Carmen de Carlos - EN EJE

La chispa andina

Las llamas de la discordia y la violencia reciben el soplo desde Europa, en forma de atizador, del expresidente y prófugo Rafael Correa

El expresidente de Ecuador, Rafael Correa EFE

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El bloque de los herederos de Alberto Fujimori y de Alan García, se retorció en sus asientos al escuchar a Martín Vizcarra disolver el Parlamento y convocar elecciones legislativas para enero. Expertos en encontrar una rendija en una cámara blindada, este matrimonio político –o cama redonda- de conveniencia, intentó resolver el problema con una solución imaginativa: anular los actos del Ejecutivo con la destitución del presidente de Perú y ceder su puesto a la vicepresidenta Mercedes Aráoz. La estratagema, en otras épocas, podría haber funcionado pero el Perú de hoy tiene memoria además de valentía suficiente para tirar de la manta de la corrupción aunque deje desnudos –o sin la lana de Odebrech- a todos los presidentes vivos de este siglo.

«Meche», como se conoce familiarmente a la vicepresidenta, reaccionó a tiempo pese al error inicial de aceptar su designación. De este modo, –y con el respaldo de las FF. AA. y la sociedad civil– la medida de Vizcarra, sorprendente pero ajustada a la Constitución, quedó firme. El objetivo del presidente, entre otros, es impedir el asalto al Tribunal Constitucional del bloque de Keiko Fujimori, la «lideresa« entre rejas, y del Apra de Alan García, cuyo suicidio impidió que terminara sus días en la cárcel.

Pese a los miedos naturales a que estallara un polvorín en Lima, éste no se produjo. Donde sí prendió la chispa de los disturbios –y el fuego no se termina de sofocar– fue en Ecuador. La suspensión de subvenciones a los combustibles desató un incendio con especial virulencia entre los indígenas que secuestraron a medio centenar de militares.

Las llamas de la discordia y la violencia reciben el soplo desde Europa, en forma de atizador, del expresidente y prófugo Rafael Correa. Pero su sucesor en la Presidencia y actual enemigo, Lenin Moreno, lejos de amedrentarse, confirmó la decisión y mantiene el estado de excepción. Este conflicto se recalentará esta semana con movilizaciones por las reformas laborales que los sindicatos rechazan. Los próximos días serán claves para demostrar quién manda y qué futuro tiene Ecuador.

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