El enclave turco en Siria que amenaza el Estado Islámico

El Mausoleo de Süleyman Shah, abuelo del fundador del Imperio Otomano, está custodiado por una guarnición turca cerca de la ciudad siria de Alepo

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Mientras en lugares como Kobane o Alepo el drama de la guerra civil siria se desarrolla en su máxima intensidad, los soldados turcos observan con nerviosismo el curso de los acontecimientos. Y no solamente desde el otro lado de la frontera, sino también cuarenta kilómetros tierra adentro en el interior de Siria: allí se encuentra el Mausoleo de Süleyman Shah, un enclave territorial turco en suelo sirio custodiado por una guarnición de las fuerzas armadas de Turquía, y que ahora se encuentra rodeado por territorio controlado por el Estado Islámico.

«No olvidéis que no estáis solos allí. No olvidéis que la orgullosa nación turca y sus 76 millones de ciudadanos os respaldan», declaró este fin de semana el Jefe del Estado Mayor turco, el General Necdet Özel, a los soldados turcos destacados en Siria.

«Nuestros ojos, oídos y corazones están con vosotros. Confiad en que nuestras fuerzas armadas estarán junto a vosotros en un segundo tras recibir un aviso vuestro», les aseguró.

Y es que las recientes conquistas del Estado Islámico en el norte de Siria han puesto a estos militares en una situación complicada. La tumba de Süleyman Shah (el abuelo de Osman I, el fundador del Imperio Otomano) es considerada territorio turco en virtud del llamado Tratado de Ankara de 1921, firmado entre una Turquía derrotada en la Primera Guerra Mundial y la Francia colonial que administraba el territorio sirio. El acuerdo da a Turquía el derecho a «nombrar guardianes y hacer ondear la bandera turca» en el lugar.

«Tres días para arriar la bandera»

Una bandera que los yihadistas que operan en Siria e Irak, comprometidos con la abolición de las viejas fronteras coloniales del tratado de Sykes-Picot, sienten como una provocación: el pasado marzo, miembros de lo que entonces todavía se llamaba Estado Islámico de Irak y el Levante amenazaron con atacar el mausoleo si la enseña turca no era arriada en el plazo de tres días. Aunque la amenaza nunca se cumplió, el jefe de los servicios de inteligencia turcos, Hakan Fidan, propuso lanzar un ataque bajo falsa bandera para justificar una operación militar turca en el norte de Siria, en una conversación con altos cargos militares y diplomáticos que fue grabada y filtrada públicamente por elementos desconocidos.

En estos meses, la tensión ha alcanzado tal punto en este lugar que la semana pasada, el «Washington Post» llegó a publicar que los soldados que guardan la tumba habían sido tomados como rehenes por el Estado Islámico, un extremo que fue inmediatamente desmentido por las autoridades turcas.

El propio presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha querido dar garantías al personal militar y sus familias. «Las Fuerzas Armadas de Turquía no dudarán en correr en vuestra ayuda sin dilación. El Estado de la República de Turquía no dudará en movilizar todos sus recursos para proteger incluso la menor franja de nuestra tierra», dijo en un discurso de inauguración de la festividad musulmana del Aid El Adha, en la que llamó «héroes» a los militares destacados en el mausoleo y les agradeció «su sacrificio».

Aunque no está claro el grado de amenaza contra esta guarnición, a finales de septiembre el ejército turco sustituyó a estos soldados –en su mayoría reclutas que realizaban el servicio militar obligatorio- por miembros de las fuerzas especiales. La semana pasada, el Parlamento turco aprobó una moción que autoriza al gobierno de Erdogan a enviar a las Fuerzas Armadas a Siria e Irak más allá de sus fronteras para «combatir el terrorismo». En ese contexto, un ataque yihadista al mausoleo podría llevar a Turquía a intervenir en la guerra civil del país vecino.

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