RSF exige que se aclare el asesinato de Khashoggi con una protesta frente a la Embajada de Arabia Saudí

El periodista saudí fue asesinado hace un año en el consulado de Riad en Estambul, Turquía

Asistentes a la protesta convocada por Reporteros sin Fronteras y Amnistía Internacional en la puerta de la Embajada de Arabia Saudí en Madrid S.N.
Silvia Nieto

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El año pasado, el 2 de octubre de 2018, el periodista saudí Jamal Khashoggi , por entonces columnista de «The Washignton Post», se armó de valor y entró en el consulado de su país en Estambul, Turquía, donde esperaba obtener la documentación necesaria para casarse con su novia. No es una concesión literaria suponer que sentía miedo y estaba inquieto. Antes de entrar al edificio, había pedido a su prometida, Hatice Cengiz , que contactara con un hombre próximo al presidente turco, Racip Tayip Erdogan , si tardaba demasiado en salir. No volvió a pisar la calle. Quince de sus compatriotas le torturaron, mataron y luego descuartizaron su cadáver, como revelaron las grabaciones de los hechos , de una insólita dureza, filtradas por Ankara. El paradero de sus restos sigue siendo un misterio que quizá no se resuelva. No ocurre lo mismo con la motivación del crimen. Khashoggi resultaba incómodo para Riad y sobre todo para Mohamed bin Salman , el Príncipe heredero, que precipitó el exilio del periodista, antes cercano a la familia real saudí, a Estados Unidos, en 2017.

Recordando el trágico suceso, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), encargada de defender la labor de los periodistas en todo el mundo y del cuidado de los derechos humanos, ha convocado este miércoles por la mañana una protesta frente a la Embajada de Arabia Saudí en Madrid, que también ha contado con el respaldo de Amnistía Internacional . Los asistentes han portado pancartas y trozos de maniquí -brazos, piernas, rostros- para denunciar la crudeza del asesinato de Khashoggi. Su presidente, Alfonso Armada , ha recordado el caso, manifestando a los medios allí reunidos: «Khashoggi, un periodista moderadamente crítico con el régimen de Arabia Saudí, fue descuartizado, pero todavía no se conoce al autor del asesinato, aunque todo apunta a que fue el hombre fuerte de Riad, Mohamed bin Salman. Desde RSF pensamos que este tipo de crímenes son una muestra más de impunidad. Esta manifestación pretende terminar con ella».

«Incluso el Gobierno español -ha añadido el presidente de RSF-, que tiene en apariencia un discurso en defensa de los derechos humanos, sigue vendiendo armas a Arabia Saudí».

Falso aperturismo

La represión padecida por Khashoggi no es un hecho puntual, una mota de polvo en un historial sin mácula. En su página web, RSF detalla los otros treinta casos de periodistas , columnistas y blogueros que sufren penas de cárcel, multas o torturas por haber alzado la voz y desafiado el estado de cosas imperante en Arabia Saudí. Uno de los casos más conocido es el de Raif Badawi , un joven, condenado a doce años de cárcel, 1.000 latigazos y una multa escandalosa, al que el Parlamento Europeo ortogó el Premio Sájarov a la libertad de conciencia en 2015, sin que el galardón lograse abrir las puertas de su celda. Otro, el de Eman al Nafjan , castigada por defender los derechos de las mujeres en el Reino, donde su libertad padece las estrecheces que impone la «sharía» o ley islámica.

«Hay 30 periodistas encarcelados en Arabia Saudí. Bin Salman ha afirmado que pretende liberalizar el régimen, pero una demostración de que solo son palabras vacías es precisamente el caso de Khashoggi», ha explicado Armada. Precisamente, el Príncipe heredero, que quiso envolverse en un halo de aperturismo, sufrió un fuerte deterioro de su imagen después del suceso. Algunas de sus medidas, como el permiso para que las mujeres saudíes puedan viajar al extranjero sin permiso de un tutor, fueron relegadas a gesto cosmético. El pasado marzo, el diario británico «The Guardian» afirmaba de que el hombre fuerte de Riad estaba siendo apartado a un segundo plano por el Rey Sal man , que impidió que asistiera a reuniones diplomáticas de alto perfil.

No es la primera vez que RSF denuncia el maltrato que los periodistas padecen en Oriente Medio. Irán, Yemen, Palestina, Siria, Irak o Egipto persiguen a sus reporteros para acallar cualquier conato de disidencia. Arabia Saudí figura en ese desdichado grupo. En 2019, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa , Riad ocupaba el puesto 172. En la lista, encabezada por Noruega, figuran 180 países.

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