Humo causado por un ataque de la aviación aliada ante fuerzas del Estado Islámico en la localidad de Kobani, Siria
Humo causado por un ataque de la aviación aliada ante fuerzas del Estado Islámico en la localidad de Kobani, Siria - Efe
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Cómo nombrar al terror, cuando el terror es propaganda

La organización terrorista Estado Islámico prepara a conciencia los mensajes e imágenes que quiere colocar en los medios de comuniocación

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Cuentan que el presidente estadounidense Barack Obama, después de que anunciara el bombardeo contra posiciones del grupo Estado Islámico en Irak y Siria, llegó a reconocer un hecho relevante: «Sin esos vídeos no hubiera podido sacar adelante la operación. La Opinión Pública no lo hubiera tolerado». Lo dijera o no, no le hubiera faltado razón. Los vídeos de las decapitaciones quedaron en la retina de todo Occidente y fue cuando, realmente, comenzó a preocuparse por su existencia.

El primer vídeo, en el que se veían los últimos momentos del periodista James Foley, se trataba de un arma indudable de propaganda que pilló por sorpresa a los medios de comunicación de todo el mundo. Llegó incluso a ser publicado, al menos parcialmente, por algunos de ellos.

Luego Youtube lo eliminó. Los medios también. Pocas semanas después, el consenso parecía claro en torno a los vídeos: no se han vuelto a ver en la mayoría de los medios.

El cambio respecto a los vídeos de AQ supone un salto cualitativo

«Hay gente muy preparada haciendo la propaganda del grupo terrorista Estado Islámico», opina Pablo Sapag, profesor-investigador de la Universidad Complutense de Madrid. El especialista en Propaganda y Oriente Medio destaca que la propaganda externa del grupo está siendo muy efectiva porque tanto en el fondo como en la forma se ha adaptado al lenguaje occidental. «Hay un salto cualitativo sobre lo que hacía Al Qaida, que eran vídeos aburridísimos y se trataba de un plano fijo de Bin Laden hablando durante veinte minutos con términos religiosos o difíciles de entender». Ahora, la organización terrorista Estado Islámico ha simplificado su narrativa. Es fácilmente inteligible conceptual y visualmente.

Las grabaciones transmiten muchos mensajes. Con los monos naranjas de los ejecutados, aluden a los presos de Guantánamo: lo que ocurre en un sitio del mundo, influye en otro. Con el impecable inglés y nacionalidad de los verdugos, destacan su vocación internacional: la organización terrorista Estado Islámico es global. Con las alusiones al califato, implantan la idea de permanencia en el tiempo: somos un califato que adopta la forma de Estado. Con el formato dinámico y espectacular de los vídeos, subrayan la idea de que conocen bien el mundo occidental: no se trata de un problema regional, sino que están en todos sitios.

Quien también hace una comparativa de las dos organizaciones para destacar sus diferencias es Juan Carlos Estarellas, experto en Salafía Yihadía y colaborador en el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). «La estrategia seguida por el EIIS se ha desvinculado casi por completo de los objetivos perseguidos por Ayman Al Zawahiri. Mientras el líder de AQ mantiene como objetivo prioritario ‘golpear al enemigo lejano en su propio territorio’, el líder del EIIS pretende cambiar esa estrategia», dice. Así, mientras la organización terrorista Estado Islámico combate «al enemigo cercano», ha introducido otra actividad más «para mantener la amenaza sobre el enemigo lejano». Esta es desarrollar «acciones violentas y de impacto» contra occidentales como la elaboración y difusión de ejecuciones de ciudadanos estadounidenses y europeos. Así, explica Estarellas, aterrorizan a Occidente y desgastan a sus principales dirigentes.

El papel de los medios

Así, los yihadistas del EI han conseguido transmitir su mensaje basado en el terror. «No soy partidario de dar los vídeos, pero el ciudadano tiene derecho a conocer la realidad y el contexto, y el periodista el deber de no dejarse utilizar», cuenta Fernando González Urbaneja, miembro de la comisión de Deontología de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). «Es evidente que esos vídeos están muy bien hechos y su objetivo es asustar, pero también han conseguido el efecto contrario, y es que se lleve a cabo una operación internacional contra ellos», dice. Según González Urbaneja, emitir sus atrocidades ha provocado que la sociedad tome conciencia del problema. Sin embargo, hay que tener cuidado.

La agencia de noticias AFP publicaba el pasado mes de septiembre un post especial en su web con motivo de la cobertura que se le da al Estado Islámico. «Hay videos que son pruebas de vida, otros que son pruebas de muerte. No podemos rehuir la mirada ni abstenernos de tenerlos en cuenta», escribían. Pese a que, según explicaban, su primer reflejo es no publicar nada, cuando se dan cuenta de que en las imágenes hay información están «en la obligación» de utilizarlas aunque con precauciones: identificar bien la fuente y solo usar, en cualquier caso, imágenes estáticas y las menos degradantes para la víctima.

El nombre de la discordia

Las medidas adoptadas por AFP son, en realidad, unas directrices que en general todos los medios han adoptado. Pero no existe el mismo consenso aún respecto a la denominación del grupo. «Asesinos Cobardes» es, de hecho, el nombre que Interpol propuso para rebautizar a la organización terrorista la semana pasada. No sería la primera vez que cambia su denominación: que si Estado Islámico de Irak, de Irak y el Levante, de Irak y Siria y, por último, simplemente Estado Islámico. También Daesh, para aquellos que como François Hollande, prefieren el acrónimo árabe. O incluso «Separatistas de Al Qaida en Irak y Siria», como propuso la institución Dar al Ifta, perteneciente al ministerio de Justicia egipcio. El nombre, al igual que los vídeos o las fotos, son parte del equipo propagandístico.

Llamarse solo «EI» consigue que otras organizaciones se adscriban a ella

El actual nombre de la organización tiene el acierto propagandístico de «hacer caer de sus siglas una denominación territorial como tenía antes», explica Sapag. En su opinión, con el cambio de denominación la organización terrorista hace una declaración de principios: actúa a nivel global. «Esto ha hecho que otras muchas organizaciones yihadistas del mundo se adscriban al Estado Islámico, como ha ocurrido con la organización argelina que degolló al turista francés. También la hace no depender de sufrir una derrota en un territorio concreto. Si esto ocurriera sería solo una derrota táctica, no estratégica», cuenta Sapag. En su opinión, lo más correcto en esta cuestión es emplear el nombre pero sin olvidar el contexto. «Escribirlo a secas puede insinuar que es el equivalente a otros estados, pero lo que hay que hacer es usar antes o despues la coletilla de “organización terrorista”».

«Los medios de comunicación, de primeras pueden caer en la propaganda, pero después toman medidas para solucionarlo», afirma González Urbaneja. De hecho, también la agencia AFP reflejaba en un post su determinación de no llamar nunca más a la organización terrorista Estado Islámico simplemente «Estado Islámico». «Desde ahora, AFP utiliza la expresión “organización Estado Islámico” o “el grupo Estado Islámico”. En los títulos de las noticias o en las alertas, utilizaremos, si es posible, “yihadistas del Estado Islámico”». Todo ello para no caer en la trampa de los yihadistas.

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