Hong Kong, el Berlín de la nueva Guerra Fría

En su pulso con Pekín, la revuelta por la democracia se abraza a Trump, pero teme ser usada como moneda de cambio

Aprovechando Acción de Gracias, miles de hongkoneses mostraron su gratitud a Trump por el Acta por la Democracia Pablo M. Díez
Pablo M. Díez

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Banderas con las barras y estrellas ondean bajo los rascacielos iluminados de Hong Kong al son del himno de Estados Unidos. Por si el presidente de China, Xi Jinping , no tenía bastante con la revuelta por la democracia que dura ya seis meses y la guerra comercial con Trump, los manifestantes hongkoneses se abrazan al «Tío Sam» en su pulso con Pekín. Y viceversa. Tras ser aprobada por el Senado, Trump firmó esta semana el Acta por los Derechos Humanos y la Democracia de Hong Kong, que revisará el trato comercial preferente que Washington otorga a la excolonia británica si considera que el régimen chino le quita sus libertades y autonomía, garantizadas por el principio de « un país, dos sistemas ».

Aunque dicha medida dañaría a esta capital financiera de Asia, por donde entra el 70 por ciento de la inversión extranjera que luego va a China continental, los manifestantes creen que servirá para presionar a Pekín. Aprovechando algo tan americano como el Día de Acción de Gracias , varios miles de personas salieron el jueves a las calles para mostrarle a Trump su gratitud. Con fotos retocadas del magnate como si fuera el boxeador Rocky Balboa , algunos acudían vestidos de vaqueros y otros de Capitán América. Toda una provocación a China, que acusa a la Casa Blanca de ser la « mano negra » que agita las protestas.

«Hong Kong es el nuevo Berlín en la lucha mundial entre las democracias y el autoritarismo», proclamaban en una pantalla algunos senadores que han impulsado el Acta. Un símil que el joven Joshua Wong , el activista más carismático de la ciudad, fue de los primeros en usar para referirse a la Guerra Fría del siglo XXI, en la que China ha sustituido a la Unión Soviética en su pugna con EE.UU. por la hegemonía mundial. «Hong Kong está en primera línea de la expansiva influencia autoritaria de China, que en los últimos años ha tomado el control de la economía, los medios y los sectores académicos. El modo en que se construyen sus redes locales a favor de Pekín se está exportando a todo el mundo », denuncia Wong a ABC. Alertando contra la ley de seguridad nacional que el régimen chino quiere imponer desde hace años en Hong Kong, que pondría en el punto de mira a los disidentes, apela a la comunidad internacional a que «se una a nosotros en nuestra causa por la democracia».

«Sigue por el camino equivocado»

Considerando a Joshua Wong poco menos que un traidor, Pekín se revuelve contra esta «injerencia extranjera en asuntos internos». Tras la firma del Acta por parte de Trump, el Ministerio de Exteriores amenazó a EE.UU. con «contramedidas» si «s igue por el camino equivocado ». La semana pasada, su titular, Wang Yi, ya advirtió de que las relaciones bilaterales estaban en un «punto crítico» porque «algunos políticos de EE.UU. están calumniando a China a unos niveles cercanos a la locura». Como se esperaba, el Acta ha desatado otra grave crisis diplomática cuando parecía que ambos países ultimaban un primer acuerdo para ir cerrando la guerra comercial que les enfrenta desde el año pasado.

Obviando sus demandas de sufragio universal para elegir al Gobierno local y a todo el Parlamento de Hong Kong, la propaganda china retrata las protestas como una revolución por la independencia, que no lo es, y denuncia su creciente violencia, que « no sería tolerada en ningún otro país ». Pero se cuida de no enviar al Ejército porque resucitaría los fantasmas de Tiananmen y arruinaría su auge internacional por su desarrollo económico, que ya plantea como alternativa de orden y estabilidad frente a unas caóticas democracias occidentales que parecen en declive. En un alarde de cinismo, un vídeo musical de la propaganda le canta un rap a la democracia. «He oído que nunca vas a parar con tu hipocresía. Llevas tantos años liando al mundo. Pero esto es China. No te metas en asuntos internos porque no eres Superman ni esto es una película», reza la letra acompañando las imágenes más violentas de las protestas de Hong Kong, que ya han dejado dos muertos, cientos de heridos y la ciudad en llamas.

«En Hong Kong hay un campo de batalla entre los frentes políticos de Occidente y Oriente», resume Avery Ng, presidente de la Liga de los Socialdemócratas. Aunque es consciente de que «EE.UU. presiona a China no solo por cuestiones humanitarias , sino también por la guerra comercial», advierte de que «Pekín está exportando la censura, su educación y sus valores, a los que el mundo tendrá que enfrentarse»

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