Cristina Kirchner da luz verde a un ticket electoral para mantener su poder

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, dio luz verde para su sucesión a una «fórmula» que, en teoría, le podría garantizar el continuismo del kirchnerismo en el poder. Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica de la Presidencia y «número dos» de la mandataria, será el candidato a vicepresidente de Daniel Scioli, gobernador de la Provincia de Buenos Aires y el hombre que concentra mayor respaldo popular dentro del espectro oficialista.

«La elección de Zannini es coherente con el camino y las decisiones que fui tomando en la vida. Hablé con él y me dijo que será un orgullo acompañar a quien fue vicepresidente de Néstor Kirchner», reveló Scioli, quien fue el compañero de papeleta de Néstor Kirchner

en 2003. Pero sus explicaciones para justificar la «fórmula» electoral –que deja en la cuneta de los comicios primarios al ministro de Interior y Transporte, el kirchnerista Florencio Randazzo– no parecieron convencer a muchos. Su designación se interpreta como una decisión directa de la Presidenta.

Considerado el «comisario político del Gobierno», en palabras de Alberto Fernández, exjefe de Gabinete del Gobierno, Zannini fue la mano derecha de Néstor Kirchner y es el único miembro del Ejecutivo que mantiene una relación de total confianza con la familia presidencial y en especial, con el hijo de la jefa de Estado, Máximo Kirchner.

Con la designación de Zannini, de origen maoísta y considerado el «Rasputín» del oficialismo, presumiblemente se despejan las dudas sobre los incondicionales del Gobierno y los leales al «modelo kirchnerista» que ven en Scioli a un «K» más por interés que por convicción.

Rosendo Fraga, director y analista del Centro Nueva Mayoría, considera que la Presidenta eligió «la mejor estrategia para ganar la elección». Por su parte, la diputada opositora Patricia Bullrich hizo otra lectura al considerar a Zannini como «el Maduro de Chávez» en versión cristinista.

En este escenario, en pocos días los sondeos anticiparán si el electorado está contento con esta «fórmula» o si el endurecimiento de la misma ahuyentará a esa franja de electores moderados que, finalmente, inclinan la balanza a un lado u otro de la victoria en las urnas.