Un soldado ucraniano combate en Donetsk
Un soldado ucraniano combate en Donetsk - afp

El presidente Poroshenko teme una invasión rusa a gran escala en Ucrania

El mandatario llamó a resistir la posible ofensiva que «se produciría a lo largo de toda la frontera»

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Justo al día siguiente de una repentina espiral de violencia en el este de Ucrania, la más grave desde que en febrero se firmaran los acuerdos de paz de Minsk, el presidente Petro Poroshenko alertó este jueves ante los diputados de la Rada Suprema (Parlamento) de que Rusia podría iniciar en cualquier momento una «invasión a gran escala» del territorio ucraniano.

Poroshenko lanzó esta dramática advertencia mientras pronunciaba el discurso anual que como jefe del Estado debe dirigir a los parlamentarios para rendir cuenta de su gestión. Aseguró que las tropas ucranianas están haciendo frente a un abultado contingente de unidades separatistas, incluidos «14 grupos tácticos de combate llegados de Rusia y 9.000 soldados rusos».

El mandatario ucraniano llamó a «estar preparados» para resistir esa posible ofensiva rusa, que, señaló, «se produciría a lo largo de toda la frontera».

Poroshenko también subrayó que «la amenaza de una reanudación de las acciones militares de gran envergadura por parte de las bandas terroristas» prorrusas sigue siendo «enorme». Según sus palabras, Rusia continúa suministrando a los insurgentes «armas de última generación, munición, combustible y víveres».

El miércoles de madrugada, según Kiev, las fuerzas rebeldes lanzaron un potente ataque contra las localidades de Marinka y Krasnogorovka, situadas ambas al este de la ciudad rebelde de Donetsk. El Ejército ucraniano contabilizó un millar de combatientes, una decena de tanques, artillería y las temibles lanzaderas de cohetes «Grad». Los enfrentamientos duraron todo el día y, de acuerdo con el anuncio hecho por el ministro de Defensa ucraniano, Stepán Poltorak, se consiguió al final «repeler» la ofensiva separatista.

El balance total de muertos asciende a 24 personas, de los que, según fuentes castrenses ucranianas, cinco fueron soldados regulares y quince beligerantes prorrusos. Los otros cinco fallecidos fueron civiles. La OSCE ha informado del movimiento de columnas de «armamento pesado» desde el interior del territorio controlado por los separatistas en dirección oeste, precisamente hacia Marinka.

Presión multilateral

Los mismos miedos se han apoderado del ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, quien ayer recibió en Berlín a su homólogo ucraniano, Pável Klimkin. «Existe el temor fundado de que vuelva a producirse una escalada militar», se lamento Steinmeier. Los dos ministros llamaron al cumplimiento de los acuerdos de Minsk, aunque, según el jefe de la diplomacia germana, «es lógico que haya escepticismo» frente a la posibilidad de lograr la paz.

Washington, por su parte, ha amenazado a Moscú con nuevas sanciones. «Rusia tiene la responsabilidad directa de prevenir estos ataques e implementar un alto el fuego. Cualquier intento de tomar más territorio ucraniano tendrá como respuesta más medidas que serán costosas (para Moscú)», advirtió la portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, por su parte, acusó a Rusia de enviar «armamento sofisticado» a los rebeldes.

A petición de Lituania, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá hoy para examinar el nuevo rebrote de violencia en Ucrania. Hace tiempo que Kiev pide el envío de «cascos azules» al este del país. Para facilitarlo, la Rada Suprema adoptó ayer un ley autorizando el despliegue en Ucrania de «tropas extranjeras» para el mantenimiento de la paz. En marzo ya se había aprobado otra ley permitiendo la presencia de fuerzas estadounidenses y polacas para efectuar maniobras militares.

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