El infierno de Guta: un nuevo Alepo en la guerra siria

Lo peor puede estar aún por llegar en esta localidad donde la población civil sufre los bombardeos y la artillería de las fuerzas de Al Assad, que se han cobrado ya más de 250 vidas y que han dejado una situación calificada de «catastrófica»

Un hombre lleva en brazos a un chico sobre los escombros de un edificio en Guta, en Siria Reuters
Mikel Ayestaran

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Como alertaron el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y el enviado de la ONU a Siria, Staffan de Mistura, Guta se ha convertido en un nuevo Alepo , la segunda ciudad de Siria que volvió a manos del Gobierno en diciembre pasado tras meses de cerco y combates. Desde el domingo, según el recuento de fuentes opositoras, ya han fallecido más de 250 personas a causa de unos bombardeos que, como recoge el diario sirio «Al Watan», no son más que una «fase previa» a la auténtica ofensiva en la que el Ejército sirio y sus fuerzas aliadas iniciarán la incursión terrestre al último bastión opositor que queda en el cinturón rural de Damasco.

El régimen sirio repite estrategia y también lo hacen los grupos armados de la oposición que desde 2012 controlan las ciudades y pueblos que forman Guta, entre ellos el brazo sirio de Al Qaida. Estos grupos se han hecho fuertes en estas poblaciones cercadas por el Ejército desde hace seis años en las que podrían quedar unos 400.000 civiles, según los datos de la ONU.

El impacto de la artillería y de la aviación en las zonas civiles es demoledor y se repiten las mismas imágenes que llegaban de los barrios orientales de Alepo, bajo el fuego de Siria y Rusia, o de la ciudad vieja de Mosul , durante los ataques de Estados Unidos contra el grupo yihadista Daesh.

En nombre de la guerra contra el terror, argumento que defienden los Gobiernos de Damasco y Moscú para justificar los bombardeos, no hay líneas rojas y en los últimos cuatro días seis hospitales de Guta han sido atacados, según Naciones Unidas.

Bombardeos «inaceptables»

El coordinador de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU para Siria, Panos Moumtzis, calificó de «inaceptables» los bombardeos sobre hospitales, entre ellos una maternidad.

En una entrevista telefónica concedida a la cadena BBC, el doctor Bassam, vinculado a uno de los centros médicos atacados, calificó la situación de «catastrófica» y lamentó el abandono por parte de la comunidad internacional, que como en Alepo no es capaz de obtener una pausa humanitaria que permita ayudar a los civiles.

«No tenemos nada, ni comida, ni medicina, ni refugio, ni nada», lamentó este médico que aseguró que el ritmo de explosiones en los momentos de mayor violencia «llega las 10 o 20 por minuto».

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