El Príncipe Bin Salman condena el «atroz crimen» del periodista Jamal Khashoggi

El líder saudí prometió que los responsables del asesinato serán investigados y juzgados

El Príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman EFE

David Alandete

Inmerso en una crisis sin precedentes, el Príncipe heredero de Arabia Saudí se vio obligado ayer a prometer a la comunidad internacional que los responsables por la muerte del periodista Jamal Khashoggi serán juzgados por lo que describió como un «crimen atroz». Sin embargo, Mohamed bin Salman no ofreció detalles ni pruebas de la que a fecha de hoy sigue siendo su implausible versión oficial: que el disidente murió accidentalmente tras un interrogatorio durante el que se produjo una pelea.

«Ha sido un incidente muy doloroso para los saudíes y para todo el mundo, y Arabia Saudí se compromete a hacer las reformas necesarias y a culminar una exhaustiva investigación tras la cual se juzgará a los responsables de este crimen atroz », dijo Bin Salman ante la conferencia Iniciativa de Inversión de Futuro, el llamado «Davos del desierto», que ha sido boicoteada por una treintena de empresarios y líderes políticos mundiales por el asesinato del periodista en el consulado saudí de Estambul el 2 de octubre.

Búsqueda en un pozo

La directora de la CIA, Gina Haspel, ha recibido en Turquía todas las pruebas que hasta ahora han recabado las autoridades de ese país, que ayer buscaban los restos descuartizados y corroídos en ácido del periodista en un pozo en el jardín del consulado donde murió . Hoy Haspel le trasladará sus conclusiones al presidente norteamericano. De momento, ante el peso de las pruebas, Donald Trump, ha acusado a los saudíes de haberse inventado «la peor coartada de la historia».

Las sanciones norteamericanas a Riad han sido, sin embargo, modestas: rescisión de visados de entrada a 21 saudíes sospechosos de haber planificado y ejecutado del asesinato, algunos de ellos altos funcionarios del Gobierno. A pesar de verse forzado dar explicaciones, Bin Salman apareció ayer sonriente en su conferencia, que fue emitida en directo a través de internet. Durante su intervención, el hombre fuerte del reino recibió 18 rondas de aplausos, una de ellas ante un auditorio de unas 3.000 personas puestas en pie.

A falta de hallar los restos de Khashoggi, los investigadores turcos se centran en un coche oficial abandonado desde el 7 de octubre en un aparcamiento de Estambul, donde un empleado del consulado saudí trasladó el jueves pasado tres bultos con ropa y máscaras de protección frente a químicos . Tanto la inteligencia turca como la norteamericana están convencidas de que un escuadrón de 15 hombres torturó, descuartizó y disolvió en ácido a Khashoggi.

Operación chapucera

La chapucera operación, en la que los implicados emplearon incluso a un doble del periodista para desviar la atención , le ha provocado a la corona saudí unos problemas a los que no está acostumbrada. Ha sido el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan , aliado de Irán, quien ha ido filtrando al mundo los detalles de la investigación, desde las imágenes de la llegada del comando el 1 de octubre a su salida horas después de la muerte del periodista, de la que tiene hasta grabaciones de sonido.

« Las relaciones con Turquía son buenas », dijo ayer Bin Salman, a pesar de que es patente que no lo son. Estaba el Príncipe en control de daños, porque Erdogan tiene incluso un vídeo en el que su mano derecha, el abogado Saud al Qahtani, ordena la muerte de Khashoggi a través de Skype. Riad insiste a pesar de todo en que el Príncipe no sabía nada del plan para matar al periodista, y que quienes lo ejecutaron lo hicieron por su cuenta. Cinco altos funcionarios han sido destituidos y 18 soldados y agentes de inteligencia, detenidos.

El asesinato le ha servido a Erdogan, que cuenta con su propio historial de ataques a la prensa, para aumentar su presión sobre Arabia Saudí, con quien compite junto a Irán por influencia en Oriente Próximo. Ayer él y el Príncipe Bin Salman hablaron brevemente por teléfono y se comprometieron a colaborar para llegar hasta el fondo del caso. Horas antes, sin embargo, el turco había proclamado que no permitirá «ningún encubrimiento».

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