Nasser al Wuhayshi
Nasser al Wuhayshi - reuters

El líder abatido de Al Qaida en la Península Arábiga fue el cerebro del asesinato de 8 turistas españoles

Drones estadounidenses acaban con el cabecilla de la red islamista en Yemen. Nasser al Wuhayshi era un veterano yihadista que fue asistente personal de Bin Laden.

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Con la muerte de «Abu Baseer», nombre de guerra de Nasser al-Wuhayshi, Al Qaida (AQ) pierde a un histórico de la yihad desde los tiempos de Afganistán y a una de las personas más cercanas a Osama Bin Laden, de quien fue secretario personal desde los noventa hasta 2001, cuando la invasión estadounidense le obligó a abandonar Tora Bora y buscar refugio en Irán, según recoge la web especializada The Long War Journal. Dos años más tarde fue deportado a Yemen, donde permaneció en prisión hasta que logró fugarse en 2006, en una fuga colectiva de una cárcel de alta seguridad en Saná junto a otros 23 yihadistas.

Esta huida marcó el ascenso de AQ en Yemen y en tres años, tras lograr la fusión entre las ramas saudí y yemení del grupo, se erigió en Emir de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA).

Ayman Al Zawahiri, sustituto de Osama Bin Laden, le nombró de forma oficial número dos del grupo en 2013 y Estados Unidos ofrecía una recompensa de diez millones de dólares por su cabeza (8,8 millones de euros al cambio).

Los expertos subrayan su determinación a la hora de adoctrinar a los suyos sobre la necesidad de priorizar los ataques contra Estados Unidos e intereses occidentales sobre todos los demás, una estrategia que llevó a Barack Obama a etiquetarle de «amenaza global». Abu Baseer, sin embargo, compaginó esta cara internacional del grupo con atentados domésticos como el que costó la vida a ocho turistas españoles el 2 de julio de 2007 en Maareb, 170 kilómetros al este de Saná. Siete viajeros y dos guías yemeníes murieron en el acto y otra viajera fallecía dos semanas después en un hospital de Saná debido a las graves heridas sufridas. Otros cuatro españoles y dos yemeníes resultaron heridos. Esta operación la ordenó justo un año después de huir de la cárcel y hundió el sector del turismo, una de las apuestas de las autoridades de Saná para ayudar al país para salir de su complicada situación económica.

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