La Fiscalía de Brasil denuncia al hijo mayor de Bolsonaro por corrupción

El senador Flavio siempre ha negado las acusaciones y sostiene que las sospechas en su contra son una tentativa de dañar la imagen del Gobierno de su padre

Flavio Bolsonaro, junto a su padre AFP

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El hijo mayor del presidente brasileño, el senador Flavio Bolsonaro , volvió de unos días en el paradisiaco archipiélago Fernando de Noroña, con nuevas cuentas con la justicia. La Fiscalía de Río de Janeiro presentó una denuncia contra él y otras 16 personas, entre ellas su esposa, Fernanda Antunes Figueira, y su jefe de gabinete, Miguel Ângelo Braga Grillo , por una supuesta trama de blanqueo de fondos, de la época en que se desempeñaba como diputado del legislativo de Río de Janeiro, entre 2007 y 2018.

Según la denuncia, revelada el miércoles, Flavio lideraba un presunto esquema de desvío de dinero público, en el que empleados «fantasma» le devolvían parte del sueldo que recibían como funcionarios de su gabinete en la Cámara Legislativa de Río de Janeiro. Los detalles de la acusación están bajo secreto judicial. La trama de desvío es llamada «rachadinha» en la prensa brasileña, una especie de rendija por la cual se escaparía el dinero a las cuentas del senador.

El hijo de Jair Bolsonaro viene negando las acusaciones que se suman en su contra. En su cuenta de Instagram, Flavio declaró que la acusación es «inviable porque está desprovista de cualquier indicio de prueba», y mostró confianza en que el tribunal no aceptará. «No pasa de una crónica macabra y mal engendrada», declaró en una nota su abogado, Rodrigo Roca.

Senador más votado en la última elección, Flávio está en la mira de varias investigaciones policiales y es el protagonista de varios reportajes en los que se le atribuye el liderazgo de una trama de corrupción que habría beneficiado el pago de las campañas incluso de su padre, que fue electo en 2018 con la promesa de moralizar la política brasileña.

La presión de las pruebas contra Flavio provocaron incluso la renuncia del exministro de Justicia, Sergio Moro , el juez que llevó a la prisión al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, por denuncias de corrupción. Moro dejó el cargo en abril quejándose de las presiones de Jair Bolsonaro para intervenir en la Policía Federal, como forma de proteger a su hijo y a su amigo el policía de reserva Fabricio Queiroz, exchofer de Flavio , que administraba los desvíos. Queiroz y su esposa, Márcia Oliveira de Aguiar, están presos desde junio como testaferros de la familia presidencial.

El documento de 300 páginas, nombra a Flávio como líder de la organización criminal, y a Queiroz, como operador del esquema de corrupción que funcionaba en el gabinete del senador.

Investigado desde 2013

Flávio Bolsonaro viene siendo investigado desde el 2013, cuando un informe del Consejo de Control de Actividades Financieras (COAF) identificó movimientos bancarios «inusuales» equivalentes a 1,2 millones de reales (unos 180.000 euros). Los fondos eran organizados y desviados por Queiroz, amigo íntimo de los Bolsonaro, desde 1985, que se encuentra preso como testaferro de la familia presidencial.

Flávio y Queiroz ya han sido acusados por delitos de malversación, blanqueo de capitales y organización delictiva en otras investigaciones. Queiroz fue detenido en la casa de campo del abogado de la familia Bolsonaro, Frederick Wassef, en Atibaia, São Paulo. Wasseff fue despedido de la defensa y abandonado por los Bolsonaro, tras esa prisión.

En la investigación revelada esta semana son también acusados Queiroz, su esposa, y sus hijas Nathalia y Evelyn Melo de Queiroz, que trabajaban como asesores en el gabinete de Flavio. Vecinos y amigos de Queiroz que le hacían transferencias de dineros sistemáticas, también constan en el proceso.

Los fondos fueron blanqueados en una operación de compra de inmuebles que la familia Bolsonaro conoce bien. Los tres hijos mayores del presidente y la madre de ellos, Rogeria, compraban casas por valores por debajo del precio del mercado y los revendían con lucros, por encima de su valor. Flávio también es dueño de una tienda de chocolate de la cadena de franquicia Kopenhagen, que según las investigaciones sería uno de los medios para lavar dinero, y por la que ha sido apodado de Willy Wonka.

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