Túnez prohíbe el velo integral en instituciones públicas tras los últimos atentados

El primer ministro tunecino firma un decreto que impide llevar el niqab por «razones de seguridad»

Una mujer con el rostro cubierto con un velo camina por la ciudad vieja de Túnez Reuters

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Las mujeres de Túnez no podrán cubrirse del todo para entrar en edificios públicos y oficinas gubernamentales del país. Después de cinco años en estudio, el jefe de Gobierno, Youssef Chahed , aprobó un decreto para prohibir el uso del niqab –el velo que solo deja al descubierto los ojos– en las dependencias estatales alegando «motivos de seguridad».

Túnez se suma así a una lista de países como Francia, Bélgica, Holanda o Suiza, que también regulan este tipo de velo que cubre totalmente a las mujeres. La limitación del uso no se extiende, sin embargo, a las calles y espacios privados.

La decisión del primer ministro se produjo al término de una semana en la que la capital sufrió un doble atentado suicida reivindicado por el grupo yihadista Daesh y algunos medios informaron de que el cerebro de los ataques trató de esconderse tras un niqab, aunque la Policía no lo confirmó.

El fantasma de 2015

Dos personas perdieron la vida en las explosiones que se produjeron en pleno centro de la capital y el fantasma de 2015 volvió a recorrer las calles del país. Ese año Túnez sufrió el golpe del terror con ataques en la capital y contra hoteles en la playa de Susa, que dejaron decenas de muertos y hundieron el turismo. Estas acciones fueron reivindicadas por el brazo local de un Daesh que en esos días contaba con el califato autoproclamado en Siria e Irak.

El niqab es una prenda tradicional en el Golfo, pero no así en el norte de África y en Túnez ya estuvo prohibida durante las dos décadas de mandato de Zine El Abidine Ben Ali , derrocado en la Primavera árabe de 2011. «Apoyamos la libertad de vestimenta, pero ante la actual amenaza terrorista en Túnez y en toda la región, encontramos justificado que se tome esta decisión», declaró a AFP Jamel Msallem, representante de la Tunisian League for the Defence of Human Rights, que solicitó que la prohibición sea temporal.

Daesh ha logrado asestar un golpe letal al sector del turismo, que representa cerca del 7% del PIB de Túnez y genera casi 400.000 empleos directos e indirectos, pero que está en caída libre desde la Primavera árabe.

Las autoridades compaginan la transición política que vive el país desde hace ocho años con la guerra contra el terrorismo. La república norteafricana se ha erigido en cantera de yihadistas para las «guerras santas» en Siria, Irak y Libia y, según cifras de otoño de 2014, más de 3.000 tunecinos se desplazaron a combatir en esos frentes.

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