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Familiares de los cruceristas les reciben a su llegada a Barcelona - inés baucelles
atentado en túnez

«Podríamos haber sido nosotros»

Los pasajeros del crucero procedente de Túnez relatan a ABC una travesía de angustia después del atentado

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Les pudo pasar a ellos. Imma y Francisco, ambos cordobeses, recordarán su viaje de bodas como el peor de sus vidas. Son dos de los c entenares de cruceristas españoles que esta mañana se han apeado en Barcelona del MSC Splendida, compañeros de viaje del infortunado matrimonio barcelonés que perdió la vida en el atentado de Túnez. A Imma, que está embarazada, aún le tiembla la voz cuando piensa en el terrible suceso que ha transformado lo que debía ser un crucero de ensueño en «una auténtica pesadilla».

Aún con el susto en el cuerpo, los dos cordobeses han relatado a ABC su experiencia. «Por nuestras circunstancias personales lo hemos vivido de forma especialmente traumática», dice Francisco señalando a su esposa, que al igual que la mujer del matrimonio de Sueca (Valencia) que pasaron la noche escondidos en el museo también está esperando un bebé. «La misma noche del atentado, cuando vimos que no regresaba el matrimonio de Sueca nos temimos lo peor.

Su historia era un poco como la nuestra... podríamos haber sido nosotros», relata el matrimonio. «Toda la experiencia ha sido muy desagradable. Empezando por la falta de información por parte del personal del barco», apuntan. Francisco e Imma pasaron unas horas en las que no sabían si estaban seguros. «Esta incertidumbre, junto al relato de personas que habían sobrevivido al tiroteo, nos llenó de angustia», dicen. Casi como si fuese una broma macabra, recuerdan que la noche anterior a los sucesos incluso llegaron a bromear con un grupo de Sevilla sobre la posibilidad de un atentado.

Viva «de milagro»

Otros testimonio son si cabe más dramáticos. Así lo relatan Galina Vronskays y su hija Victoria -ucranianas residentes en Barcelona-, supervivientes del atentado en Túnez que se encontrabas en el autocar que fue ametrallado. Galina, que lleva en la cara la herida que le causó una bala rebotada, reconocía estar viva "de milagro". "Nos apetecía mucho hablar con vosotros -la prensa-, la gente tiene que contar", ha asegurado Victoria, que ha reconocido que ayer estaban "muy fuertes" pero que hoy lo están menos.

Victoria Vronskays ha relatado a los medios cómo salvaron la vida: "Estábamos sentadas comiendo algo, oímos algo como petardos, giramos la cabeza y vimos dos personas en las escaleras a las que les estaban disparando por la espalda. No tiramos de golpe al suelo. En ese instante esas dos personas mueren". Galina está convencida de que los terroristas no entraron en el autocar porque no las vieron y porque "el asesino no quería pisar a las dos personas muertas en la escalera", lo que ellas tuvieron que hacer para poder refugiarse en el museo del Bardo.

Otro de los pasajeros del MSC Splendida, Miquel Espelt, vivió el atentado yihadista en el Museo del Bardo de Túnez de manera directa. "Vi cómo caían al suelo los turistas rematados por los tiros". En declaraciones recogidas por Ep, Espel asegura que vio a "un agresor cerca del autocar que debió de ser el que mató al matrimonio catalán".

Ha explicado que en el momento del ataque "estaba fumando un cigarro en la puerta del museo, escuché petardos que en realidad eran tiros". En ese momento vio que una ráfaga de disparos se dirigía hacia él y pensó "pies para que os quiero", cogió a su mujer y a otros familiares y lograron esconderse en una habitación del museo gracias a la ayuda de una mujer. "Si llegan a entrar allí nos rematan a todos porque no había salida", ha explicado el testigo, que ha relatado como después les llevaron al Parlamento, en el mismo recinto, donde les atendieron muy bien, y después la policía les escoltó hacia el barco.

Buenas y malas experiencias

Frente a la angustia de quienes vivieron los sucesos de manera directa, otros vivieron la experiencia de manera más tranquila. Es el caso de Jorge Uribe y su familia, de Bilbao, que señalan a ABC como en ningún momento sintieron angustia, destacando también el buen trato recibido por parte de la naviera. La misma sensación que relatan Eduardo Caíña y su esposa, ambos de Ibiza. Junto a los más de 300 españoles que viajaban en el barco, desembarcaron en la capital catalana otros procedentes de países como Alemania. Ywe Poerschka, de Franckfurt, explica que, por momentos, vieron a la tripulación superada por los acontecimientos. «Hasta el día siguiente no nos dijeron nada, y tuve que ser yo, personalmente, quien pidiese que se bajase el volumen en la discoteca por una cuestión de respeto», afirma el pasajero alemán.

Marian Abril, de San Sebastián, se suma a las voces de quienes denuncian un trato poco adecuado por parte de MSC, recordando como no fue hasta el cabo de muchas horas cuando les explicaron lo sucedido. "Nos sentimos desatendidos", añadió.

En respuesta a estas afirmaciones, el director general de MSC Cruceros de España, Emiliano González, señaló que la tripulación actuó de manera correcta, pero que a bordo "no tenemos a 1.200 psicólogos". De igual modo, la naviera informó que ha decidido suspender las visitas de sus barcos a Túnez al menos durante todo este año y que esta escala la sustituirá en sus diferentes circuitos por Mallorca y Malta.

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