Elecciones Reino Unido

Quién es quién en la batalla más decisiva para el futuro del Brexit

Según las encuestas, los «tories» han logrado fagocitar al Partido Brexit de Farage y mantienen una cómoda ventaja. Que Johnson no logre mayoría absoluta depende de la coordinación del votante europeísta para reducir las posibilidad de los candidatos conservadores

F.J. Calero

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Boris Johnson

Obsesionado con ser el centro de atención, la carrera de Boris Johnson, plagada de pocos principios y aún menos escrúpulos, ha sido la de un gran oportunista en busca de poder. Primero para hacerse notar en la aparente «aburrida» corresponsalía en Bruselas. Lo hizo reforzando los prejuicios sobre el proyecto europeo en los años en que la Dama de Hierro, Margaret Thatcher, había sembrado ya la semilla del euroescepticismo británico en el campo conservador. Luego con su salto a la política nacional después de su paso por la alcaldía Londres.

La campaña del Brexit lo encumbró pese a no tener muy clara su posición en un inicio. Tres años más tarde, los popes del Partido Conservador lo auparon al liderazgo aterrorizados por la influencia de Nigel Farage sobre los impacientes partidarios de la salida. Los «tories» se encomendaron al carisma de Boris Johnson -héroe del «Leave»- para acudir al rescate del partido, que se había desplomado de manera catastrófica en las elecciones europeas del pasado mayo. Entonces, Johnson verbalizó el camino hacia al precipicio con su estrategia de Brexit o muerte para fidelizar a los más brexiteros, una estrategia que presuponía un final electoral en el que poder acabar con el bloqueo en el Parlamento. Según las encuestas, los «tories» han logrado fagocitar al Partido Brexit de Farage, imprescindible para aprovecharse de la fragmentación del voto remainer y evitar otro Parlamento bloqueado que le abocaría a a pedir otra prórroga. Aunque la tendencia al alza de los laboristas de los últimos días amenaza la supermayoría deseada por Johnson.

Jeremy Corbyn

De la escuela laborista previa a la tercera vía de Tony Blair, al veterano Jeremy Corbyn nunca le ha apasionado la UE. Pacifista pero «amigo» de regímenes como el venezolano, Corbyn se presenta con un manifiesto laborista que prevé renacionalizar lo que se privatizó con Thatcher en adelante, además de los mayores aumentos de impuestos y gastos sociales en más de medio siglo en el caso de ganar las elecciones. En su plan de emular al primer ministro laborista de los sesenta y luego setenta, Harold Wilson, que ha rescatado la tercera temporada de la exitosa serie «The Crown», Corbyn también prevé darle a los británicos la posibilidad de una votación final sobre la permanencia en la UE. De joven, el líder de los laboristas votó en contra de la permanencia en las Comunidades Europeas en el referéndum de 1975.

En las elecciones del Brexit, más que la de hace dos años cuando había cierto consenso sobre la consumación del mandato del referéndum, Corbyn pretende repetir la jugada de la austeridad y los servicios básicos. Casi a la desesperada y acusado de nuevo de fomentar el antisemitismo entre sus filas, Corbyn dio a conocer una serie de documentos que presuntamente confirman que el servicio nacional de salud británico, el NHS, está incluido dentro de un posible acuerdo comercial con Estados Unidos. Esa filtración agitó una vez más la sospecha de una injerencia rusa en la política británica. Las encuestas sitúan a los laboristas como mínimo a siete puntos de distancia y Johnson no está repitiendo los graves errores de campaña que le costaron tan caro a su predecesora Theresa May. Pese a la distancia, el sistema electoral mayoritario impide sacar conclusiones demasiado aventuradas.

Jo Swinson

Si el lema tory es «Get Brexit done» (hagamos realidad el Brexit), el de los lib-dems liderados por Jo Swinson es «Stop Brexit». Junto al Partido Brexit de Farage, los liberal demócratas fueron los grandes triunfadores de las europeas como némesis “brexiteer”. Lejos quedaban, entonces, los años de dura travesía por el desierto después de la alianza con los tories bajo el liderazgo de Nick Clegg. Como socio pequeño de ese Gobierno pagaron la factura de la austeridad y en las europeas 2014 solo consiguieron un diputado. Aunque si hace poco más de un mes los naranjas empataban con los laboristas, la tendencia demoscópica los está alejando de las aspiraciones de dar el golpe el 12 de diciembre. Además, de todas las líderes nacionales, Swinson es la menos presidenciales según los sondeos.

Que Johnson no logre mayoría absoluta depende de la coordinación del votante europeísta para reducir las posibilidad de los candidatos conservadores.

El sistema electoral favorece a los dos grandes. Su posición sin ambages por anular el Brexit está penalizando a los liberales, que pretenden representar al ala moderada de los que votaron una vez por los laboristas y conservadores y capitalizar a los europeístas. Oficialmente las filas de Swinson, fuertes en las principales metrópolis, no se han coordinado con laboristas para impulsar al candidato «remainer» con más opciones frente a los Conservadores de Johnson, sí lo está haciendo con otras formaciones como los Verdes y los galeses de Plaid Cymru. Que Johnson no logre mayoría absoluta depende de la coordinación del votante europeísta para reducir las posibilidad de los candidatos conservadores.

Nigel Farage

Farage y su Partido Brexit se hicieron con 29 de los 73 escaños en disputa en las elecciones europeas del pasado mayo, por solo 4 de los conservadores. Desde la llegada de Johnson al poder y dado que el sistema electoral británico favorece a los dos grandes partidos, el éxito se ha esfumado una vez más hasta el punto de que solo concurren para restarle votos a Jeremy Corbyn en las zonas brexiteras de mayoría laborista. Farage renunció hace un mes a luchar por enésima ocasión por un escaño en el Parlamento de Westminster.

Nicola Sturgeon

En las elecciones del 12 de diciembre, el Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés) espera ganar la mayoría de los 59 distritos electorales escoceses en el Parlamento del Reino Unido; actualmente tiene 35. Y estar en la posición de presionar por la organización de un nuevo referéndum de independencia a partir de 2020 para seguir ligados a la UE en caso de Brexit. El 45% de los escoceses piensa que Escocia estaría mejor económicamente como un país independiente dentro de la UE que como parte de un Reino Unido posterior al Brexit; el 35% no está de acuerdo; y el 20% no sabe o no contesta.

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