Biden presiona a los republicanos ante las últimas matanzas: «Es el momento de actuar»

El presidente de EE.UU. exige el veto a los rifles de asalto y un endurecimiento del acceso legal a las armas.

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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante su alocución en la Casa Blanca sobre la violencia de las armas de fuego Reuters/ ATLAS

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‘Haced algo’ es el mensaje que los estadounidenses han trasladado al presidente del país tras las últimas matanzas con armas de fuego que ha sufrido el país. Así lo aseguró este jueves por la noche Joe Biden en un discurso televisado en horario de máxima audiencia que le sirvió para trasladar esa petición a los republicanos del Congreso: son ellos quienes bloquean de forma repetida cualquier intento de aprobar leyes que endurezcan el acceso a las armas.

Biden se dirigía al país nueve días después de que un joven de 18 años que había comprado rifles de asalto de forma legal descargara uno de ellos contra una clase de una escuela de primaria en Uvalde (Texas) y matara a 19 niños y a sus dos profesoras. El mes pasado, un chico de 19 años, también con un arma similar, adquirida de forma legal, mató en Búfalo (Nueva York) a diez personas en un tiroteo con motivación racista . En la víspera del discurso de Biden, un hombre mató a su cirujano y a otras tres personas en un hospital de Tulsa (Oklahoma) con otro de esos rifles de estilo militar, que compró solo tres horas antes de la matanza.

«No podemos volver a fallar al pueblo de EE.UU.», dijo Biden desde la Casa Blanca, pero con la mirada puesta en el Congreso, quien tiene la potestad de impulsar cambios legislativos en el acceso a las armas , un derecho establecido por la Segunda Enmienda de la Constitución de EE.UU. El presidente de EE.UU. hacía referencia a la dinámica en la que cae el país ante esas matanzas , que se repiten desde hace décadas: conmoción, llamamientos a cambios regulatorios, bloqueo en el Congreso y espera hasta la siguiente tragedia.

«Ya basta, ya basta», lamentó Biden, que recordó que el problema de las armas no son solo esas grandes matanzas cuyas localidades todo el mundo recuerda en EE.UU. (Columbine, Sandy Hook, Las Vegas, Parkland, Pulse, Sutherland Springs…), sino que es una lacra rutinaria: desde el de Uvalde del martes pasado, se han registrado una veintena de tiroteos masivos -al menos cuatro muertos o heridos por bala- en el país, y 233 en lo que va de año.

Más niños muertos que policías y soldados

La violencia con armas, recordó, se ha convertido en la primera causa de muerte infantil en la primera economía del mundo, por encima de los accidentes de coche o el cáncer. «En las últimas dos décadas, han muerto por disparos más niños en edad escolar por disparos de armas que policías y soldados en ejercicio de sus funciones», dijo. «¿Cuánta más carnicería queremos aceptar? ¿Cuántas vidas tienen todavía que perderse para que digamos que ya vale?».

Biden hablaba el mismo día que la Cámara de Representantes, con mayoría demócrata, había aprobado una ley que amplía el control del historial criminal de quienes compran armas y que elimina una laguna normativa que permite que se venda un arma si esa revisión no llega a la tienda después de tres días. Además de esas medidas, el presidente desgranó otras, que llegarán a la Cámara Baja la semana que viene: el veto a la venta de rifles de asalto, algo que se consiguió de forma temporal en la década de los noventa y que redujo el número de matanzas; si eso no es posible, elevar la edad mínima para adquirir una de 18 a 21 años (la edad legal en EE.UU., por ejemplo, para consumir alcohol); el veto a cargadores de alta capacidad; el impulso de normas de ‘banderas rojas’, que alerta sobre comportamientos violentos o suicidas, para evitar que esos individuos accedan a armas; obligación a los propietarios de armas de usar seguros en los gatillos; o eliminar la inmunidad legal de la industria de las armas ante posibles demandas.

Oposición republicana

Biden califica estas medidas como «normas de sentido común», que no vulneran la Segunda Enmienda, que «como todos los derechos, no es absoluto, no es ilimitado». «Las ametralladoras están reguladas de forma federal desde hace casi noventa años. Y este todavía es un país libre», adujo ante aquellos que se niegan a que se toque ninguna regulación sobre armas.

Entre ellos están la gran mayoría de los republicanos del Senado , la cámara decisiva para cualquier avance regulatorio, donde los demócratas solo tienen una mayoría por la mínima en la que necesitan apoyos amplios de la bancada de enfrente.

Eso es muy difícil que ocurra. Y Biden, al menos, quiere sacar tajada electoral de que no actúen contra las armas: «Creo que esta vez la mayoría de los estadounidenses no se darán por vencidos », dijo sobre las dificultades de conseguir leyes al respecto en el Congreso. «Creo que la mayoría de vosotros -aseguró mirando a la cámara- convertiréis vuestra indignación en algo prioritario para vuestro voto».

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