Corbyn (izquierda) y McDonnell (derecha) en la conferencia anual del Partido Laborista el pasado septiembre en Brighton, Reino Unido
Corbyn (izquierda) y McDonnell (derecha) en la conferencia anual del Partido Laborista el pasado septiembre en Brighton, Reino Unido - REUTERS

La mano derecha de Corbyn insulta a quienes quieren relevarlo

Owen Smith, diputado laborista, lanza una segunda candidatura para intentar desbancar al líder

LONDRES Actualizado: Guardar
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La batalla en el laborismo ha escalado hasta las malas formas y atisbos de violencia. El martes por la mañana arrojaron un ladrillo contra una ventana de la oficina de Angela Eagle en su circunscripción electoral de Liverpool. Eagle, la primera diputada que ha desafiado formalmente a Corbyn para relevarlo, culpó de la acción violenta a los simpatizantes del líder y le exigió que «los controle». Por su parte Corbyn respondió condenando el ladrillazo, pero asegurando que él ha recibido amenazas de muerte por parte de partidarios de relevarlo.

El mal tono se completó con una frase de John McDonnell, el número dos de hecho de Corbyn, su ministro de Economía en la sombra, que en la noche del martes en un acto público llamó al bando opositor «conspiradores jodidamente inútiles».

Mañana los órganos del partido decidirán las fechas de las votaciones del desafío a Corbyn, quien podrá presentarse sin recabar avales en el grupo parlamentario, por ser el líder de la formación. Tal decisión se tomó en la tarde del martes en el Comité Nacional del Partido Laborista, en una importante victoria personal de Corbyn contra los rebeldes.

El veterano dirigente, que llegó al cargo el pasado septiembre con el apoyo en las primarias del 59% de la militancia, ha recalcado que se presentará a todos los desafíos que se abran contra él, porque está convencido de que las bases siguen apoyándolo y se impondrá en las votaciones. Y eso a pesar de que ha sido desautorizado por el grupo parlamentario: un 81% de los diputados laboristas votaron contra él en una moción de confianza en días pasado, que no tenía valor decisorio, pero que a cualquier líder más usual lo habría llevado a dimitir.

Owen Smith, de 46 años, que era ministro de Trabajo en la sombra del equipo de Corbyn hasta que lo dejó en la ola de dimisiones contra él, ha lanzado su candidatura al liderazgo del partido, la segunda tras la de la diputada Angela Eagle. Smith, diputado desde 2010, está considerado más izquierdista que Eagle. Él votó en contra de la Guerra de Irak, mientras que ella se plegó a la disciplina del partido y votó a favor. En enero, Smith hizo unas declaraciones defendiendo que Corbyn debía seguir hasta 2020, acorde a su mandato en las primarias. Pero ahora explica que «he perdido la fe y confianza en él» y teme incluso que lleve al Partido Laborista a una escisión.

Owen Smith es de todas formas más generoso con Corbyn que Eagle, que directamente lo detesta: «Es un buen hombre, con unos grandes valores laboristas y que ha cambiado en estos meses el debate del país sobre economía. Tiene razón en un montón de cosas. Pero no es el líder que nos puede llevar a ganar las elecciones».

El diputado ha criticado las gruesas palabras de McDonnell, amigo personal de Corbyn y compañero de siempre en viejas luchas radicales. «Ese no es el lenguaje propio de un canciller [título en Inglaterra del ministro de Economía]. McDonnell es parte del problema». Smith relató esta mañana en BBC Radio, donde anunció su desafío, que cuando se dirigió por tres veces a Corbyn y a McDonnell para recriminarles que podrían llevar al partido a la ruptura, el líder guardó silencio y su mano derecha se encogió de hombros y le dijo: «Si eso es lo que se necesita…».

Tras el cierre con muchas muertes políticas de la sucesión conservadora, arde ahora la cancha laborista.

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