La primera ministra británica, Theresa May, a la entrada de Downing Street
La primera ministra británica, Theresa May, a la entrada de Downing Street - EFE

Ministros de Cameron cargan contra May por su falta de estrategia en el Brexit

«Nadie en el Gobierno tiene un plan sobre cómo salir de la UE, le reprocha el veterano europeísta Ken Clarke

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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Han pasado ya tres meses desde el referéndum del pasado 23 de junio, donde el Brexit se impuso por casi cuatro puntos, y lo único que ha dicho claramente Theresa May sobre la ruta de salida de la UE es esta frase, que comienza a convertirse en un mantra hueco: «Brexit es Brexit y vamos a convertirlo en un éxito». Pero las semanas pasan y ni siquiera se sabe cuándo activará el artículo 50 que inicia el proceso de salida.

Ese silencio ha desatado las primeras críticas de algunos europeístas que formaron parte del Gobierno de Cameron. Nicky Morgan, ex ministra de Educación, y Ken Clarke, un histórico de 76 años que fue ministro con John Major y con Cameron, han criticado abiertamente la falta de estrategia de May.

Se trata del ataque más explícito hasta ahora, que se suma a las advertencias de George Osborne contra un «Brexit duro». Las quejas llegan cuando falta una semana para el congreso del Partido Conservador, que se celebrará en Birmingham.

Clarke es una figura a la que se escucha, fue el ministro de Economía de Major y titular de Justicia de Cameron durante dos años, quien luego lo mantuvo como ministro sin cartera. En una entrevista a la revista laborista «New Statesman» reprocha a May que «no tiene ninguna política en el Brexit, nadie en el Gobierno tiene un plan para salir de la UE». Clarke, que asegura que votará contra el Brexit en los Comunes, advierte también que los tres ministros a los que May ha puesto a llevar el asunto «son incapaces de trabajar juntos».

La primera ministra decidió a su llegada dividir en tres la cartera de Exteriores, tal vez como una manera de controlar al siempre florido Boris Johnson. Se crearon los nuevos ministerios de Salida de la UE, con David Davis al frente, y de Comercio Exterior, a cargo de Liam Fox, ambos dos fervientes eurófobos. Johnson fue nombrado ministro de Exteriores, en lo que en realidad es una versión menguada de esa cartera. Clarke cree que May «tiene un problema inmenso para lograr que los tres "brexiters" se pongan de acuerdo».

Nicky Morgan, de solo 43 años, era la ministra de Educación de Cameron y una de las figuras emergentes del partido, con un cierto aire renovador. May la echó nada más llegar, al igual que a Osborne, amigo íntimo de Cameron y arquitecto de la recuperación económica del país tras la crisis del 2008. Como ocurre siempre en política, los muertos que quedan detrás medio vivos pronto comienzan a hablar y conspirar. Osborne, catorce años más joven que May, ya se ha ofrecido como campeón de lo que llama «la corriente liberal mayoritaria» y se dedica a enlazar conferencias en las que advierte de los riesgos del Brexit duro, el que aboga por abandonar por completo el mercado único europeo y cerrar las puertas a cal y canto a la inmigración comunitaria.

Susurros contra May

Tanto Osborne como Nicky Morgan se han quedado en la Cámara de los Comunes, donde también sigue Clarke, y allí animan los susurros de pasillos contra May. Los cameronistas se sienten heridos con la primera ministra, a la que acusan no solo de purgarlos, sino de haber corregido el programa de modernización de Cameron sin haber sido refrendada por las urnas. En una entrevista a BBC Radio 4, Morgan ha demandado a May que aclare su plan para el Brexit y considera «un peligro» el hecho de que no exista una estrategia clara.

A sus críticas se ha sumado la fundación Instituto para el Gobierno, dedicada a mejorar la eficacia de la administración. Denuncian que existe una falta de claridad en los papeles de cada uno de los tres ministros que deben gestionar el Brexit y creen que las negociaciones obligarán a contratar a 500 funcionarios más.

El sueño de una noche de verano de los ingleses tras el referéndum era seguir gozando de las ventajas del mercado único y el pasaporte europeo para la City, pero prohibiendo la libre circulación de inmigrantes comunitarios y dejando de aportar dinero a la UE. Pero los líderes europeos van diciendo uno tras otro que eso no es posible. El último ha sido el italiano Matteo Renzi: «Será imposible dar al Reino Unido más derechos a que a los países que están fuera de la UE», advierte. No hace más que repetir la postura oficial europea: no puede haber mercado único sin libre circulación de los ciudadanos comunitarios.

Renzi también ha acusado a Cameron de convocar el referéndum para intentar solventar los problemas internos de su partido.

Aunque el triunfo del Brexit en el referéndum no ha provocado hasta ahora la debacle económica inmediata que anticipaban Osborne y los organismos internacionales, lo cierto es que ya ha obligado a una actuación de urgencia del Banco de Inglaterra, con bajada de tipos, prácticas de expansión cuantitativa para estimular el dinamismo y créditos para las empresas. Además, la libra está frente al euro a 1,15, cuando en agosto de 2015 rozaba el 1,44. Las materias primas son hoy más caras para los británicos y también sus vacaciones en el extranjero, uno de los deportes nacionales.

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