Moteros holandeses en Kobani
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Los moteros que luchan contra el Estado Islámico

Grupos de alemanes y holandeses han viajado a Siria e Irak para unirse a los combatientes kurdos

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«Mientras otros parlotean, nuestros chicos están en el frente, luchando contra el Estado Islámico». Este mensaje, posteado en Facebook por el líder de los moteros alemanes Median Empire, acompañaba a una fotografía de dos corpulentos hombres enfundados en chaquetas de cuero con el logotipo de la banda, y, colgando del hombro, dos notorios rifles Kalashnikov.

La imagen es una de las pruebas de que estos motoristas han viajado a las regiones kurdas de Irak y Siria y se han unido a los combatientes kurdos en la lucha contra los yihadistas. «Nuestros chicos estuvieron hoy en Kobani, y me han dicho que les han disparado pero que no ha pasado nada. Están bien», afirma el hombre, identificado como Kawan A.

Hasta cierto punto, que algunos miembros de los Median Empire hayan tomado esta decisión entraba dentro de lo probable: esta banda está formada casi en su totalidad por alemanes de origen kurdo («Median» hace referencia a los medas, un pueblo mesopotámico del que los kurdos se consideran descendientes), y en ese sentido no se diferencian de los miles de kurdos europeos que en los últimos meses se han desplazado al norte de Irak para unirse a las milicias ‘peshmerga’

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Varios de ellos, además, ya habían aparecido por la zona para echar una mano. En abril, el portal estadounidense VICE News publicó un reportaje sobre cómo un grupo de estos motoristas habían aparecido en un campo de refugiados kurdos de Siria en la región de Suleymaniya, en el norte de Irak, para traer suministros médicos.

«Sabemos qué es un campo de refugiados»

«Conocemos la sensación de estar en un campo de refugiados, la hemos sentido en carne propia», declaró uno de ellos, un kurdo de origen iraní llamado Azad, que abandonó su país con apenas 9 años de edad. «Ahora estamos en Europa. Todo el mundo está bien, tiene trabajo, dinero, un lugar caliente, y suficiente comida. Veo a un montón de gente que ha olvidado de dónde vienen», explicaba este hombre.

Por ello, los enviados de Median Empire pagaron el viaje de las cuotas de sus miembros y a través de donaciones privadas, y se desplazaron hasta el campo de refugiados de Arbat, muy cerca de la frontera con Irán, poco antes de la festividad del Newroz, el Año Nuevo kurdo. En aquella época, el Estado Islámico ya había empezado a asediar la región de Kobani, en el norte de Siria, y las milicias kurdas YPG que la defendían habían hecho un llamamiento a que los kurdos de todo el mundo se uniesen a su defensa.

En el reportaje de VICE, al ser preguntado si estaba planteándose acudir a Siria a luchar, uno de los moteros, apodado Fat Joe, dijo: «En realidad no podemos hablar mucho sobre eso, nos podría traer problemas». Azad añadió: »No estamos aquí realmente para quitar vidas, estamos aquí para salvarlas”.

No obstante, para agosto, la situación había cambiado: el Estado Islámico estaba llevando a cabo un genocidio contra la población kurda de religión yasidí en el monte Sinyar, en Irak, y la situación en Kobani se complicaba día tras día. Por ello, aparentemente, algunos de estos motoristas decidieron dar el paso crítico.

De Holanda a Irak

Pero además, esto podría estar convirtiéndose en una tendencia: esta semana se supo que al menos otros tres moteros holandeses del grupo No Surrender, esta vez sin ninguna vinculación étnica con el pueblo kurdo, se encontraban también en el norte de Irak luchando junto a los ‘peshmerga’. La fotografía de uno de ellos, un hombre rubio cubierto de tatuajes y vestido con ropa militar a quien se ha identificado como un tal ‘Ron’ junto a un combatiente kurdo, ha sido ampliamente difundida en Twitter. Klaas Otto, el líder de No Surrender, ha explicado a la televisión holandesa que tres miembros de la banda han viajado desde las ciudades de Amsterdam, Rotterdam y Breda para pelear en el frente de Mosul.

Pero este último caso ha resultado ser algo más problemático. En Holanda, algunas voces han advertido que los moteros pueden ser considerados mercenarios, lo que podría ser contrario a la legislación del país.

Sin embargo, el fiscal público del país, Wim de Bruin, se ha pronunciado en sentido contrario: «Unirse a una fuerza armada extranjera era antes castigable, ahora ya no está prohibido. Simplemente, no puedes unirte a una lucha contra Holanda», afirmó en una entrevista con la agencia AFP, dando el espaldarazo definitivo a los nacionales de su país que decidan viajar a la zona a combatir, siempre y cuando no se unan a un grupo considerado terrorista por la Unión Europea. Los ‘peshmerga’, que han comenzado a recibir armamento de una docena de países occidentales, no entran en dicha categoría.

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