Macron no acepta la dimisión de su primera ministra

La extrema derecha y la extrema izquierda acosan al presidente con menor apoyo parlamentario en la Asamblea

Crisis en el Elíseo: Macron rechaza la dimisión presentada por la primera ministra Élisabeth Borne

Macron se prepara para un maremoto de protesta social y crisis económica

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, con una bandera europea al fondo AFP

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El nuevo mandato presidencial de Emmanuel Macron comienza entre el sainete y el esperpento. El presidente, su gobierno, su mayoría parlamentaria relativa, la oposición conservadora, la oposición de extrema izquierda y extrema derecha populistas, toman posiciones para una larga guerra política permanente , sin ocultar sus divisiones cainitas.

A última hora de la tarde del lunes, la Nueva Unión Popular, Ecológica y Social (Nupes), dominada por La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda populista), liderada por Jean-Luc Mélenchon, anunció la presentación de una moción de censura parlamentaria el 5 de julio próximo, esperando confirmar la unión de la izquierda en la nueva Asamblea Nacional.

Horas más tarde, el PS, el PCF y EELV (ecologistas) rechazaron la unión parlamentaria y crearon sus propios grupos, independientes. La unión de la izquierda comenzaba a dividirse. Acto seguido, el PCF rechazó el proyecto de censura, considerándola «inútil».

Intento de diálogo

Macron, por su parte, decidió recibir a algunos los líderes de los nuevos grupos parlamentarios, Marine Le Pen (extrema derecha), Olivier Faure (socialista), Christian Jacob (derecha tradicional), en un gesto de buena voluntad y «deseo de diálogo». Horas antes de comenzar esa ronda de conversaciones, Élisabeth Borne presentó su dimisión al presidente, que se apresuró a rechazarla.

Acosada desde muchos frentes, Borne deseó dramatizar su proyecto de dimisión . Macron se apresuró a confirmarla, para evitar el riesgo de una crisis de gobierno, antes siquiera de la formación de la nueva Asamblea Nacional. Confirmada provisionalmente como primera ministra, Borne inició su propia jornada de trabajo ministerial, para preparar medidas de urgencia económica y social.

En la oposición de extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, líder de LFI , intenta liderar una oposición total. Pero se encuentra en la posición de un general con sombrero de plumas, a caballo, sable en ristre, con ejércitos desobedientes menos numerosos de lo esperado. Mélenchon no es diputado . El grupo de su familia política tendrá vida propia. Por su parte, los diputados socialistas, comunistas y ecologistas, han decidido estar en la oposición por su cuenta y riesgo, dejando a Mélenchon en soledad relativa, con una izquierda menos unida de lo previsto.

A la derecha, Los Republicanos (LR, derecha tradicional), se han dividido entre partidarios y adversarios de entenderse con Macron y negociar con la 'macronía' los proyectos reformistas que pudieran presentarse.

A la extrema derecha, Marine Le Pen se presenta como «defensora única» de la «patria en peligro» , víctima del liberalismo europeísta de Macrón y del 'follón' permanente con el que, según ella, amenaza la extrema izquierda de Mélenchon.

Desunión en la Asamblea

Macron es el presidente de la V República con menos respaldo parlamentario . Pero no hay alternativa: izquierdas y extremas izquierdas, unidas electoralmente, están desunidas en la Asamblea Nacional , y no son mayoritarias, ni mucho menos. La extrema derecha y la derecha tradicional tampoco se entienden ni presentan ninguna alternativa.

La composición y ordenación aleatoria de ese puzzle político sin precedentes será larga, complicada y volátil .

Macron había prometido la formación rápida de un gobierno de «combate». La dimisión rechazada de su primera ministra aplaza 'sine die' la formación de un nuevo gobierno, cuando el jefe del Estado tiene una agenda internacional muy cargada.

En la cumbre europea de Bruselas (23 y 24 de este mismo mes de junio), en la cumbre del G7, en Alemania (del 26 al 28), en la cumbre de la OTAN, en Madrid (29 y 30 próximos), Macron representará a una Francia caída de hinojos en unas crisis sin precedentes inmediatos, con un margen de maniobra personal y nacional muy modestos; cuando la extrema izquierda y la extrema derecha populistas, hostiles a la UE, hostiles a la Alianza Atlántica, amenazan con resistencias y oposiciones que inquietan entre los atónitos aliados europeos y trasatlánticos.

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