La conferencia de donantes para Siria recauda más de 10.000 millones de dólares

El encuentro, en el que participan más de 70 países, ha sido organizada conjuntamente por las Naciones Unidas, el Reino Unido, Alemania, Kuwait y Noruega.

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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El año pasado, la conferencia de donantes para la catástrofe humanitaria siria, celebrada en Kuwait, constituyó un bochornoso fracaso. La ONU solicitaba 8.400 millones de dólares y solo se recaudaron 3.800. Este jueves en la reunión de Londres, con treinta gobernantes y otras tantas onegés y agencias de cooperación, se notó por fin la conmoción mundial que ha supuesto el éxodo de los refugiados, el mayor desde la Segunda Guerra Mundial, y las imágenes de su drama. En un solo día, la cumbre recaudó 10.000 millones de dólares para ayudar a los sirios que lo han perdido todo y malviven sobre todo en Turquía, Jordania y Líbano. «Ha sido un gran éxito. Jamás se había recaudado tanto en un solo día y para una sola causa», resumió satisfecho el secretario general de la ONU, el normalmente circunspecto Ban Ki-moon.

La conferencia de donantes arrancaba con un pésimo prolegómeno. El jueves se suspendieron en Ginebra las conversaciones de paz entre el Gobierno del dictador Assad y su oposición, que también comparte crímenes contra la humanidad en los campos de batalla. La cita suiza es el primer intento en dos años de sentarse a alcanzar un acuerdo. La ruptura se debió al contraataque del régimen en Alepo, antaño la gran ciudad comercial del país y hoy la estampa doliente del horror, donde todavía permanecen 300.000 vecinos que solo piensan en escapar como sea. Merced al controvertido apoyo de Rusia, que ha intervenido con el pretexto de actuar contra Daesh, pero que en realidad trabaja para apuntalar a Assad, el brutal régimen está recuperando posiciones. Cierto que enfrente tampoco hay nada mucho mejor: una supuesta oposición “moderada” de credenciales discutibles y luego ya la abierta barbarie de Estado Islámico y el frente al-Nusra.

Los que pronto serán cinco años de guerra civil ha provocado 250.000 muertos y once millones de desplazados, 4,6 millones de ellos refugiados en países vecinos. Líbano acoge a un millón de sirios, Jordania a 635.000 y Turquía soporta el grueso, con unos tres millones. Ahmet Davutoglu, el primer ministro turco, no ocultaba ayer su desesperación en la reunión del Centro Isabel II, frente al Parlamento de Westminster: «Entre 60.000 y 70.000 personas de los campamentos de norte de Alepo están desplazándose ahora mismo hacia Turquía. Mi mente no está en Londres, está allá, en nuestras fronteras. ¿Cómo vamos a reubicar a esas personas?».

No menos angustiado se mostraba el Rey Abdulá de Jordania: «Mirando a los ojos a mi pueblo y viendo sus dificultades, tengo que decir que hemos llegado ya a nuestro límite».

Cameron, el anfitrión, dobló la apuesta británica por Siria, en un intento fructífero de animar a los otros países. «El momento de ayudar es ahora», enfatizó, y anunció que el Reino Unido aportará otros 1.700 millones de euros más hasta el 2020 para ayudar a los sirios desplazados, con lo que su montante total asciende a 3.250 millones de euros.

Xenofobia en la UE

Las potencias europeas se han dado cuenta de que la única manera de parar el éxodo que desborda sus servicios asistenciales y comienza a suscitar brotes de xenofobia en el corazón de la UE es que los sirios encuentren una alternativa cerca de su tierra, sin necesidad de afrontar lo que Cameron resume como «un viaje muy peligroso y muchas veces mortal». Angela Merkel, que viajó a Londres, comprometió 2.300 millones de euros en ayuda hasta 2018. Francia anuncia mil millones de dólares. La UE prometió 3.000 millones de euros este año y mantener ese nivel de solidaridad hasta 2017 «e incluso más allá».

España, tal vez en otro ejemplo de lo que conlleva la provisionalidad en el Gobierno, estuvo representada por el secretario de Estado de Cooperación Internacional, Jesús Gracia, que explicó que el Estado aportará este año nueve millones de euros en ayuda humanitaria a través de Unicef, Acnur y Cruz Roja. El año pasado el mayor donante mundial para la causa siria fue Estados Unidos, seguido por el Reino Unido. El tercero fue Kuwait, y después la Comisión Europa y Alemania. España está en la parte baja de la tabla. Rusia destaca sobremanera por su falta de solidaridad, amén de que no ha aceptado acoger a contingentes notables de refugiados.

La ayuda busca ofrecer a las víctimas de la mayor catástrofe humanitaria que vive hoy el planeta comida, asistencia y cobijo. Se crearán hospitales y escuelas y se intentará que el próximo año 1,4 millones de niños desplazados puedan ser escolarizados, causa que defendió en la reunión Malala, la adolescente pakistaní refugiada en el Reino Unido que ganó el Premio Nobel de la Paz. «Corremos el riesgo de perder a toda una generación de niños», advirtió. Fue uno de los asistentes más fotografiados, junto a Rania de Jordania y la jequesa de Catar, Sheikha Mozah, fiel a su turbante distintivo.

Líbano, Turquía y Jordania recibirán créditos multimillonarios para tratar de crear un millón de puestos de trabajo en la región. Los países que más sufren el éxodo pidieron también más apertura del mercado europeo para poder dinamizar sus economías.

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