May aboga en su carta de adiós por el máximo acceso al mercado europeo

Afirma que garantizar cuando antes los derechos de los comunitarios en el Reino Unido es una prioridad

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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En embajador británico ante la UE entregó este mediodía en mano a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, la carta de Theresa May con la que comienza el histórico proceso de salida del Reino Unido tras 43 años formando parte de la Unión. La misiva se entregó en un marco protocolario, entre banderas de la Union Jack y de Europa. Acto seguido, May hizo una declaración en el Parlamento, dos veces interrumpida por los abucheos y risas de la oposición, que obligaron a intervenir al «speaker» de los Comunes pidiendo «orden».

Sin embargo la intervención y la carta son de un tono contemporizador, alejado del Brexit duro que ha caracterizado hasta ahora los discursos de la primera ministra. May aboga por ser «los mejores amigos y socios» con los 27 países europeos.

De manera todavía más significativa, tanto en la carta como en su intervención en el Parlamento anuncia que buscará «el mayor acceso posible al mercado único Europeo» para los bienes y empresas británcias. Justifica el hecho de haber renunciado al mercado único por el hecho de que no puede aceptar las cuatro libertades que exigía la UE a cambio (sobre todo la libre circulación de personas, que choca con el hincapié que había hecho la campaña del Leave contra los inmigrantes).

También pide que no haya frontera física en Irlanda del Norte, que cuando se complete el Brexit será su único linde terrestre con la UE. Pese a que va a dejar la unión aduanera de la UE, reclama que no existan fricciones fronterizas y controles para los bienes británicos. En términos coloquiales, se podría decir que el planteamiento de Londres es de bastante rostro: lo que proponen es disfrutar de todas las ventajas de la UE sin contribuir a su presupuesto ni verse obligados por sus normas.

Salida «suave» y «ordenada»

Dentro de su tono constructivo, la primera ministra abogó por una salida «suave y ordenada», por el bien de las dos partes . En la carta expresa su deseo de resolver cuanto antes la situación de los 3,2 millones de comunitarios que viven en el Reino Unido y de los 900.000 británicos residentes en la UE (308.000 en España), porque «para nosotros los ciudadanos siempre son los primero». También se comprometió a mantener los derechos laborales que ha consagrado la larga estancia en la UE de 43 años.

«Ahora más que nunca el mundo necesita los valores liberales europeos, unos valores que el Reino Unido comparte»

No faltó, por supuesto, también la cara nacionalista, que le granjeó vítores de su bancada. Así declaró que con el Brexit «surge la oportunidad de crear una Gran Bretaña más grande, justa y mejor», que podrá hacer sus propias leyes «y no dependerá de unos jueces en Luxemburgo, sino de jueces de aquí». Nada más arrancar su alocución, declaró solemnemente que cumplirá el deseo expresado por el pueblo británico en las urnas y que el Brexit «no tiene viaje de vuelta».

Control parlamentario estricto

Jeremy Corbyn, el líder laborista, que es tan euroescéptico como May, o tal vez, más hizo su habitual faena meliflua en el tema europeo. Afirmó que el Partido Laborista respetará la decisión de los británicos de salir de la UE y se limitó a pedir que se conserven los derechos laborales y medioambientales que ha consagrado la larga estancia en el club europeo. Además dijo que ejercerán un control parlamentario estricto «para que no conviertan el país en un paraíso fiscal de rebajas» y puso de relieve las palmarias contradicciones entre Boris Johnson, el ministro brexiter de Exteriores, y el ponderado ministro de Economía, Philip Hammond, que aboga por el máximo acuerdo posible con la UE. Recordó que de cara a las negociaciones, Johnson decía que «podemos coger la galleta y comérnosla entera», mientras que Hammond dijo hoy que es imposible.

En resumen, una carta poco agresiva que busca claramente un acuerdo. A pesar de la dialéctica patriotera que ha envuelto al Brexit, llegada la hora de la verdad May parece implorar un entendimiento. La libra, que había bajado horas antes de la entrega de la carta, se apreció un 0,2% nada más ser entregada, aunque sigue por debajo de su cotización de hace 24 horas.

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