El presidente estadounidense, Donald J. Trump, su esposa, Melania Trump; el presidente polaco, Andrzej Duda, y su esposa, Agata Kornhauser-Duda, saludan al público durante su visita a la plaza Krasinski de Varsovia
El presidente estadounidense, Donald J. Trump, su esposa, Melania Trump; el presidente polaco, Andrzej Duda, y su esposa, Agata Kornhauser-Duda, saludan al público durante su visita a la plaza Krasinski de Varsovia - EFE

Estados Unidos ve en Polonia un modelo para Occidente

Donald Trump contrapuso el liderazgo del país católico al de la Alemania de Merkel

CORRESPONSAL EN BERLÍN Actualizado: Guardar
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Donald Trump fue recibido ayer en la plaza Krasinski de Varsovia por una entusiasta multitud, en un acto que recreaba el recibimiento de Berlín a Barack Obama en julio de 2008 y en el que el presidente estadounidense propuso a Polonia como faro de Occidente y máximo defensor de los valores europeos, en clara contraposición al liderazgo que propone Angela Merkel al frente de Alemania. «La cuestión fundamental de nuestro tiempo es si Occidente tiene la voluntad de sobrevivir» frente a las «amenazas de dentro y fuera», que operan «contra sus valores, cultura, fe y tradición», dijo, aclamado por miles y miles de polacos que agitaban en el aire banderas de ambos países y que gritaban acompasadamente el nombre y el apellido del presidente estadounidense, en una especie de invocación colectiva.

«Como nos recuerda la experiencia polaca», recurrió Trump a la lucha contra los nazis, «la defensa de Occidente descansa en último término no sólo en los medios, sino en la voluntad de prevalecer de su gente. La cuestión fundamental de nuestro tiempo es si Occidente tiene la voluntad de sobrevivir» arengó, insistiendo en el valor de Polonia como «un ejemplo para otros que buscan la libertad y desean reunir el coraje y la voluntad para defender la civilización occidental». Añadió que «nuestra propia lucha en defensa de Occidente no empieza en el campo de batalla», sino que «empieza en nuestras mentes, en nuestra voluntades y en nuestras almas». Y cuando, para terminar, aludió al «espíritu indomable polaco», el público era ya un clamor enfervorecido, aunque hay que decir que no completamente espontáneo.

El Gobierno de Varsovia se había asegurado previamente de evitar cualquier tipo de disidencia durante el discurso de Trump. El partido gobernante, el nacionalista y conservador Ley y Justicia, pagó el traslado en autobús de miles de militantes de todo el país, que llenaban la tribuna de invitados en la plaza símbolo de la independencia nacional polaca. Los representantes de la oposición que acudieron al acto invitados por la Embajada de EE.UU. fueron recibidos con abucheos y gritos de «¡Ladrones! ¡Ladrones!».

El presidente de Polonia, Duda, calificaba de «histórica» la visita y subrayaba que Trump «sabe de la importancia y el peso de Polonia, uno de los mayores países de Europa, y por eso viene a Varsovia». El ministro de Defensa polaco, Antoni Macierewicz, destacó por su parte el reconocimiento de Trump a los valores de la civilización cristiana y occidental, agradeciendo que mencionase «el vínculo de estadounidenses y europeos con Dios», unas palabras que «no habíamos escuchado desde hace décadas en la vida pública», dijo Macierewicz.

Gas barato

Antes de volar rumbo a Hamburgo, Trump tranquilizó al Gobierno polaco, reiterando su compromiso con los aliados de la OTAN ante una hipotética amenaza rusa, y les ofreció gas licuado barato procedente de EE.UU., como el primer cargamento llegado ya por mar, que permitirá a Polonia la independencia del gas ruso.

Con su paso previo por Polonia, había obtenido la cálida bienvenida que se le niega en Hamburgo, donde el resto de líderes del G-20 mantiene las distancias y donde decenas de miles de manifestantes de todo el mundo han acudido a protestar contra todo lo que Trump representa. También ha encajado con esta visita un calculado desaire, al asistir en Varsovia a la Cumbre de los Tres Mares, una iniciativa de Polonia y Croacia que reúne a doce países situados entre el Báltico, el Adriático y el Mar Negro.

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