Lula da Silva y de Hugo Chávez, cuando ambos gozaban de buena salud en el poder de Brasil y Venezuela. Hoy, el primero está bajo tierra y el último entre rejas.

El proyecto de sentar en una misma mesa a los dirigentes de Sudamérica tiene, entre otros objetivos, hacerlo sobre unos pilares diferentes a los que provocaron el derrumbe de lo que fue refugio de bolivarianos, entusiastas del socialismo del siglo XXI, como Rafael Correa o Evo Morales y trinchera favorita del régimen que regentó en Argentina el matrimonio formado por Cristina y Néstor Kirchner.

«Unasur fracasó por exceso de ideologismo y burocracia», pero Prosur nace «sin ideología ni burocracia», escribió en su cuenta de Twitter, Sebastián Piñera. No hay espacio para la duda en la declaración de buena voluntad del presidente chileno pero tampoco al advertir que, al menos de momento, los países más potentes de la región y los impulsores de este nueva instancia, están claramente identificados con gobiernos conservadores. En el caso de Brasil habría que añadir un barniz de demagogia (veremos a efectos reales en qué se traduce) que pinta de cuerpo entero a su presidente, Jair Bolsonaro. Y en el de Argentina, convendría no perder de vista las elecciones de octubre donde la reelección de Mauricio Macri no está garantizada aunque el actual presidente todavía corre con ventaja.

Si todo sigue el curso previsto, serán ocho los países que se suban al tren de este, «foro para el desarrollo y el progreso» (Juan Guaidó estará, de aquella manera). Bolivia, como era previsible, se quedará fuera pero Ecuador, no. El presidente, Lenin Moreno, se esfuerza en enmendar los renglones torcidos de su antecesor y entre estos, figura el de Unasur. Moreno se despidió de lo que quedaba del bloque con el anuncio de la retirada de la estatua de Néstor Kirchner de la sede en Quito y sin temor a equivocarse, explicó sus razones: «No representa los valores y la ética de nuestros pueblos».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación