Las duras críticas de la izquierda española al premio Nobel que denunció los gulag soviéticos

Las declaraciones del autor de 'Archipiélago Gulag' en TVE indignaron gravemente a ciertos sectores de la izquierda. El escritor Juan Benet afirmó en 'Cuadernos para el diálogo': «Creo firmemente que mientras existan personas como Solzhenitsyn, los campos de concentración subsistirán y deben subsistir»

Aleksandr Solzhenitsyn, durante la entrega del Premio Nobel de Literatura de 1974 ABC
César Cervera

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El escritor e historiador Aleksandr Solzhenitsyn fue en los años setenta el crítico más incisivo con la Unión Soviética a través de un libro fundamental para comprender la crueldad soviética, ' Archipiélago Gulag '. Este Premio Nobel de Literatura, fallecido en 2008, estuvo preso en uno de los campos de trabajos forzados de la URSS y regresó para contarlo. Un hombre que en una visita a España, en 1976, apreció ciertas libertades en el franquismo (prensa extranjera, poder viajar al extranjero, posibilidad de fotocopiar documentos...), respecto al régimen de terror creado por Stalin, del que fue testigo y víctima.

La entrevista se produjo el 20 de marzo de 1976, pocos meses después de la muerte de Franco, por invitación de José María Íñigo para ' Directísimo' en TVE . Según contó el mítico presentador, el escritor ruso no cobró un céntimo por su intervención, únicamente pidió ir a una corrida de toros. En la entrevista se sorprendió de que la izquierda española colocara a la dictadura de Franco en el mismo lugar que el régimen de terror que se vivía en la URSS:

« Sus progresistas llaman dictadura al régimen vigente en España. Hace diez días que yo viajo por España y he quedado asombrado. ¿Saben ustedes lo que es una dictadura? He aquí algunos ejemplos de lo que he visto. Los españoles son absolutamente libres para residir en cualquier parte y de trasladarse a cualquier parte de España. Nosotros, los soviéticos, no podemos hacerlo. Estamos amarrados a nuestro lugar de residencia por la propiska (registro policial). Las autoridades deciden si tengo derecho a marcharme de tal o cual población. También he podido comprobar que los españoles pueden salir libremente al extranjero. Sin duda saben ustedes que, debido a fuertes presiones ejercidas por la opinión mundial y por los Estados Unidos, se ha dejado salir de la Unión Soviética, con no pocas dificultades, a cierto número de judíos. Pero los judíos restantes y las personas de otras nacionalidades no pueden marchar al extranjero. En nuestro país estamos como encarcelados.

José María Íñigo, en el programa 'Directísimo' ABC

Paseando por Madrid y otras ciudades, he podido ver que se venden en los kioscos los principales periódicos extranjeros. ¡Me pareció increíble! Si en la Unión Soviética se vendiesen libremente periódicos extranjeros, se verían inmediatamente decenas y decenas de manos tendidas, luchando por procurárselos.

También he observado que en España uno puede utilizar libremente máquinas fotocopiadoras. Cualquier individuo puede fotocopiar cualquier documento depositando cinco pesetas en el aparato. Ningún ciudadano de la Unión Soviética podría hacer una cosa así. Cualquiera que emplee máquinas fotocopiadoras, salvo por necesidades de servicio y por orden superior, es acusado de actividades contrarrevolucionarias.

«Los que participaron en los movimientos huelguísticos de los primeros años de poder soviético fueron acribillados por ráfagas de ametralladoras»

En su país —dentro de algunos límites, es cierto— se toleran las huelgas. En el nuestro, y en los sesenta años de existencia del socialismo, jamás se autorizó una sola huelga. Los que participaron en los movimientos huelguísticos de los primeros años de poder soviético fueron acribillados por ráfagas de ametralladoras, pese a que sólo reclamaban mejores condiciones de trabajo. Si nosotros gozásemos de la libertad que ustedes disfrutan aquí, nos quedaríamos boquiabiertos.

Hace poco han tenido ustedes una amnistía. La califican de “limitada”. Se ha rebajado la mitad de la pena a los combatientes políticos que habían luchado con las armas en la mano (se refiere a los terroristas). ¡Ojalá a nosotros nos hubiesen concedido, una sola vez en veinte años, una amnistía limitada como la suya! Entramos en la cárcel para morir en ella. Muy pocos hemos salido de ella para contarlo ».

Aquellas polémicas declaraciones fueron respondidas poco después por Juan Benet , uno de los escritores españoles más influyentes del siglo XX, en ' Cuadernos para el diálogo ': «Creo firmemente que mientras existan personas como Solzhenitsyn, los campos de concentración subsistirán y deben subsistir. Tal vez deberían estar un poco mejor guardados, a fin de que personas como Solzhenitsyn no pudieran salir. (…) Nada más higiénico que el hecho de que las autoridades soviéticas -cuyos gustos y criterios sobre los escritores rusos subversivos comparto a menudo- busquen la manera de librarse de semejante peste»». La prensa satírica, por su parte, apodó al escritor 'Gironitsin', en alusión a José Antonio Girón , destacado líder del franquismo.

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