Terroristas del Estado Islámico exhiben su bandera tras la toma de un control militar en Salahuddin (norte de Irak)
Terroristas del Estado Islámico exhiben su bandera tras la toma de un control militar en Salahuddin (norte de Irak) - AFP

El Estado Islámico excava un gigantesco foso en Siria para protegerse de un enemigo desconocido

El grupo terrorista está vaciando una franja de terreno de 70 kilómetros en el noreste de Siria para evitar los ataques de un grupo desconocido que está sembrando el caos entre sus filas

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El grupo terrorista Estado Islámico tiene al enemigo dentro de su «califato», pero no sabe quién es, por lo que ha comenzado a construir un foso gigante para protegerse del grupo que le ha atacado en los últimos meses en el noreste de Siria.

La zanja tiene una longitud de unos 70 kilómetros y se extiende por el este de la provincia nororiental siria de Deir al Zur a lo largo de la ribera sureña del río Éufrates, desde la población de Al Bukamal, en la frontera con Irak, hasta el desierto de Al Mayadín.

El director y fundador del grupo de activistas Deir al Zur bajo el Fuego, Wael al Omar, explica a Efe por internet que aunque se trata de una sola fosa, este se corta en algunos puntos.

Al situarse en una área desértica, la enorme zanja, sobre la que el EI no se ha pronunciado, apenas obstaculiza la circulación de vehículos o personas, porque por allí no pasa ninguna carretera principal.

Aun así, el portavoz de la Red «Deir al Zur 24», Rami al Hakim, señala que cada 15 kilómetros hay un cruce para poder pasar de un lado a otro, y que algunos de los tramos están controlados por milicianos yihadistas.

«El objetivo del EI es acabar con los ataques reiterados contra sus miembros y evitarlos en el futuro», indica a Efe Al Hakim, que calcula que el foso puede tener unos cinco metros de profundidad en algunas zonas.

Los activistas destacan que la excavación de la zanja, en la que los yihadistas están empleando maquinaria pesada, todavía continúa, por lo que su longitud podría ser superior.

Y es que desde comienzos de este año los militantes de la organización extremista han sido blanco de varios ataques perpetrados por grupos de desconocidos en el este de Deir al Zur, sobre todo, en las localidades de Al Mayadín y Al Bukamal.

En tan solo una semana en enero, diez integrantes del grupo radical fueron asesinados en esa región e incluso algunos efectivos de su cuerpo parapolicial, bautizado como «hisba», han sido secuestrados.

Enemigo «invisible»

No se sabe a ciencia cierta la identidad de los autores de los ataques contra el EI, ya que no existen vídeos ni fotografías de ellos, a diferencia de otras facciones en Siria que suelen publicar en internet sus ataques, tanto si son contra el régimen, como si son contra el EI u otros grupos.

Al Omar opina que podrían ser milicias del régimen de Bachar al Asad, mientras que Al Hakim no descarta que sean excombatientes del opositor Ejército Libre Sirio (ELS), aunque reconoce que nadie sabe realmente quiénes son, porque «su trabajo se caracteriza por el secretismo».

En ese sentido, Al Omar recuerda que recientemente un grupo autodenominado «Ejercito de los Negros del Este» anunció que iba a cometer ataques contra el EI en el pueblo de Aliania, en el desierto de Palmira, en la vecina provincia de Homs; aunque «esa batalla no se producirá pronto y está lejos de Deir al Zur».

Por su parte, Al Hakim apostilla que en Al Bukamal existe una organización, llamada «Al Kafan al Abiad», que actúa en esa zona y que ha cometido agresiones contra los yihadistas.

El EI proclamó el pasado 29 de junio un califato en Irak y Siria, donde ha tomado amplias partes del norte y el centro de ambos Estados. Durante el mes siguiente, el grupo terrorista se hizo con casi toda la provincia de Deir al Zur, tras el repliegue de las brigadas rebeldes que se oponían a él, entre ellas el Frente al Nusra -filial siria de Al Qaeda-, y la rendición de algunos de sus milicianos que juraron lealtad a la organización de Abu Bakr al Bagdadi.

Tan solo quedan fuera de las manos del EI algunos barrios de la capital homónima de la provincia y el aeropuerto militar, que está bajo el control de las fuerzas del régimen de Bachar al Asad.

Los radicales se enfrentan en Siria a enemigos «conocidos» como las autoridades, las milicias kurdas, otras facciones insurgentes y la coalición internacional, liderada por EEUU, a los que se suma una nuevo adversario secreto con el que les está costando lidiar.

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