La mano derecha de Bin Salman ordenó el asesinato de Khashoggi: «Traedme la cabeza de ese perro»

Las fotografías, grabaciones y transcripciones recogidas por la inteligencia turca demuestran que la muerte no fue accidental

El periodista saudí Jamal Khashoggi/ El rey y el príncipe heredero de Arabia Saudí dan el pésame al hijo de Khashoggi ABC/ Vídeo: ATLAS

David Alandete

Cuando Jamal Khashoggi entró en el despacho del cónsul saudí en Estambul , pasadas las 13.30 del 2 de octubre, ya debía sospechar que el grupo de compatriotas que le rodeaban no iban a expedirle el certificado de divorcio con el que quería volver a Washington. Había una razón de peso ante sus ojos: en una pantalla, a través de Skype, vio a Saud al Qahtani, muy cercano al príncipe heredero Mohamed bin Salman y una de las personas más poderosas del reino.

Aunque el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan , se cuidó ayer de dar en su discurso todos los detalles sobre la chapucera operación para asesinar a Khashoggi, la inteligencia de su país los ha puesto a disposición de EE.UU., incluidas fotografías, grabaciones y transcripciones que demuestran un grado de planificación que invalida cualquier posibilidad de que la muerte fuera accidental.

Khashoggi, un conocido disidente exiliado en Washington, visitó el consulado por primera vez el 28 de septiembre. Quería un certificado para poder casarse con la turca Hatice Cengiz . Le pidieron que volviera el 2 de octubre. El periodista viajó a Londres, donde dio una conferencia en la que se mostró crítico con su país. Mientras, según la inteligencia turca, en Riad se formó un equipo de 18 personas que tramaron el asesinato.

Parte fundamental en el complot fueron el mayor general Ahmed al Asiri , subdirector del servicio de inteligencia, y Al Qahtani , un abogado asesor de la corte saudí. Los dos eran estrechos colaboradores del príncipe heredero. No es que escondieran esa cercanía con el hijo del rey.

El año pasado, Al Qahtani publicó en Twitter el siguiente mensaje: «¿Cree alguien que yo tomo decisiones sin directrices? No soy más que un empleado y leal ejecutor de las órdenes de mi señor el rey y mi señor el príncipe heredero». ¿Por qué debía dar Al Qahtani explicaciones? Es alguien muy conocido en el mundo árabe, un consejero áulico que no ha dudado en lanzarse a una defensa feroz de la corona y sus medidas más polémicas, como el bloqueo de Qatar.

El 30 de septiembre Khashoggi estaba de regreso en Estambul. Al día siguiente comenzaron a llegar los 15 hombres enviados para matarle, entre ellos soldados de la Guardia Real y la Fuerza Aérea , además de un forense militar. En las horas previas a la cita con el periodista, los hombres se dividieron y, según las pruebas recabadas, probaron cómo deshacerse de los restos. Una furgoneta negra del servicio diplomático saudí visitó un parque al norte de Estambul, que luego fue parcialmente registrado.

Mientras, fue destruido el disco duro donde se almacenaban las grabaciones de las cámaras de seguridad del consulado, lo que en teoría debía impedir la comprobación de las entradas y salidas del registro. Turquía, sin embargo, cuenta con grabaciones de dentro y fuera del consulado, tomadas de 150 cámaras.

Khashoggi llegó a la garita de seguridad el día 2 a las 13:14, y no salió con vida. Fue conducido al despacho del cónsul y luego a una sala adjunta, donde fue golpeado, torturado y descuartizado. Antes, se vio cara a cara, a través del ordenador, con Al Qahtani, quien le gritó e insultó. Khashoggi le respondió, según han trasladado esas mismas fuentes de la inteligencia a conocidos del periodista. Finalmente, Al Qahtani dijo a sus hombres: « Traedme la cabeza de este perro ».

Mientras Salah al Tubaigy, forense de los servicios de seguridad, procedía a descuartizarlo y disolver parte de sus restos en ácido , otro visitante saudí con cierto parecido a Khashoggi se vistió con americana oscura, camisa azul y vaqueros similares a los que llevaba el periodista y se dejó ver por Estambul, en un intento de sembrar confusión.

Los 15 hombres enviados a matar al disidente habían alquilado 14 coches diferentes. Cumplida su misión, se desperdigaron y regresaron a Riad en vuelos diferentes , unos a través de Egipto y otros a través de Emiratos Árabes Unidos. El doble de Khashoggi embarcó con el mismo atuendo que había llevado toda la tarde.

Cinco días después, el 7 de octubre, un empleado del consulado dejó un coche oficial en un aparcamiento de Estambul. Regresó el jueves pasado, para dejar en su maletero tres bultos, entre ellos dos maletas , en las que, según el diario turco Hurriyet, se ha encontrado sobre todo ropa a la que se le está practicando la prueba de ADN. En uno de los viajes, el empleado saudí dejó caer una máscara de protección ante productos altamente tóxicos.

Nada en esta relación de hechos cuadra con la versión de la corona saudí de que el comando sólo tenía órdenes de interrogar al periodista , quien se resistió y murió en una pelea. Tampoco resulta plausible la excusa de que Bin Salman, hombre fuerte del reino, no supiera nada de lo que tramaban dos de sus colaboradores más estrechos, relevados ambos de sus cargos la semana pasada.

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