Merkel, de «Madre Angela» a llevar hiyab

Angela Merkel sigue en el ojo del huracán mediático, al menos en Alemania, por su papel en la crisis de refugiados. De hecho, las encuestas apuntan a que vive uno de sus peores momentos en popularidad tras haber impuesto un cambio de rumbo en su gestión en la UE con su política de puertas abiertas y el sistema de cuotas. Paradójicamente, la canciller alemana ha pasado de ser criticada por la izquierda por sus medidas de austeridad en la crisis económica a ser alabada por su papel en la llegada masiva de inmigrantes.

Los medios alemanes también viven esa polaridad. Un canal de la televisión germana (ARD) ha manipulado una imagen de Angela Merkel y la ha presentado vestida con un hiyab en un escenario de minaretes con la bandera alemana.

Según dan cuenta medios del calibre de la « BBC», el programa ha recibido muchas y duras críticas de los telespectadores, quienes han denunciado tras esa imagen el mismo mensaje islamófobo del movimiento Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente).

«ARD» se ha defendido con un comunicado asegurando que en ningún momento quisieron lanzar un mensaje islamófobo y que al contrario, el público no ha sabido entender su «llamativa sátira».

Sea como fuere, esta polémica se produce apenas un mes después a la portada de « Der Spiegel» en la que presentaba a Merkel como una santa. Lo hacía por su gestión de la crisis de los refugiados y por cómo su cara se convertía en un icono para los árabes que en esos momentos se peleaban con la Policía hungara. La publicación alemana iba más allá al comparar a «Madre Angela» con Teresa de Calcuta.

Para la influyente revista alemana, «Europa está dividida» por las políticas de Merkel, especialmente tras sus medidas de rigor ecónomico, aunque también por su política con respecto a los refugiados.

La polémica de una Merkel ataviada con un hiyab ha llegado en un momento de gran tensión sobre la inmigración en Alemania, país que espera acoger a un total de 800.000 refugiados y migrantes este año. Sin embargo, un informe filtrado a los medios de comunicación alemanes apunta a que funcionarios germanos habrían elevado la cifra hasta alrededor de 1,5 millones.