Diego Lagomarsino, durante su declaración ante los medios
Diego Lagomarsino, durante su declaración ante los medios - reuters

Nisman, según el informático: «Tengo más miedo de tener razón que de no tenerla»

El abogado pide que citen a la presidenta de Argentina por sugerir que Lagomarsino, quien prestó la pistola a Nisman, es un espía que asesinó al fiscal

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La intervención en cadena nacional de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, donde deslizó insinuaciones de que el informático Diego Lagomarsino era un agente de inteligencia y brazo ejecutor del fiscal Alberto Nisman tuvo respuesta del afectado y de su abogado, Maximiliano Rusconi. «Hay que terminar con las irresponsabilidades voy a solicitar que la presidenta declare bajo juramento o presente una declaración testimonial si dispone –como dice- de tanta información», anunció molesto el letrado.

Lagomarsino, técnico informático de seguridad en la Unidad Fiscal-Amia donde Nisman investigaba el atentado que dejó un saldo de 85 muertos y más de trescientos heridos, es el único imputado en la causa por haber prestado el arma a su jefe. En rueda de prensa, contó su versión de los hechos del sábado, 17 de enero, víspera de que apareciera muerto Nisman.

Muy afectado por su muerte, «conozco a sus hijos, a la doctora Arroyo», ex mujer de Nisman, recordó: «Estaba en mi casa, y me aparece una llamada privada –sobre las cuatro o cinco- No la escucho y luego hay otra. Era Alberto Nisman que me dijo: Por favor, podés venir?» No era frecuente que su jefe le llamara y fue directo al piso 13 de las Torres Le Parc, una de las que posee mayor medidas de seguridad de Buenos Aires.

Se «identificó en el portón» y entró «por la puerta de servicio. Me llamó la atención –por el exceso- ver sobre la mesa de trabajo cuatro resaltadores (rotuladores) amarillos.». El hombre, padre de familia con hijos, le preguntó a su jefe si estaba impresionado por el efecto de la denuncia contra Cristina Fernández y colaboradores suyos a los que el fiscal acuso de encubrir a prófugos iraníes y presuntos autores del atentado. «Incluso mi madre –respondió- tuvo que ir al supermercado por mi hoy».

La historia de la pistola prestada

Durante la conversación el informático recordó una frase perturbadora del fiscal sobre la denuncia: «Tengo más miedo de tener razón que de no tenerla». En ese momento, según su testimonio, Nisman le inquirió: «¿Tenés un arma?» «Me dejó mal parado. Imagínense eso de una persona que es su jefe. No lo podía creer y… Lamentablemente, dije que sí».

Después le preguntó: «"¿Para qué la querés?" y el me dijo: "tengo miedo por las chicas… "» Cuando el joven le explicó que tenía escoltas y estaba seguro, Nisman, según la declaración de Lagomarsino, dijo: «"Ya no confío ni siquiera en la custodia". Se quiebra (se desmorona) y me dice: "¿Vos sabes qué es que tus hijas no quieran estar con vos por miedo a que te pase algo?” »

Sorprendido por la petición intentó disuadirle porque su pistola «es vieja, es una 22 (calibre). No te vas a defender con ella», pero el fiscal especial le aclaró, «es para llevarla en la guantera ¿Y si viene un loquito con un palo y me llama traidor hijo de puta?» Como Lagomarsino insistía en que era «un arma tremendamente vieja que realmente fallaba», el fiscal le reprochó: «¿El único favor que te pido y no me lo haces?» «Accedí».

Acto seguido fue a por la pistola a su casa.«“Esperé y a las siete y diez minutos», precisó, Nisman le volvió a llamar por teléfono: «Quería el arma. Junto las partes (monta la pistola con las piezas). La guardo en la mochila. Llevó el título de propiedad del arma» y vuelve a casa del fiscal.

Una vez allí, le sorprendió que «no estaba la custodia y me dijo que les había mandado a hacer un trámite». «Estaba muy shockeado todavía» y accedió a la invitación de tomar, «un café de cápsula». Le enseñó «las normas de seguridad» del arma al fiscal y a usarla aunque Nisman le insistió: «No te preocupes, no la voy a usar», la guardó «en un paño verde» y quedaron en verse el lunes.

Lagomarsino se fue: «Me dijo que la iba a aguardar en su caja de seguridad y luego en la guantera porque al día siguiente iba a salir con las chicas» (se supone que estaban en Europa).

El domingo, al día siguiente, «tipo 11 le mando un mensaje a Nisman: Che, ¿Estás más tranquilo ahora?». Nunca obtuvo respuesta.

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