Líderes de la Unión Europea urgen acordar la aplicación territorial del Brexit en Gibraltar

«El Consejo Europeo toma nota, en cualquier caso, de otros aspectos importantes que aún deben acordarse», han señalado en sus conclusiones

Vídeo: Acuerdo en política migratoria en la Unión Europea EFE | ATLAS

ENRIQUE SERBETO

Si la crisis migratoria no hubiera concentrado toda la atención del Consejo Europeo, la cuestión más acuciante hubiera sido la parálisis en las negociaciones del Brexit. Según el calendario más conservador, el acuerdo sobre la «salida ordenada» del Reino Unido de la UE debe estar listo en octubre para que pueda ser ratificado por todos los países en abril del año 2019, fecha en la que se producirá inexorablemente ese divorcio, con o sin pacto. Por ello, el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk , apeló hoy al gobierno británico para que «ponga las cartas sobre la mesa» y a los demás países de la UE les ha pedido que se preparen para un Brexit sin acuerdo.

Uno de los asuntos pendientes es el de Gibraltar, que fue mencionado en las conclusiones de la cumbre a petición del nuevo Gobierno español, en términos similares a los que ya acordaron en la pasada cumbre de marzo, en una formulación que pide que se aclare el estatus del Peñón una vez que se produzca la salida de Reino Unido de la UE. Textualmente el documento dice que hay «aspectos importantes que todavía deben ser acordados, incluyendo la aplicación territorial del Acuerdo de Salida, especialmente en lo que respecta a Gibraltar».

La posición de España es que Gibraltar saldrá de la UE junto con el Reino Unido, por lo que toda la legislación europea dejará de aplicarse allí. En ese momento, cualquier decisión sobre el futuro de la colonia británica dependería de que fuera aceptada por Londres y Madrid. El principio quedó firmemente establecido el año pasado cuando se acordó a veintisiete que «después de que Reino Unido abandone la Unión Europea, ningún acuerdo entre la UE y Reino Unido podrá aplicarse al territorio de Gibraltar sin un acuerdo entre España y Reino Unido». En los hechos, España se garantizaba un derecho de veto ante cualquier eventualidad.

El anterior ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, tenía previsto haber alcanzado un acuerdo bilateral con Londres este otoño, que incluiría las modalidades del periodo de transición de dos años que se supone que regirá después del Brexit. El nuevo gobierno de Pedro Sánchez mantiene la posición del anterior Ejecutivo popular, pero el actual ministro Josep Borrell no ha entrado todavía en este campo. De hecho, está previsto que no haya negociaciones sobre el futuro antes de haber cerrado las de la separación y en concreto, la UE ha pedido a los países miembros que se abstengan de buscar soluciones particulares con los británicos. Pero existen indiocios claros de que España había iniciado ya contactos discretos con Londres sobre el particular

Sin embargo, de poco va a servir esta mención a Gibraltar si se mantiene el actual bloqueo en las negociaciones a causa de la indefinición británica sobre sus aspiraciones. Ayer el tema se ventiló en menos de una hora, incluyendo la explicación de la primera ministra británica Theresa May y la reunión a veintisiete, porque no ha habido nada nuevo que señalar. El presidente del Consejo dijo después que «los Veintisiete han tomado nota de los avances hasta el momento. Sin embargo, todavía queda mucho trabajo y los asuntos más difíciles están todavía por resolver. Si queremos alcanzar un acuerdo en octubre necesitamos progresos rápidos. Este es el último llamamiento para poner las cartas sobre la mesa». También se ha señalado la falta de clarificación en la cuestión ultrasensible de la frontera entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del norte, que debe seguir siendo permeable para los habitantes de la isla, lo que obligará a Londres a aceptar un «alineamiento regulatorio» con la UE.

En el texto de conclusiones ya se insiste en la necesidad de «acelerar los trabajos» de preparación para una hipotética falta de acuerdo en las negociaciones entre Bruselas y Londres, una posibilidad que parece cada vez más cercana. Los enemigos políticos de May parecen preferir un no acuerdo que cualquier otra cosa y para forzar la mano no tienen más que ir boicoteando todas las alternativas de la primera ministra.

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