¿Ciudades solo para judíos?: «Eso es volver atrás y lo que nos hicieron a nosotros»

Entrevista a Meirav Kampeas-Riess, nieta de una superviviente del Holocausto

F.J. Calero

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De bolsillo, tapa dura y negra, con una llave con forma de corazón y un título, «El pequeño libro de los grandes valores» (Alienta Editorial), a primera vista este libro podría ser el típico de autoayuda que inunda tantas estanterías de hipermercados y gasolineras de España. Pero pasadas unas páginas, el lector encuentra el testimonio de una anciana judía, Edith Roth, que a sus 17 años -ahora tiene 95- sobrevivió al campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau . Relatado por su nieta Meirav Kampeas-Riess (Israel, 1977), que con una profunda sensibilidad busca transmitir los valores positivos de la tragedia de su familia, esta profesora de hebreo, que lleva cerca de 17 años viviendo en Madrid, plasma la historia que le ha contado su abuela, que hasta hace una década se había mostrado reacia a contar los años de avance del nazismo y antisemitismo en su ciudad natal -la actual Vinogradov (Ucrania)- y el día a día en el campo de concentración, donde sus padres murieron en la cámara de gas.

«Llegó mi turno, (el doctor Josef) Menguele me miró, miró mi cuerpo desnudo, caminó dando vueltas a mi alrededor y… su dedo ordenó ponerme en la fila de la derecha. Sentí que me abandonaban las fuerzas. ¡Estaba en la fila de la muerte!», narra Kampeas. Felizmente la joven Edith se armó de valor y corrió a cambiarse de fila. «Erguí la cabeza, estiré el cuerpo tanto como pude, apreté los puños y súbitamente sentí que desde algún lugar me llegaban fuerzas y mis piernas me transportaban a toda velocidad a la otra fila. Sin saber muy bien cómo, me encontré de pie junto a Iranka (prima de Edith) en la fila de la vida, y unos minutos después ya estábamos vestidas y dirigiéndonos de vuelta al barracón», describe.

El libro presenta un formato típico de autoayuda. ¿Cree que puede restarle crudeza a la historia de su abuela?

Quería que no fuera el típico testimonio de una persona que sufrió el Holocausto, que ya hay muchos. Quería darle un poco de luz, ser positiva, porque hay muchas cosas bonitas en el mundo que no reciben atención. Tenemos que aprender de lo que pasó y salir adelante. Convertir la mierda aquella en abono sobre el que llegar a unos valores, las raíces de cada ser humano y conectarnos con los valores que tenemos, aunque vengamos de familias distintas. El eje de los valores es lo que nos forma como personas. Está bien lo que apuntas sobre el conflicto con el libro. Por un lado, ver cómo es físicamente- lo que hacemos con las personas-, pero que cuando lo abrimos de repente descubrimos de dónde viene, cómo era su casa, sus padres, su infancia...

¿Se ha inspirado en la narración del libro «El niño con el pijama de rayas»?

Crecí siempre con las historias de mi abuela y toda mi familia. Soy de Israel y la supervivencia del Holocausto la tenemos muy presente. Leemos muchos libros, vemos muchas películas, reportajes… Israel es un país de gente procedente de todo el mundo. A lo mejor en mi ADN lo tengo muy metido y al escribir sale lo que soy yo, pero no es porque leyera antes «El niño del pijama de rayas»…

¿Por qué su abuela decidió después de tantos años contar su historia del Holocausto?

En 2007 convencimos a mi abuela para que participara en un proyecto en Israel sobre el testimonio de los supervivientes. Un equipo de este proyecto llegó a la casa de mi abuela, estuvo tres o cuatro horas y era la primera vez que se sentaba en el salón y lo contaba tal cual hasta el final. También entrevisté a Asher, que es su hermano y que tiene una memoria fenomenal. Él me dio el punto de vista de los dos hermanos que estaban en Budapest. Encontré en el armario de mi abuela muchísimas fotos, las cartas que están citadas en el libro. Durante años, Moshé (su otro hermano), que ya falleció, recolectó todas las cartas y las tradujo del húngaro.

¿Cree que sus bisabuelos debieron haber dejado a Edith con sus hermanos?

Como estaba muy conectada a sus padres, para ella volver a casa era el momento deseado, quería estar con ellos pasara lo que pasara. Después de que maten a toda tu familia es muy raro pensar en otra cosa. A mí solo me saldría querer estar con mis padres.

Usted ha crecido en un Kibbutz. Parece como si en Israel cada vez quedara menos de aquella utopía socialista de las comunas agrícolas en su fundación.

En los años 1945-46, toda la zona estaba desierta, llegaron los kibbutzim donde estaba completamente desierto. No tenían ni tecnología ni casa. Al ver lo que ha llegado a evolucionar en 70 años es impresionante si se compara con lo que han cambiado otros países en ese tiempo. Ahora bien, estamos perdiendo muchos valores, no solo en Israel, es universal. Tanto en Israel como en EE.UU. o España, la evolución de la tecnología ha sido paralela, todos vamos por la misma senda. Debemos seguir con la tecnología, da muchas cosas maravillosas al mundo, conectar con cualquier punto del mundo, podemos llegar a grandes cosas sin vernos. Lo que falta es el punto de conectarnos con las personas, dejar el móvil y la tecnología aparte y sentarnos a negociar si hay algún problema. Esto es lo que creo que se está perdiendo.

¿Entiende que muchos judíos sean contrarios al sionismo?

Yo soy judía, nací en Israel, vivo en Madrid desde hace 16 años, y te digo que me ha ayudado mucho salir de mi país para ver cómo funciona todo desde otro punto de vista, más lejos físicamente. Te digo que no necesariamente. Como el mundo es tan abierto, te da igual, es super importante que cada uno tenga su punto de referencia, allí está mi familia y mi país, pero tú eliges dónde vivir. Siempre vas a tener ese imán cuando veas la bandera o escuches a la gente hablando español. Es importante ser abierto, con un pensamiento crítico y poder ser flexible en tu manera de pensar, sobre todo la gente, debemos respetar a cada persona sea de donde sea, sin prejuicios, da igual si tienes la piel más oscura o menos oscura. Hay mucha ignorancia de mucha gente que no conoce la historia sobre Israel y el pueblo judío. Me entristece hablar con ellos porque no tienen la mente abierta.

El Parlamento israelí ha debatido la creación de ciudades segregadas solo para judíos aunque el presidente, Reuven Rivlin, se ha posicionado en contra (tras esta entrevista se la cámara aprobó una ley que define Israel -oficialmente- como «Estado Nación del pueblo Judío»). ¿El Israel actual va camino de una suerte de ser un apartheid tal y como plantean algunas organizaciones como Amnistía Internacional?

Como en todos los países, Israel tiene extremos: derecha, izquierda, y más y menos religiosos. Respeto mucho a Rivlin , que ha visitado recientemente España, porque tiene la mente abierta, conecto mucho con él en este punto porque no podemos en ningún momento decir que tú no puedes vivir aquí porque esto es solo para judíos. Eso es volver atrás y lo que nos hicieron a nosotros, ¿vamos a hacerle esto a los demás? ¿Qué ha cambiado entonces? Su opinión (Rivlin) sale bastante a la luz y es muy respetado. Soy apolítica total porque no conecto con la política, conecto más con las personas.

He decidido donar todos los beneficios a Mensajeros de la Paz, y me han preguntado muchas veces que por qué esta organización si no tiene ningún vínculo con Israel. Cuando lo importante es: ¿adónde mandamos o qué hacemos con el dinero? Mensajeros de la Paz hace cosas maravillosas en el mundo: en Siria, Gaza, España o en África. Esto es lo importante. No puedo ser profesora y no dar ejemplo.

¿Cree que sobrevivir a Auschwitz le hace completamente sensible a todos los sufrimientos? ¿Los supervivientes del Holocausto y sus hijos han sido capaces de ponerse en el lugar del dolor de los palestinos?

Hay gente que no lo ha superado nunca y ha quedado muy mal. Mi abuela siempre ha sufrido: ha tenido momentos de llorar, recuerdos que no le dejaban dormir por la noche... pero a pesar de todo siempre ha tratado de respetar a todas las personas. Recuerdo estar sentada con mi abuela en el salón viendo las noticias por la tele y lo que salió de su boca al ver todo lo horrible del mundo es «por qué pasan tantas cosas malas». La conexión con una tragedia es muy individual. Sale un anuncio de un bebé que no tiene para comer en Siria y tú puedes comer pese a estar viendo la noticia.

¿La obsesión por la seguridad y la militarización hace de Israel un Estado del miedo?

No conozco a casi ningún israelí que viva con miedo. En Israel pasamos momentos muy difíciles en diferentes épocas y no caminamos con miedo. Si acaso los niños que crecen en Israel y que viven en la zona donde salen los misiles de Gaza cuando de repente escuchan la sirena. Imagina que tienes 15 segundos para encontrar un refugio. Ahí sí conecto contigo, pero no hay miedo generalizado en Israel, depende de la época y donde vivas. Yo llegué a vivir momentos de miedo. Viví muchos años en Haifa, una ciudad muy bonita donde los árabes y judíos vivimos en paz completa, pero una mañana explotó un autobús infantil porque subió un terrorista y se hizo estallar. Entonces, sí tenía miedo: dudaba si montarme o no en un bus. Tuve muchos momentos en los que me tuve que bajar de un tren porque vi a alguien que podía ser sospechoso por llevar un bolso.

¿Teme que Gaza colapse por su crisis humanitaria?

Veo la situación entre lo que pasa en Gaza, que lo gobierna Hamas, que son terroristas, desde hace muchos años y que le hacen la vida imposible a los civiles. No tienen para comer. El Gobierno utiliza el dinero que les mandan para construir túneles y comprar misiles en lugar de construir hospitales o reforzar el Estado. Me da mucha rabia esta situación, y el punto de vista que nunca sale en la prensa y es que Israel es uno de los países más humanitarios que existen: Israel da agua y luz a Gaza. En una de las zona más conflictivas que existen Israel da ayuda humanitaria a los refugiados sirios.

Pero rechazan su acogida.

Hay muchos sirios que entran en Israel y que necesitan ayuda en los hospitales. Muchos niños y familias están en Israel, pero todo eso no sale en la prensa. Esto sí que me genera tristeza y enfado.

¿Entiende las críticas de la comunidad internacional a los asentamientos en Cisjordania?

Puedo entender a lo mejor porque no viven ahí y no conocen la situación. Me gustaría saber si en España genera algún conflicto si llegan inmigrantes o refugiados y no los dejan entrar.

El Tribunal Supremo de España ha condenado al Estado por no cubrir la cuota de refugiados de la UE.

¿No lo ves como igual? O en EE.UU. con el muro. Siempre se pone a Israel en el foco de lo malo, ¿pero lo miramos desde un punto universal para comparar? No… ¿para qué? Somos la mierda de todo y no tiene el enfoque que queremos darle. Tenemos que ser mucho menos críticos y mucho más humanitarios. Si llegamos a este punto tendremos menos conflictos.

¿Y cómo se puede dar un enfoque más humanitario?

Conectando con la gente. También tengo amigos árabes. No son palestinos porque no viven en esa zona, pero son árabes porque viven en distintos sitios en Israel que quieren y desean la paz y que hablan entre ellos y hacen cosas maravillosas. Hay proyectos maravillosos en común entre palestinos e israelíes porque creen que pueden hacer algo mejor por este mundo cuando se conectan las personas, pero todavía no tiene mucha fuerza, hay más fuerza en el mal, en el Hamás o en el otro lado. Las buenas cosas que hay todavía no tienen fuerza para conectar y para levantarlo.

En los últimos años hemos visto en Europa el aumento del antisemitismo de distinto origen: de la extrema izquierda, la extrema derecha, el islamismo más radical.

Me preocupa muchísimo (el antisemitismo). Pese a las tragedias el ser humano no aprende de lo que pasó para mejorar el mundo. Parece que últimamente vamos un poco hacia atrás como cuando vemos lo que pasa en Francia. ¿Qué pasa? Qué necesidad tiene una persona de marcar un pueblo o un grupo de personas que lo único que les conecta es la raíz judía, qué razón hay para machacarlos constantemente. Tienes tantos problemas que no puedes enfocarlos que tienes que ir a por los que tienen una kipá paseando por la calle tranquilamente y de repente te da la gana de darle un puñetazo o matarlo. Cuando salgo a la calle y veo a alguien con un burka no me da el impulso de ir a darle un golpe. No hemos aprendido nada de lo que pasó hace 70 y volverá a ocurrir, no tiene por que ser a los judíos puede ser a cualquier minoría. Para el pueblo judío y en general, me preocupa lo que puede suceder en el mundo entero. Pueden ser los judíos, pero si cambian la religión de mi abuela y su nombre Edith y puede pasar igual. Mi misión es que cuando la gente lea este libro que ponga el nombre de su abuela y se dé cuenta de que esto puede ocurrir de nuevo si no se utiliza esta llave, que es la educación y los valores.

En el libro hay partes donde se da cuenta de la deshumanización de los judíos. Ahora vemos la deshumanización que hace Trump de los inmigrantes o incluso los textos de hace años del presidente de la Generalitat, Quim Torra, hablando de bestias refiriéndose a los españoles.

Es muy peligroso. Los políticos usan su poder, su forma de pensar y sus palabras para hacer el mal. Y si es un buen político tiene mucha más fuerza. Es lo que pasó con Hitler, que con las palabras dominó al pueblo alemán, un pueblo inteligente. Anuló los sentimientos de estos seres humanos para llevarlos a matar.

Teniendo en cuenta la banalidad del mal de la que habló Hannah Arendt y con lo que le ha contado su abuela, para usted, ¿los soldados húngaros que se mencionan en el libro u otros burócratas solo cumplían órdenes y eran disciplinados con sus superiores sin reflexionar sobre los hechos?

Cualquier ser humano sabe lo que está bien y lo que está mal. Es muy básico más allá de que tengas un uniforme. Entre estos soldados húngaros, hubo muchos que se negaron a hacer lo que les ordenaban. Hoy en día, está la tercera generación en Alemania, que muchos son los nietos y bisnietos de quienes estuvieron en la SS. Tienen que vivir con esa mochila: que su abuelo estuvo en las SS y mató a muchos judíos. Cuando estuve haciendo el servicio militar si me hubieran mandado algo en contra me habría negado aunque me hubiera supuesto cárcel.

¿Su abuela ha vuelto a ir a la zona donde creció?

Mi abuela no llegó nunca a ir a Alemania ni a Polonia, por supuesto que no fue a Auschwitz, fue a Italia, Madrid, por ejemplo, le encantaba viajar por el mundo.

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