Los líderes talibanes prometen emplear todos sus esfuerzos en «mantener la ley y el orden»

Las llamadas a la calma de los islamistas no tranquilizan a los afganos que se desesperan por huir

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Vídeo: CAROLINA MÍNGUEZ

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La conquista de Kabul llevó a los talibanes a declarar «el final de la guerra» y el portavoz islamista, Suhail Shaheen, pidió a la población «calma» porque ellos se encargarán de «garantizar la seguridad de las vidas y propiedades». En declaraciones a la cadena BBC, Shaheen insistió en que «no habrá venganza» y reiteró una llamada a la calma que no llegó a los oídos de los miles de afganos que se lanzaron a las pistas del aeropuerto internacional Hamid Karzai con el objetivo de subirse a cualquier aparato que despegara. La desesperación extrema se convirtió en tragedia y al menos cinco personas perdieron la vida aunque el Ejército no aclaró si murieron por disparos o víctimas de la estampida.

Estados Unidos ha frenado las evacuaciones hasta que pueda garantizar la seguridad del aeropuerto, pero aseguró que su plan es sacar del país en los próximos días a miles de ciudadanos estadounidenses, trabajadores de la Embajada y sus familias y un grupo de «afganos vulnerables». Con los talibanes al frente de todas las fronteras terrestres del país, este aeropuerto es la única entrada y salida que no controlan los insurgentes.

Los primeros muertos tras el regreso de los talibanes a Kabul no se produjeron en la línea del frente, sino en el aeropuerto. El principal aeródromo de Afganistán, mitad civil, mitad militar, se ha convertido en el símbolo de la caótica retirada liderada por Estados Unidos. Las imágenes difundidas en las redes sociales de afganos colgando de aviones militares estadounidenses en pleno despegue pasarán a la historia como el adiós a las dos décadas de experimento estadounidenses en Afganistán.

La pista se ha convertido en el último refugio de estos miles de afganos, pero también del Embajador británico, Laurie Bristow, que según informó el Channel 4 decidió quedarse para procesar más visados de salida al personal local que ha trabajado para ellos.

Así mismo, Uzbekistán afirmó ayer que «forzó el aterrizaje» de 46 aeronaves afganas con 585 soldados a bordo por cruzar de forma ilegal la frontera, durante el fin de semana en el que cayó el gobierno de Afganistán, según informa France Press.

«Cuando entraron a la ciudad se hizo el silencio. Las calles se vaciaron y empezamos a escuchar disparos, pero pronto nos dimos cuenta de que eran disparos de celebración. Por la mañana ya hemos empezado a salir con cautela de casa para ir al trabajo y lo que me ha llamado la atención es que no he visto mujeres en las calles, se les ha pedido que permanezcan a la espera de conocer cuáles serán las nuevas normas», relata desde Kabul Modaser Islami , joven activista que, como todo el país, vive momentos de enorme incertidumbre. «Solo pedimos calma, seguridad, amnistía y respeto a las libertades, que las instituciones no dejen de trabajar y que niños y niñas puedan estudiar».

Advertencia en vídeo

Las demandas de Islami son las de millones de afganos cansados de décadas interminables de conflicto abierto. «Daremos servicio a nuestra nación», fue el mensaje central que el ‘número dos’ del grupo, el mulá Abdul Ghani Baradar, envió en un mensaje de vídeo. Baradar admitió lo «inesperado» del rápido éxito militar talibán.

Rodeado de otros líderes talibanes, el mulá se felicita en el vídeo , publicado en las redes sociales: «Alá nos otorgó victorias y logros que no tienen parangón en el mundo y por eso fuimos testigos de este día». «Ahora es el momento de probar y demostrar, ahora tenemos que mostrar y tratar de descubrir cómo podemos servir a nuestra nación y garantizar la seguridad, la comodidad de la vida y la satisfacción de una vida pacífica en el futuro», apunta en su mensaje.

«Les aseguramos a todos que esta es la forma en que Alá nos otorgó grandes victorias –continúa–. Por eso informamos a nuestra nación que trabajaremos con todas nuestras habilidades y recursos para mantener la ley y el orden y proporcionar y asegurar una vida mejor».

Este mulá es el responsable del aparato político y es u no de los hombres clave del movimiento. La reunión que tuvo hace un año cara a cara con Mike Pompeo, ex secretario de Estado estadounidense, marcó el comienzo del final de la presencia de Estados Unidos.

Mientras los islamistas parece que optan por la paciencia en Kabul, a la espera de que se aclare la situación en el aeropuerto y terminen las evacuaciones, en lugares como Kunduz, bajo su poder desde el 8 de agosto, instalaron los primeros puestos de control y comenzaron las visitas casa por casa en busca de funcionarios del gobierno para advertir que quien no vuelva al trabajo será castigado.

Los cabecillas del grupo comienzan a llegar a la capital del Emirato en la que la bandera blanca islamista ya ocupa los mástiles donde antes ondeaba la tricolor negra, verde y roja. Uno de los primeros dirigentes en llegar ha sido el mulá Amir Khan Mutaqee , miembro de la shura de gobierno.

A falta de conocer la formación del nuevo gobierno, Mohammad Naeem, también portavoz de unos islamistas que a diferencia de lo que hicieron en 1996 esta vez sí conceden entrevistas a canales internacionales como BBC o Al Yazira e incluso responden cuestiones vía redes sociales, aseguró que «nuestros hombres tienen la orden de no hacer daño a nadie».

Lavado de imagen

Analistas como Iyad Al Bagdadi destacaron en sus comentarios en redes sociales que «los talibanes que nos hemos encontrado tratan de mejorar la imagen que nos dejaron hace veinte años marcada por las atrocidades. Parece que quieren dar una nueva imagen ante la misma gente a la que oprimieron en el pasado». Mientras que entre 1996 y 2001 solo Pakistán, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí reconocieron el Emirato, ahora está por ver qué pases extranjeros deciden dar este paso.

Con el presidente Ashraf Ghani fuera del país desde el domingo, el expresidente Hamid Karzai y Abdulá Abdulá, el gran adversario político y negociador jefe del Gobierno, han quedado en Kabul como grandes referentes del Gobierno anterior. Ambos protagonizaron un vídeo en el que aseguraron que «tratamos de devolver las cosas a la normalidad».

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