Las elecciones presidenciales de Túnez ponen a prueba su joven democracia

Uno de los principales candidatos está en prisión, si bien no hay un claro favorito para los comicios de este domingo

Soldados tunecinos distribuyen urnas en los centros de votación para las elecciones de este domingo Efe

Manuel Trillo

Cuando Mohamed Bouazizi , un vendedor ambulante de fruta y verdura harto del acoso de los policías, se envolvió en llamas el 17 de diciembre de 2010 frente al Ayuntamiento de la localidad tunecina de Sidi Bouzid, no imaginaba que su gesto desencadenaría una ola de protestas que sacudió los cimientos del poder en diversos países del norte de África a lo largo de 2011. El joven Bouazizi murió en el hospital semanas después de prenderse fuego, pero su inmolación fue la chispa de lo que se conocería como Primavera árabe .

De aquella corriente de agitación solo el propio Túnez salió con una transición a la democracia, tras la renuncia del dictador Zine el Abidine Ben Ali y su huida a Arabia Saudí.

Este domingo el país pone a prueba la solidez de la nueva etapa política. Más de siete millones de tunecinos con derecho a voto están llamados a las urnas para elegir al sucesor del presidente Beji Caid Essebsi, fallecido por enfermedad el pasado julio. Su muerte repentina obligó a adelantar el calendario electoral en el país, ya que su mandato expiraba a finales de noviembre.

No hay un claro favorito para alzarse con la victoria, sin que ayude a anticipar un resultado la prohibición de publicar encuestas. No obstante, empresas extranjeras sí han publicado sondeos. Uno de ellos, de la compañía suiza Stratege Consulting, sitúa en cabeza al ministro de Defensa, Abdelkarim Zbidi , con un 13,1% de intención de voto.

Otro de los candidatos más relevantes es Nabil Karoui , un magnate de la televisión de estilo populista que se encuentra en prisión a raíz de la denuncia de corrupción por parte de una ONG local. El Tribunal de Casación tunecino rechazó este viernes un recurso contra su detención el pasado 23 de agosto al declararse incompetente para juzgar el caso, según informó el partido de Karoui, Qalb Tounes (Corazón de Túnez). En el citado estudio demoscópico, el empresario audiovisual figuraba en segundo lugar, a ocho décimas de Zbidi, pero también ha llegado a estar en primer lugar en otras encuestas.

Su privación de libertad le impidió participar en el debate entre candidatos electorales del pasado fin de semana, todo un hito en la joven democracia del país magrebí, ya que fue el primero que se celebraba en su historia. Esta semana la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea instó a las autoridades a poner en libertad al candidato, sin que su llamamiento haya dado frutos.Otros aspirantes a la jefatura del Estado son Moncef Marzouki, presidente del país hasta 2014; Abdel Fatah Mouro, presidente interino del Parlamento; el primer ministro, Yusef Chahed, y la abogada Abir Moussi, que representa a quienes todavía añoran la dictadura. A ellos se suma Kaies Said, un destacado jurista que podría dar la sorpresa, según apunta Efe.

En total se presentaron 26 candidaturas que cumplían los requisitos legales, si bien en las últimas horas se han retirado dos de ellos, que apoyarán a Abdelkarim Zbidi, con lo que la contienda se reduce a 24 aspirantes. No obstante, su nombre seguirá en las papeletas y se podrá votar por ellos, según la autoridad electoral.

Posible segunda vuelta

En caso de que ninguno de los que pugnan por la Presidencia obtenga la mayoría absoluta en esta reñida carrera electoral, se celebrará una segunda vuelta antes del próximo 13 de octubre, si bien aún no se ha fijado una fecha concreta. Además de las presidenciales, el próximo 6 de octubre se celebrarán elecciones legislativas, de manera que en las próximas semanas se definirá el futuro político de Túnez, que dependrá en buena medida de los 1,5 millones de nuevos votantes.

Las estrecheces económicas y un paro del 15% siguen afligiendo a los tunecinos en su día a día, mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en 2016 le concedió un crédito de 2.800 millones de dólares a cuatro años, presiona para que adopte medidas que reactiven el país, frenado por el elevado déficit fiscal y exterior y la inflación.

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