Francia y Alemania acuerdan una propuesta de presupuesto común para la zona euro

«Los Estados miembros pueden recibir apoyo presupuestario de la eurozona si aplican políticas que operan de acuerdo con sus compromisos en virtud de la política económica europea y sus normas fiscales», acota

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Mientras el Brexit sume en el caos al Gobierno de Londres, el proceso de integración europea sigue su curso según lo previsto. Tras apoyar Merkel en Estrasburgo el proyecto de Ejército europeo de Macron y después de anunciar una propuesta conjunta de Francia y Alemania para el impuesto digital europeo en diciembre, el Gobierno alemán filtraba ayer a «Der Spiegel» el documento, también acordado con Francia, para dar a luz el presupuesto común europeo, un texto redactado a cuatro manos, por los ministros Scholz y Le Maire que presentarán el lunes ante el Eurogrupo. Con Merkel ya en retirada y cuando nadie esperaba que el asunto hiciese grandes progresos hasta después de las europeas de 2019, el claro mensaje lanzado a los británicos es que aquí seguimos «Business as usual».

El texto, de solo dos páginas, no contiene monto presupuestario, una cuestión que debe decidir una cumbre europea de jefes de gobierno, pero sí establece que formará parte del marco presupuestario de 2021 y que totalizará el 1,11% de la renta bruta nacional de los 27, de lo que se deduce que el presupuesto será, al menos en una primera fase, bastante menor que el que Macron venía exigiendo. El presupuesto se financiará, entre otras fuentes, con contribuciones de los estados miembros sobre la base de un acuerdo vinculante y el documento contiene sugerencias concretas sobre cómo decidir el uso del dinero: los estados deberán proponer programas con «directrices estratégicas» anuales y decidirá la Comisión. Solo los países que se atienen a las normas de la UE podrán recibir partidas. «Los Estados miembros pueden recibir apoyo presupuestario de la eurozona si aplican políticas que operan de acuerdo con sus compromisos en virtud de la política económica europea y sus normas fiscales», acota. El objetivo del proyecto es «apoyar las inversiones y reformas relevantes en los Estados miembros de la zona euro».

Actualmente, la UE maneja un presupuesto de unos 160.000 millones de euros, aproximadamente el 1% del PIB de la UE y el 2% del gasto público total. Por cada 100 euros ganados, los ciudadanos europeos pagan una media de 50 euros cada uno en impuestos y cotizaciones sociales, de los cuales un euro se destina a la financiación del presupuesto de la UE. La finalidad de este presupuesto es aplicar las prioridades políticas acordadas, traducidas en un marco financiero plurianual que contiene los diferentes programas y los techos de gasto máximos. Pero uno de los puntos que suele abordar un presupuesto público es la redistribución, es decir, traspasar recursos a los más necesitados, una opción política que será posible ahora con ese paso.

Eficiente y soberano

El presupuesto común europeo ofrece a los países miembros, por ejemplo, un esquema de protección de inversiones, para evitar la caída de la inversión pública en medio de una situación de recesión, y dota a la UE de un mecanismo «eficiente y soberano» para dar respuesta a futuras crisis y aumentar el esfuerzo conjunto en materia de innovación, una cuestión que se presenta como prioritaria en el contexto de digitalización acelerada de la economía global. «El presupuesto para la zona euro servirá para ayudar en las inversiones de la Unión Europea», explicaban anoche fuentes cercanas al Ministerio de Finanzas alemán. Será «paralelo» al marco plurianual de la UE y tendrá como meta la «convergencia entre países». Servirá por ejemplo «para ayudar a países que, como España, están haciendo reformas estructurales pero no tienen apenas margen de gasto debido a los límites del déficit, para ayudar en la fase de reformas y que no se produzca una pérdida de competitividad por falta de inversión», aclaraban las mismas fuentes. Además, «financiará inversiones en innovación y capital humano y el resultado será una convergencia de las economías».

Si bien la canciller Angela Merkel se ha negado siempre a la aprobación de cualquier avance hacia la mutualización de la deuda, los largamente deseados eurobonos, si había admitido, en la reunión que mantuvo con Macron el pasado mes de junio, que la creación de un presupuesto común europeo «debería entrar en funcionamiento en paralelo a un Fondo Monetario Europeo», que actuaría en paralelo al Fondo Monetario Internacional para garantizar la estabilidad de los países miembros, por lo que a este siguiente paso no debería quedarle mucho.

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