Un hombre del tiempo muestra el nombre de 58 letras de una localidad
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La (impronunciable) palabra del año en Austria

«Bundespräsidentenstichwahlwiederholungsverschiebung», el término seleccionado, tiene 51 letras y significa «aplazamiento de la repetición de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales»

CORRESPONSAL EN BERLÍN Actualizado: Guardar
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No todos los austríacos serán capaces de decir del tirón la recién elegida «Palabra del Año», título que anualmente se otorga en el país alpino a un término de nueva creación y utilizado con especial profusión durante el último año. La palabra en cuestión es «Bundespräsidentenstichwahlwiederholungsverschiebung» y tiene nada menos de 51 letras. Su significado es «aplazamiento de la repetición de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales» y ha nacido a raíz de la peculiar situación electoral en la que Austria ha vivido desde mayo a diciembre. Debido a irregularidades en el recuento de votos por correo de la segunda ronda de las votaciones para elegir presidente, hubo de celebrarse una repetición de los comicios que fue aplazado hasta final de año para que las autoridades electorales pudiesen garantizar la corrección en hasta el último detalle.

Este concepto, que en español explicamos a lo largo de un párrafo y sirviéndonos de cuantas preposiciones, comas y conjunciones nos parezca bien, en alemán se expresa en una sola palabra formada a base de pegar los distintos sustantivos necesarios uno detrás de otro. De ahí el palabro.

«Bundespräsidentenstichwahlwiederholungsverschiebung» obtuvo la mayoría de votos entre los 10.000 participantes de la encuesta anual que organiza la Unidad de Investigación del Alemán Austriaco en la Universidad de Graz, en colaboración con Austria Press Agency. «El significado y la extensión de la palabra son irónicos y simbólicos de los acontecimientos políticos de este año», ha explicado el jurado en un comunicado.

La palabra más larga incluida en el diccionario español es «Pneumonoultramicroscopicsilicovolcanoconiosis», término de 45 letras utilizado para referirse a la enfermedad pulmonar producida por la intoxicación de sílice (óxido de silicio) y que sirve también para recordarnos que no somos competencia de los alemanes en esto de aguantar la respiración mientras hablamos. A fecha de hoy, la palabra más larga en la lengua de Goethe es «Donaudampfschifffahrtselektrizitätenhauptbetriebswerkbauunterbeamtengesellschaft», 80 letritas, y se traduce como «sociedad de funcionarios subalternos de la construcción de la central eléctrica principal de la compañía de barcos de vapor del Danubio». Figura en el Libro Guinness de Récords como la palabra más larga del mundo.

Pero por muy largas que sean, forman parte solamente de una semántica más bien decorativa. Una ley no escrita del lenguaje establece, más o menos, que el uso de los vocablos es inversamente proporcional a su longitud. La prueba de ello es Austria, donde una de las palabras más utilizadas en 2016 ha sido Öxit, abreviatura semejante al Brexit con la que los austríacos se refieren a un posible escenario de salida de su país de la UE, mucho más cómoda a la hora de formular titulares o presentar noticias en televisión.

Que se lo pregunten, si no, a Liam Dutton, el presentador del tiempo de la televisión británica que un día de 2015 tuvo que pronunciar el nombre más largo de un pueblo de Europa, «Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch», que había registrado la temperatura más alta de la jornada en Reino Unido.

El vídeo de la información meteorológica, como no podía ser de otra forma, se hizo viral en pocas horas. El nombrecito del pueblo tiene 58 letras, casi tantas como habitantes, y significa «iglesia de Santa María en el hueco del avellano blanco cerca de un torbellino rápido y la iglesia de San Tisilio cerca de la gruta roja».

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