Le Pen, Macron, Mélenchon y Fillon, separados por apenas un puñado de votos

La líder de extrema derecha y el de centro cuentan con el 22% de los apoyos, según los últimos sondeos. El empuje de Mélenchon le lleva al 20% y Fillon se mantiene con el 19%

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Situación inédita en la historia política de Francia desde hace más de medio siglo: cuatro candidatos de extrema derecha, extrema izquierda, centro y derecha, pueden aspirar a ser presentes de Francia, con intenciones de votos muy similares en la primera vuelta de la elección presidencial, el próximo día 23.

Según el último sondeo del vespertino Le Monde, Marine Le Pen, extrema derecha, y Emmanuel Macron, centro, están empatados, hoy, con un idéntico 22 % de intenciones de voto, en la primera vuelta, dentro de nueve días. Según el mismo sondeo, Jean-Luc Mélenchon, extrema izquierda, tendría un 20 % de intenciones de voto. François Fillon, candidato conservador tendría un 19 %.

La pareja que lidera las intenciones de voto en la primera vuelta, Le Pen / Macron, se ha estancado durante la última semana, cuando la pareja Mélenchon / Fillon ha comenzado a ganar puntos, en la recta final.

Los estudios de opinión franceses se dan un margen de error del 2 / 2,5 %. Con lo cual, las últimas previsiones desembocan en la más extrema incertidumbre.

Los pesimistas temen un duelo final, el 7 de mayo, entre los dos candidatos extremistas, Le Pen y Mélenchon, con programas muy semejantes en todo lo esencial: ruptura con la Unión Europea (UE), ruptura con la OTAN, nacionalización de la economía.

Los optimistas oscilan entre dos dos duelos finales: Le Pen contra Macron o Le Pen contra Fillon. En ambos casos, todos los sondeos apuestan por la victoria final del candidato centrista o el candidato conservador. Se trata de una alternativa y novedad histórica, sin precedentes.

Los optimistas apuestan por una “recomposición” del paisaje político nacional, con una imprevisible relación de fuerzas en la futura Asamblea Nacional (AN), tras la “tercera vuelta” de las elecciones generales del próximo mes de junio.

Los pesimistas temen una Francia difícilmente gobernable, con un presidente y un parlamento de distinto signo político, abriéndose el paréntesis de una compleja e imprevisible “cohabitación” entre el poder del presidente elegido en mayo y un poder parlamentario de distinta y desconocida sensibilidad, elegido en junio.

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