Cinco de los once candidatos al Elíseo, en televisión para el debate presidencial
Cinco de los once candidatos al Elíseo, en televisión para el debate presidencial - EFE

Francia debe elegir entre la sociedad abierta y el «búnker» populista

La elección presidencial enfrenta a los partidarios de una Francia abierta y solidaria con la UE y la OTAN, reformistas conservadores y centristas, y los partidarios del «búnker nacional», dispuestos a romper todas las alianzas histórica

Corresponsal en París Actualizado: Guardar
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La elección presidencial enfrenta a los partidarios de una Francia abierta y solidaria con la UE y la OTAN, reformistas conservadores y centristas, y los partidarios del «búnker nacional», dispuestos a romper todas las alianzas históricas, cuando el socialismo local vive un ocaso fratricida.

Durante tres largas horas, cinco de los once candidatos a la presidencia de la República, Marine Le Pen, extrema derecha, François Fillon, derecha, Emmanuel Macron, social reformista, Benoît Hamon, socialista, y Jean-Luc Mélenchon, extrema izquierda, debatieron a primera sangre política, la noche del lunes, sobre tres cuestiones capitales: «¿Qué tipo de sociedad para la Francia del siglo XXI? ¿Qué modelo económico para la Francia de mañana? ¿Qué puesto para Francia en la nueva sociedad internacional»?

Posiciones claras con rapidez

Marine Le Pen, extrema derecha, y Jean-Luc Mélenchon, extrema izquierda, defendieron con mucho brío el «búnker Francia»: ruptura con la UE y la OTAN, proteccionismo («solidario» o «patriótico»), mucho «gasto social» pagado con deuda. Le Pen y Mélenchon son hostiles a la mundialización liberal y proponen el «repliegue patriótico».

Partidarios de la sociedad abierta, François Fillon, conservador, y Emmanuel Macron, social reformista, defendieron proyectos paralelos, distintos pero no antagónicos, defendiendo el puesto de Francia en la UE y la Alianza Atlántica, prometiendo sanear la economía a distinto ritmo («con urgencia», para Fillon; «sin prisas», para Macron). Fillon y Macron defienden el puesto de Francia en la nueva sociedad abierta internacional.

Entre ambos bandos, el candidato socialista, Benoît Hamon, intentó defender una «tercera vía» pasablemente irrealista: «reformar» la UE, «negociar una mayoría europea de izquierdas».

Sentadas esas posiciones de principio, los candidatos discutieron del puesto cultural, político, institucional, económico y social de Francia en Europa y la nueva sociedad internacional, enfrentándose en terrenos sensibles.

En el terreno económico y social, Fillon y Macron coincidieron en una defensa sin tacha del liberalismo económico: «La mejor manera de crear poder adquisitivo es dar más libertad a las empresas» (Macron). «La mejor manera de crear riqueza es dar más libertad y responsabilidad, con menos impuestos, liberar a Francia de las cadenas burocráticas.» (Fillon).

En el lado opuesto, el «búnker» populista coincidió en lo esencial: «La mejor manera de aumentar el poder adquisitivo es el patriotismo económico, liberando a Francia de la tiranía europea» (Le Pen). «Yo propongo un proteccionismo solidario y ecológico» (Mélenchon).

Hamon, candidato socialista, consiguió la unanimidad contra su proyecto de «renta universal», desde el nacimiento, con un costo superior a los 200.000 millones de euros. Desde la óptica reformista o conservadora, se trata de puro delirio. Desde el «búnker» populista se trata de «puro irrealismo».

Enfrentados también en lo cultural

Ante el modelo cultural de la Francia del siglo XX, Fillon y Macron denuncian el integrísimo islámico con énfasis bastante semejante. Para el candidato conservador, los musulmanes de Francia deben ser los primeros en denunciar el «integrísimo totalitario». Para el candidato social reformista, el Estado debe renegociar el puesto del Islam en la Francia de mañana.

El «búnker» populista se divide en el terreno cultural. Mientras Le Pen reclama «expulsiones masivas», Melenchon defiende una sociedad «abierta» al «multiculturalismo».

El candidato socialista, por su parte, defiende un modelo de integración, laico, que prolonga una situación criticada desde todos los frentes.

En el terreno institucional y diplomático, el «búnker» populista está muy dividido. El candidato socialista es poco audible. Mientras que los reformistas conservadores o social reformistas abogan por reformas parciales, con un respeto absoluto hacia los compromisos de Estado en la UE y la Alianza Atlántica.

Desde la extrema izquierda, Mélenchon pide la convocatoria de una «asamblea constituyente» para fundar la la VI República. Proyecto que roza lo delirante. Le Pen, por el contrario, «solo» desea utilizar el recurso del referéndum nacional para precipitar el «Frexit», la salida de Francia de la UE.

Para Macron, por el contrario, es urgente reformar Francia, para conseguir que París «recobre su puesto en la escena europea». Para Fillon, es urgente consumar una gran «ruptura» económica para conseguir que Francia sea la primera potencia europea, dentro de una década.

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