Gustavo Petro

El animal político que ha aupado a la izquierda al poder en Colombia desatando todo tipo de pasiones

El presidente electo es el único que ha recogido el descontento de la juventud y de la protesta social del 2021. Es quien ha fijado la agenda del debate presidencial lanzando propuestas arriesgadas

Colombia gira a la izquierda: el exguerrillero Gustavo Petro será el próximo presidente

Un cartel electoral de Gustavo Petro Reuters / Vídeo: ATLAS

Poly Martínez

Aunque a muchas personas no les guste y a otras les parezca poco, Gustavo Petro Urrego (1960) es una de las figuras políticas más relevantes de la Colombia del siglo XXI. Y, sí, una de las que más reacciones desatan con solo nombrarlo.

Economista, exguerrillero, exiliado, representante a la Cámara en 1991 y dos veces senador. Máster de Economía, con una especialización en Medio Ambiente y Desarrollo. Eterno líder de la oposición y ahora de la bancada al Congreso más numerosa en la historia de la izquierda nacional . Personero (representante) y Concejal de la ciudad e Zipaquirá; Alcalde de Bogotá (2012- 2015, con un año fuera del cargo por causa de una controvertida destitución), y el mismo que destapó en Colombia el caso Odebrecht. Lector, estudioso de los que citan autores; pausado al hablar y a veces eterno, aunque rápido al momento de arengar la plaza pública .

Sin embargo, Gustavo Petro es especialmente conocido por dos casos emblemáticos que marcaron un hito al hacer evidente el grado de podredumbre al que llegó el país : la denuncia de la parapolítica, por la cual 51 congresistas perdieron su investidura y pasaron a sentarse en los estrados judiciales para explicar sus vínculos con grupos y acciones paramilitares; y el de los «falsos positivos», como se conoce el asesinato de jóvenes a manos del ejército para cumplir las cuotas definidas y ganar algunos beneficios.

Petro ha dado más guerra por fuera de la guerrilla que la que dio en sus días de revolucionario . Entonces, desde la clandestinidad, con una bandera del M-19 desgastada y pegada en la pared, un Petro joven habla pausadamente con el periodista Daniel Coronell para explicarle que los objetivos de su lucha son «justicia social, paz para todos y verdadera democracia».

Después de agitar la plaza pública con un lenguaje desafiante y provocador, ha pasado a reunirse con los gremios empresariales, los banqueros y los presentantes de la clase dirigente

Esperar cuatro años le ha permitido pulir sus propuestas, graduar el efectismo de sus palabras, afianzar los gestos y el tono para criticar a quienes considera son los causantes de la crisis del país

En términos generales, nada ha cambiado; ha evolucionado. Y es por eso que a lo largo de esta segunda campaña presidencial ( la anterior la perdió en 2018 frente a Iván Duque ), pero en especial en estas últimas semanas, después de agitar la plaza pública con un lenguaje desafiante y provocador que convoca y seduce a miles de personas y espanta a miles más, ha pasado a reunirse con los gremios empresariales, los banqueros más poderosos del país, delegados internacionales y diplomáticos , y en general con los representantes de la clase dirigente, para explicarles su programa y, si bien no obtener sus votos, al menos darles algo de confianza.

Petro es un animal político que ha madurado. Esperar cuatro años para volver a pelear voto a voto la presidencia de Colombia le ha permitido pulir sus propuestas, graduar el efectismo de sus palabras según la audiencia, afianzar los gestos y el tono para criticar a quienes considera son los causantes de la crisis que vive el país. Y también es el único que ha recogido a su favor el descontento de la juventud y de la protesta social del año pasado; es quien ha fijado la agenda del debate presidencial lanzando propuestas arriesgadas, aunque más de una sea difícil de cumplir.

Cambio de modelo

Por eso promete que lo suyo será el cambio del modelo productivo, del régimen impositivo a los más ricos; cambio, manteniendo la independencia, en el Banco de la República, cambio en la Policía, para hacerla una institución bajo el mando civil ; cambio en la política hacia Venezuela, cambio en el sistema pensional, en el de salud, en el educativo; cambio en la política antidrogas; cambio para subsidiar la importación de insumos agropecuarios y compra de cosechas por parte del Estado, y más cambios.

Además de recursos, esto requiere una buena administración y un liderazgo mucho mejor que el de su gestión por distritos. Voluntarioso, con poca capacidad de escucha, inclusive a su propio equipo o a las entidades de control, su administración terminó con un apoyo del 35%, muchas fisuras y en descalabros jurídicos o económicos por cuenta del cambio en el modelo de recolección de basuras, por entregar a dedo un contrato para el mantenimiento de vías, por reducir las tarifas del transporte público y aumentar los costos de la sostenibilidad del mismo. A su favor, el gran impulso que le dio a la agenda social y de inclusión.

Hace cuatro años, en vísperas de la elección presidencial que perdió frente a Iván Duque en una entrevista Petro dijo: «Si logro desatar pasión en el mundo popular, seré presidente». Ese día ya ha llegado.

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