Un coche de la policía francesa explota tras haber sido prendido en llamas por manifestantes que protestaban contra el uso de violencia por parte de los antidisturbios en París AFP

Las fuerzas antidisturbios se suman a las protestas de Francia

Se unen a otras marchas y denuncian el «odio» y la falta de claridad en las órdenes

CORRESPONSAL EN PARÍS Actualizado: Guardar
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La huelga y manifestación de las Compagnies Républicaines de Sécurité (CRS, Compañías Republicanas de Seguridad), la élite de las fuerzas de seguridad del Estado, especializadas en antidisturbios, abrió ayer un nuevo frente de crisis para François Hollande, a quien se atribuyen frases de este tipo: «La calle es mía»... o «Siempre me quedarán los antidisturbios».

Por vez primera en muchos años, los sindicatos de las fuerzas de seguridad del Estado decidieron echarse a la calle, en París y varias capitales de provincias, para protestar al mismo tiempo contra el «odio» del que se consideran víctimas y de la «falta de claridad» de las órdenes que reciben para pacificar las manifestaciones de protesta contra la reforma laboral aprobada por decreto.

Varios miles de miembros de las CRS se manifestaron en la parisina plaza de la República, la misma en la que sigue acampando de manera irregular el movimiento «Nuit Debout» (Noche en Pie), una protesta alternativa contra el Gobierno y toda la clase política tradicional.

Horas antes de que comenzase la pacífica manifestación de los CRS, la prefectura de París había acordonado la plaza de la República, cerrando todas las estaciones de metro próximas «para evitar disturbios». La prevención policial no impidió que varios cientos de militantes de extrema izquierda montasen su propia manifestación de protesta contra la manifestación de los CRS.

A juicio de los sindicatos de las fuerzas de seguridad del Estado, Policía y Gendarmería son víctimas de un movimiento de rechazo callejero que ha tomado una dimensión violenta. Más de 350 CRS habrían sido heridos durante las manifestaciones de protesta contra la reforma laboral de Hollande. Los sindicatos hostiles a la reforma laboral avanzan quejas semejantes: de 300 a 500 personas habrían sido heridas durante las mismas manifestaciones.

Los sindicatos hostiles a la reforma laboral y los sindicatos de las fuerzas de seguridad del Estado coinciden en un punto: la falta de claridad en la política de seguridad agrava la incertidumbre al tiempo que atiza una escalada de la tensión.

Más convocatorias

Las fuerzas de seguridad del Estado, en general, y los portavoces de las CRS, en particular, reclaman más «determinación» en la doctrina policial ante las manifestaciones que terminan «degenerando». Los sindicatos hostiles a la reforma laboral, comenzando por la CGT, han distribuido decenas de miles de pasquines denunciando de manera muy agria el comportamiento de las CRS. Uno de esos pasquines dice: «La policía está para proteger a los ciudadanos, no está para golpearlos». La frase del sindicato CGT –el mayor de Francia– se ilustra con un escudo de CRS manchado de sangre.

Ese cartel ha provocado reacciones muy críticas por parte de la jerarquía policial, denunciando un «peligroso ataque de demagogia». Una demagogia sindical que cae como aceite hirviendo en un paisaje nacional en llamas. A lo largo de toda la jornada de ayer, la red nacional de ferrocarriles sufrió retrasos a repetición, víctima de un movimiento de huelga nacional. Por su parte, los camioneros provocaron crisis de abastecimiento en combustibles en muchos nudos de comunicación.

Los sindicatos y asociaciones estudiantiles hostiles a la reforma laboral impuesta con un decretazo han convocado para hoy una nueva jornada de manifestaciones.

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