La líder del Partido Nacional Escocés (SNP), y primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon en la cámara
La líder del Partido Nacional Escocés (SNP), y primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon en la cámara - AP

Independencia EscociaEl Parlamento escocés da luz verde a negociar un nuevo referéndum de independencia

La líder escocesa Nicola Sturgeon advierte que tomará medidas si Londres no autoriza su referéndum

Londres Actualizado: Guardar
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Entre el público escocés no había apetito alguno por un segundo referéndum de independencia, toda vez que hace menos de tres años se celebró uno en el que el unionismo ganó por diez puntos. Solo cuatro de cada diez encuestados demandaban una nueva consulta. Pero Nicola Sturgeon y su SNP han lanzado el envite aprovechando la maquinaria gubernamental. Lo autorice o no May, el referéndum ya está sobre el tapete. Este martes, el parlamento escocés, la cámara de Holyrood, aprobó por 69-59 la petición de una otra consulta separatista. El SNP no goza de mayoría absoluta, pero contó con el apoyo de los verdes.

El lunes, May advirtió a Sturgeon en una entrevista entre ambas en Glasgow que «ahora no es el momento» para otro referéndum y le recordó que deberá esperar a que se complete el proceso del Brexit.

El ministro para Escocia ha remarcado hoy martes la misma idea: no habrá consulta hasta que el Reino Unido salga de la UE. Pero Sturgeon se ha empecinado en que se celebre entre el otoño del año que viene y la primavera de 2019. «No busco confrontación con el Gobierno del Reino Unido, solo una discusión sensata», dijo contemporizadora en el Parlamento. Pero acto seguido, con una dialéctica que recordó a la de los separatistas catalanes, vino a reconocer que ese diálogo solo existirá si se hace lo que ella quiere. En caso de que May no conceda la consulta, anunció que tras la Semana Santa su Gobierno volverá al Parlamento escocés para presentar una batería de medidas de presión, cuya naturaleza no concretó.

La oposición fue muy dura. Los laboristas escoceses reprocharon al SNP su «obsesión con la independencia» y acusaron a Sturgeon de descuidar todo lo demás, la educación, la salud y la economía. Ruth Davidson, la líder tory escocesa, calificó la postura de Sturgeon de «enfermiza para los escoceses, que estamos hartos».

Pero el envite ya está lanzado. A finales de esta semana, Sturgeon solicitará formalmente a Londres la activación de la Sección 30 de la Ley de Escocia, el mecanismo para autorizar a Holyrood a convocar un referéndum. Será complicado para May negarse, porque a diferencia de lo que ocurre en España, los acuerdos constitucionales británicos prácticamente obligan a Westminster a dar luz verde, toda vez que el Reino Unido es formalmente la unión de cuatro naciones.

May podría intentar demorar la consulta hasta que pase el Brexit, sí. Pero esa táctica tendría su peaje político: tarde o temprano tendrá que permitir el referéndum y mientras tanto otorgaría al SNP la baza de cultivar el victimismo y sumar más votos para su causa rupturista. El problema del Número 10 es serio. Enfrentado al Brexit, que May califica como «uno de los momentos más significativos de nuestra historia reciente», tendrá que pelear en paralelo para que el país no se rompa.

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