Kurz avisa a Merkel de que Austria no recibirá más refugiados afganos

El canciller austriaco se despide de la alemana con buenas palabras y sin ocultar sus diferencias

Quién ha ganado las elecciones de Alemania

Angela Merkel y Sebastian Kurz ayer en Berlín REUTERS

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Sebastian Kurz ha visitado dos veces Berlín en los últimos dos meses sin reunirse con la canciller Merkel. Problemas de agenda, ha restado importancia la oficina del portavoz del Gobierno alemán. Pero en esta última visita, antes de que las elecciones del 26 de septiembre marquen el final de la era Merkel, los dos jefes de gobierno derrocharon ayer simpatía y complicidad. Como regalo de despedida, Kurz obsequió a Merkel con un abono a perpetuidad para el Festival de Salzburgo , cita veraniega con la ópera a la que la canciller y su marido, Joachim Sauer, han procurado no faltar durante las últimas cuatro legislaturas. También dedicó elogiosas palabras a la «fructífera cooperación» entre los dos gobiernos. «Estamos perdiendo una jefa de gobierno que ha moldeado la Unión Europea como ningún otro», dijo, y mencionó la «increíble riqueza de experiencia» que Merkel «ha aportado a todos los debates». «No solo yo, sino todos los jefes de gobierno en el Consejo Europeo la extrañaremos mucho, gracias por todo Angela», terminó. Pero mientras Merkel sigue buscando sin descanso la forma de trasladar a Alemania afganos en peligro, Kurz no ocultó que Austria mira con recelo una nueva ola de refugiados .

A nivel de ministros y mientras tenía lugar esta despedida, Alemania y Austria rechazaban ayer enérgicamente las críticas del ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn , que había comparado la postura austriaca con las de Orbán, Salvini y Le Pen. «El señor Asselborn debería mirar un poco más de cerca los problemas que los grandes países tienen en la Unión Europea», dijo el ministro federal del Interior, Horst Seehofer, no estamos hablando de unos pocos cientos de personas». «Son declaraciones simplemente absurdas», dijo por su parte el ministro de Exteriores de Austria, Alexander Schallenberg, que recordó que el país alberga la cuarta comunidad más grande de afganos en el mundo per cápita y la segunda más grande dentro de la UE, «serían bienvenidas si Asselborn mostrara un nivel similar de solidaridad y humanidad».

Pasar de puntillas

Para eso, Luxemburgo tendría que acoger a seis veces más afganos que los que viven allí actualmente. Pero ni a Kurz ni a Merkel les interesaba ayer tirar de ese hilo. La canciller deseaba pasar de puntillas por un asunto que puede beneficiar electoralmente al partido Alternativa para Alemania (AfD) y prefería una foto de conjunto con el que acaba de ser reelegido líder de los conservadores austriacos por casi el 95 por ciento de los delegados de su partido, el ÖVP. La marcha de Merkel eleva a Kurz como un referente imprescindible de la derecha europea, un referente exitoso, joven y atractivo, aunque con un matiz significativamente diferente en materia de refugiados y bastante más ahorrador en lo que a dispendios europeos se refiere.

La CDU no dejó pasar la ocasión. El conservador austriaco fue galardonado a su paso por Berlín con la medalla Ludwig Erhard, en un evento en el que se reunió con el exlíder del grupo parlamentario Friedrich Merz, que actualmente lucha por un mandato directo para el Bundestag desde el distrito de Hochsauerland y representa el ala más liberal del partido. Kurz también aparecerá en campaña con el candidato a canciller, Armin Laschet, aunque no es la figura de la CDU con

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