Policías afines a los ultras filtran datos de los acusados de matar a un alemán

«En Alemania no hay lugar para incitar la violencia xenófoba», condenó Merkel tras conocerse que un iraquí y un sirio fueron detenidos por el apuñalamiento

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Diversas autoridades alemanas criticaron ayer a la Policía de Sajonia, después de que la extrema derecha difundiera en internet la orden de detención de un sospechoso del asesinato ocurrido en Chemnitz que dio lugar a actos de violencia callejera por parte de neonazis el pasado fin de semana. La orden de detención de los dos arrestados, que incluía datos personales como el nombre completo y la dirección del sospechoso, circuló por las redes sociales junto a llamadas a la «caza del asesino» y poniendo en evidencia vínculos entre la Policía y los radicales. «Debe quedar claro que no se seguirán tolerando ciertas cosas en la Policía», dijo Martin Dulig, el vicepresidente de Sajonia, «no es posible que haya policías que piensen que pueden filtrar cosas cuando saben perfectamente que están cometiendo un delito. Tenemos un gran problema que solucionar, es un acto lamentable».

El documento confidencial había sido difundido por un grupúsculo local de extrema derecha denominado «Pro Chemnitz», «una filial del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) y Pegida», según la cadena pública de televisión ARD. Ya en semanas anteriores, a raíz de la detención de un equipo de la televisión pública ZDF durante una manifestación, quedó en evidencia que agentes de policía regional acuden a título personal o como infiltrados a este tipo de manifestaciones, pero a la orden de detención tenían acceso solo los mandos y las sospechas de connivencia se han disparado.

«En Alemania no puede haber lugar para la incitación a la violencia xenófoba», avisó el martes la canciller Angela Merkel, para referirse a continuación a la oferta de su ministro del Interior, Horst Seehofer, de enviar refuerzos policiales a Sajonia.

Al margen de los refuerzos policiales que acudieron a Chemnitz en las horas más duras de la violencia contra extranjeros, para ayudar a la Policía local a tomar el control de las calles, Interior ha ofrecido su ayuda. «El Gobierno de Sajonia debe decidir en qué forma desea esa ayuda y en qué momento, pero por ahora no hay respuesta, y está claro que es necesaria una fuerte presencia del Estado, un Estado más fuerte que tenga un efecto preventivo en las calles», se quejó ayer Seehofer del rechazo. Este ministro, que ha protagonizado en meses pasados enfrentamientos directos con la canciller Merkel por sus desencuentros en materia de inmigración y refugiados, ha aconsejado que sea otra ministra, la de Familia, Franziska Giffey, la que acuda el sábado a visitar la ciudad de Chemnitz. También el presidente regional de Sajonia acudirá el sábado y los radicales de «Pro Chemnitz» están amenazando en las redes sociales que «será recibido convenientemente».

Pegida, bien informada

«Que en Sajonia hay grupúsculos de extrema derecha no es ninguna novedad», decía por su parte en una entrevista radiofónica el jefe del grupo parlamentario regional del partido antieuropeo y antiextranjeros Alternativa para Alemania (AfD), Jörg Urban, «el verdadero problema es que una mayoría de manifestantes pacíficos que quieren mostrar su insatisfacción y que son intencionadamente confundidos con una minoría de verdaderos neonazis para desacreditar su protesta». Su jefe, el copresidente de AfD, Alexander Gauland, justificó ayer abiertamente todo lo sucedido y por suceder en Chemnitz. «Ante un asesinato así, es normal que la gente se vuelva loca», dijo en una entrevista, «eso pasaría igual en Friburgo, que en Constanza o en Chemnitz». Gauland respaldó también el tuit de un diputado de AfD, Markus Frohnmaier, que había escrito: «¡A ver si los sajones no van a poder salir a la calle, proteger a los suyos y protegerse a sí mismos!». Gauland defendió que «la autodefensa no es lo mismo que tomarse la justicia por su mano».

Ayer se supo también que antes de que la Policía ofreciese información sobre el asesinato de un cubano nacionalizado alemán que dio lugar a la violencia xenófoba, el fundador de Pegida, Lutz Bachmann, ya había difundido en las redes sociales que los autores del crimen eran un sirio y un iraquí, además de otros datos relevantes de las pesquisas policiales. Se trata de un hombre especialmente bien informado. Inmediatamente después del atentado contra el mercado navideño de Berlín a finales de 2016, también fue él quien informó a través de las redes sociales y citando fuentes de la dirección de la Policía de Berlín que el terrorista era un musulmán de origen tunecino. En esta ocasión, la filtración anónima de la orden de detención procedía de fuentes cercanas a Bachmann y va acompañada de llamadas «a la caza» del iraquí.

«Ha llegado la hora de que las llamemos redes asociales», pedía ayer con humor un grupo de alumnos de instituto de Chemnitz que salía a la calle para protestar por la imagen que la prensa internacional está difundiendo de la ciudad. «Aquí no somos neonazis, quienes causaron los disturbios es gente que llegó de fuera, aquí somos gente normal», se atropellaban unos a otros. «A nosotros nos han tratado muy bien y con mucho cariño», comentaban por su parte los integrantes del coro Tomás Luis de Victoria, de la Universidad Pontificia de Salamanca, de gira de conciertos por Sajonia y que se han enterado del brote de xenofobia «porque algunos padres, alarmados por las noticias, llamaban desde España preguntando si estábamos bien».

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