ENTREVISTA

David Henneberger: «Hay que tener cuidado y evitar que Putin abra brechas en la UE»

«Europa tiene que corregir los errores del pasado y apostar por las energías renovables», afirma el director de la Foundation Naumann For de Freedom en España

David Henneberger, en la sede madrileña de la FNF GUILLERMO NAVARRO

M. J. Álvarez

David Henneberger es el responsable de la Friedrich Naumann Foundation For Freedom (FNF) en Europa en su sede en Madrid. Dedicada a apoyar los derechos humanos, el estado de derecho y la democracia, en esta entrevista el director de la entidad alemana repasa las consecuencias económicas, políticas y socialesde la guerra en Ucrania.

¿Qué puede hacer Europa o países como Alemania, que ha basado su desarrollo en una energía barata, para hacer frente a la dependencia rusa?

—Corregir los errores del pasado y diversificar. A Alemania le afecta especialmente y este asunto no es una cuestión de derechas o de izquierdas. La anexión de Crimea fue el momento de tomar medidas pero no escucharon las voces que las reclamaban. Esa es ahora, inexorablemente, la tarea del Gobierno alemán y de toda Europa.

¿Qué se puede hacer?

—En el caso alemán, el país más subordinado a Moscú, cuenta con un 95% de reservas de gas natural al margen de las rusas. Hay otras fuentes como el gas líquido (se está construyendo la primera planta en Hamburgo), y contaremos con el proyecto hispano-francés. Además, impulsar la eficiencia energética, el ahorro y las energías renovables, las energías de la libertad: no dependen de terceros países.

Y, mientras, ¿volvemos a la energía nuclear? Alemania la desechó y ahora recula. ¿Cambiará de tercio?

—Negociar con EE.UU., con Medio Oriente o con Qatar es seguir dependiendo de terceros. La energía nuclear es una vía que en Alemania se va a seguir utilizando, previsiblemente, hasta 2024. No se van a construir más plantas, pero las tres que se iban a cerrar seguirán funcionando hasta entonces. Lo mismo sucede en Italia. Durante unos años hay que emplear la tecnología puente ante nuevas vías en las que el cambio climático es crucial.

Europa basa su defensa en el apoyo de EE.UU. y en el de la OTAN. ¿Es suficiente o habría que crear un organismo que diera cabida a países que no forman parte de la UE, pero son del entorno?

—Es difícil tener una política de Defensa en la UE sin una política exterior común.Es admirable la unidad que mantiene sobre Rusia, que sería la base de su política defensiva. Y es esencial fortalecer a la OTAN . Europa puede defenderse con armas convencionales y ahí Rusia flaquea. Si usa armas nucleares, esa protección la aportaría EE.UU. si está dispuesta a ello.

¿Piensa que la unidad de Occidente frente a Rusia podría resquebrajarse por la crisis?

—Sí, y nuestra tarea es tratar esto no suceda. Los paquetes de ayuda de hasta 200.000 euros que ofrece Alemania, por ejemplo, a empresas y ciudadanos para paliar el coste energético solo llegan a los países más fuertes y han sido muy criticados. No me gustan las subvenciones, pero ahora son necesarias. Por ello, en épocas de bonanza hay que ser fiscalmente responsable y ahorrar para que en tiempos de crisis y de guerra haya capacidad de maniobrar, incrementando el gasto público. La UE está unida en este asunto: hay que evitar esa desigualdad, además de ser ser solidarios con Ucrania. Sin embargo, ya se están produciendo manifestaciones en contra en Alemania, Hungría, Italia...

¿Hay riesgo de estallido social por la inflación y el alza de precios?

—No creo que haya graves protestas. Los próximos meses serán decisivos. La economía estaba en una fase de crecimiento tras el Covid y ahora vivimos un choque externo. Cuando acabe, creceremos más rápido que en anteriores crisis. La inflación es un problema muy grave, pero más aún es perder el trabajo. Y esto no sucederá por la baja natalidad y la presión del mercado laboral. Los sueldos deben crecer para que no haya gente con empleo en el umbral de la pobreza por los elevados alquileres. El alza de los tipos de interés en las hipotecas es un grave problema, sobre todo, en España, donde prima la propiedad privada.

¿Y los jóvenes, que sufren la tercera crisis y perciben que no se defienden sus intereses?

—El reto europeo es no perder a la juventud y, a este respecto, la diversificación de la economía y la educación son esenciales. Un mercado laboral más flexible ayudaría a fomentar el empleo, sin olvidar la 'mochila austríaca', que otorga protección ante la jubilación porque ni el sistema sanitario ni las pensiones serán sostenibles. Ningún partido afronta estos temas y deberían ser prioritarios porque muchos viven ya peor que sus padres. Por eso, se impone facilitarles el acceso a la vivienda y a cuidadores con precios asequibles para que puedan crear una familia.

A nivel político, ¿hay riesgo de que caigan en el extremismo o en el pasotismo?

—Los que sufren dificultades se alejarán con el peligro de ir hacia los extremismos. Sin embargo, los más jóvenes, la generación Z, no, porque está más involucrada en las cuestiones políticas y sociales que los 'boomers'. Lo cierto es que los partidos políticos no enfocan sus problemas y para ello tiene que haber un cambio cultural. No es justo endeudar a las generaciones futuras con el aumento de la deuda pública. Ahí entra la aritmética electoral: menos jóvenes, menos votos.

Putin basa su poderío en el uso de la fuerza y en el miedo. ¿Provocará el rechazo general de los nacionalismos y radicalismos?

—No estoy convencido de que la guerra provoque ese rechazo. Orban y Salvini ven al presidente ruso como el defensor de los valores que defienden. Hay que tener mucho cuidado y evitar que Putin abra brechas en la UE y preguntarnos: ¿ Por qué no le hemos parado ? Siempre tiene que haber una crisis para que se tomen medidas. Yhemos aprendido que hay que proteger las infraestructuras críticas y corregir los errores.

¿Cuáles son esas brechas?

—La guerra híbrida, los ataques cibernéticos, la amenaza nuclear, los conflictos de África, el fortalecimiento de los extremismos apoyando determinadas campañas electorales, la propanda, la desinformación, las fake-news, agravar la crisis de los refugiados, de las migraciones, la guerra de Siria... Debemos ser conscientes de ello. Putin lleva años actuando así, pero tenemos que tratar que no se agudicen sus ataques y desestabilizaciones.

¿Saldremos más fuertes y unidos o debilitados de este atolladero?

—Occidente ha mostrado y demuestra, una vez más, su fortaleza cuando es necesario, así como la defensa de sus valores: la diversidad y el pluralismo. Somos más fuertes de lo que creemos y debemos estar orgullosos. Vamos a ganar la batalla cultural y conceptual. Las sociedades libres vencerán.

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