El ministro del Interior francés, acusado de violación, pide que se respete su «presunción de inocencia»

Gerald Darmanin, nombrado esta semana como sucesor de Christophe Castaner, se enfrenta a un proceso por agresión sexual que fue reabierto en junio

El ministro del Interior francés, Gerald Darmanin EFE

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Antes de comenzar a trabajar, el nuevo Gobierno de Emmanuel Macron se ha convertido en blanco de críticas inflamables de grupos feministas, sindicatos, magistrados, incluso de miembros su propio partido, divididos ante el giro a la derecha del presidente.

La mayoría de las organizaciones feministas francesas han lanzado una campaña de oposición callejera, con este lema: «Un violador a Interior y su cómplice en Justicia».

Acusado judicialmente de ser un «violador», Gérald Darmanin, ministro del Interior, antiguo portavoz personal de Nicolas Sarkozy , se defiende: «Tengo el derecho a la presunción de inocencia».

Derecho así reconocido, judicialmente, mientras no se demuestren las acusaciones, en curso de instrucción. Derecho que las organizaciones feministas, apoyadas por los ecologistas, se limitan a contestar, multiplicando sus acciones y denuncias, que corren el riesgo de prolongarse indefinidamente, como un rosario de ruidosas «cacerolas».

Aficionado a los toros

Acusado de «machista», Éric Dupond-Moretti , ministro de Justicia, comenzó por ser abucheado durante su presentación en la Asamblea Nacional (AN), y ya tiene unos enemigos declarados: los principales sindicatos de magistrados.

Dupond-Moretti es «culpable» de un «delito» todavía más grave que el «machismo», real o presumido: ¡Es aficionado a las corridas de toros..! ¡Se ha atrevido a defender el arte del toreo en la Feria de Nimes..! Ser aficionado a los toros puede ser aplaudido en Madrid, Sevilla, Córdoba o Pamplona. Pero es un «delito» castigado con severidad por las feministas y buena parte de la izquierda francesa.

Jean Castex , primer ministro, se apresuró a declarar que el suyo será un «gobierno de combate», que se propone relanzar la economía y relanzar el empantanado proyecto de la histórica reforma del sistema nacional de pensiones.

Voluntarioso, Castex se apresuró a convocar a todas las grandes centrales sindicales, para comunicarles sus proyectos, proponiéndoles volver a negociar la financiació n (ya negociada, antes de la crisis sanitaria) de la reforma del sistema nacional de pensiones.

Los sindicatos se han apresurado a reaccionar muy negativamente, advirtiéndole que reabrir «ahora» una reforma que parecía aplazada sine dice corre el riesgo de ser «peligroso», cuando se anuncia un crecimiento significativo del paro y la incertidumbre salarial y empresarial.

Castex se ha encontrado con otro inesperado frente de críticas y reservas soterradas. Han aparecido nuevas «grietas» en el seno de La República En Marcha!, el partido de Emmanuel Macron: los ambiciosos se sienten decepcionados, los centristas se dicen «inquietos» con el giro a la derecha, la antigua guardia pretoriana presidencial, parcialmente «decapitada», alimenta una resistencia sorda e imprevisible.

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