El avión ruso derribado por el caza F-16 turco
El avión ruso derribado por el caza F-16 turco - REUTERS

Rescatan a uno de los pilotos rusos del avión derribado por Turquía

Su compañero, que saltó en paracaídas cuando el Su-24 fue alcanzado por un misil aire-aire, murió tiroteado desde tierra

Madrid Actualizado: Guardar
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El derribo de un cazabombardero ruso SU-24 por un caza F-16 turco amenaza con incrementar las dificultades para coordinar una acción conjunta de las potencias que intervienen en la guerra siria. La opacidad de este incidente no contribuye a atenuar este problema. Moscú ha dirigido su campaña de bombardeos contra todas las fuerzas rebeldes enfrentadas al presidente Bashar Al Assad. Una estrategia que ha podido resultar clave para el futuro de los pilotos del avión estrellado este martes, y también para otro que intentó rescatar a sus compañeros mediante un helicóptero.

El cazabombardero ruso tenía una tripulación de dos pilotos. Ambos se eyectaron del aparato tras el ataque del caza F-16 turco. Uno de ellos, según ha afirmado este miércoles por la mañana el embajador ruso en París, Alexandre Orlov, «fue rescatado por el Ejército Sirio y debe volver a la base aérea rusa».

La suerte del otro se desconoce con total certeza, aunque las últimas informaciones apuntan a que murió tiroteado desde tierra cuando descendía con su paracaídas. Ayer, fuentes gubernamentes turcas aseguraron que el piloto estaba «herido» y apresado por «una facción salvaje», aunque ese extremo no se ha podido demostrar.

El segundo piloto fallecido como consecuencia de este incidente no iba a bordo del SU-24, sino que era el tripulante de un helicóptero enviado en operación de rescate a la provincia siria de Latakia, situada al noroeste del país. Su objetivo era encontrar con vida a alguno de los militares rusos accidentados, pero su intento se vio frustrado por los disparos que los rebeldes sirios lanzaron desde tierra. El aterrizaje de emergencia que emprendió causó su muerte, según afirmó el Estado Mayor de Defensa ruso.

Los grupos que configura la oposición siria, una amalgama tan solo unida en su combate contra el presidente Bashar Al-Assad, ha dificultado aclarar lo sucedido. Antes de las declaraciones del embajador Orlov, las informaciones se contradecían. El Ejército Libre Sirio, una de las organizaciones rebeldes más moderadas, afirmaba que el piloto del SU-24 en paradero desconocido estaba en su poder. Una versión desmentida por los milicianos turcomanos, unidos por lazos étnicos y logísticos con Ankara, que sostienen que abatieron a los dos pilotos durante su descenso en paracaídas tras eyectarse del aparato. La reacción de estas facciones rebeldes viene motivada por la política militar puesta en marcha por Rusia en el territorio. Moscú bombardea a todos estos grupos con el objetivo de perpetuar a Al-Assad en el cargo y sin limitarse a debilitar a los terroristas de Estado Islámico.

Aunque Turquía y Rusia tampoco logran ponerse de acuerdo. Ankara afirma que sus F-16 derribaron al cazabombardero SU-24 porque cruzó el espacio aéreo turco. El presidente ruso Vladimir Putin lo desmintió y calificó el incidente de «puñalada por la espalda» afectuada por «cómplices» de los terroristas. Jens Stoltenberg, el secretario general de la OTAN —alianza militar de la que Turquía forma parte y Rusia no— pidió calma y evitar tensiones. «Esta situación requiere que permanezcamos todos prudentes y que todos contribuyamos a rebajar la situación», indicó.

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