Stalin: el padre del gran terror comunista

Revolucionario y líder de la Unión Soviética entre 1922 y 1953

Stalin, durante uno de sus discursos, en 1939 ABC
Silvia Nieto

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No todos los personajes históricos evocan a través de su retrato un torrente de ideas, de imágenes o de miedos asociados a su legado. Muy pocos instigaron acontecimientos tan decisivos o protagonizaron periodos tan determinantes para la posteridad. Josef Stalin , nacido en Georgia en diciembre de 1878, cuenta con el dudoso honor de figurar en ese panteón de mandatarios autores de una gestión sobrecogedora. Amigo del terror como arma para la extorsión política y para el control social, ambicioso y picado por el rencor, la curiosidad por su figura se tradujo, tras su muerte, en un reguero de biografías. Algunas, según el historiador Robert Service , insistieron en su desequilibrio mental, expresado a través de la paranoia, del impulso vengativo y del sadismo. Un boceto muy alejado de los relatos oficiales, que el propio dictador vigilaba con lupa y en los que se dibujaba una infancia idílica alejada de la realidad: la de un niño que creció a la sombra de un padre violento y de una madre protectora y religiosa que quiso conducir a su hijo por la carrera eclesiástica. En efecto, el joven Stalin estudió en los seminarios de las localidades de Gori y Tiflis, donde cambió la adoración por la cruz por el amor al marxismo. Comenzó entonces su carrera como revolucionario, que se tradujo en un periplo por varios países, en arrestos y huidas y en la planificación de acciones para derrocar el zarismo. También su relación con Lenin, que le admiraba por una de sus obras, «El marxismo y la cuestión nacional », y que le reconoció luego de la revolución de octubre de 1917 brindándole dos comisariados. Las disensiones entre ambos llegaron más tarde, pero no fueron suficientes para evitar su ascenso al poder.

Los estragos de la Segunda Guerra Mundial fueron muy violentos en la Europa oriental. Esta portada de ABC de septiembre de 1941 muestra los daños de la Operación Barbarroja en territorio soviético.

En 1922, tras la muerte de Lenin , Stalin logró consolidarse como líder del recién creado Estado comunista. Ese año, el georgiano consiguió hacerse con el cargo de secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, que ostentó hasta su muerte en 1953. Desde ese atril impulsó la colectivización agraria y los planes quinquenales, acordó con el nazismo la partición de Polonia mediante el acuerdo Ribentropp-Molotov y luego se volvió contra Berlín cuando la Wermacht se lanzó a la Operación Barbarroja. Su victoria en la Segunda Guerra Mundial hundió en cierta neblina las purgas de los años 30, el archipiélago gulag y los millones de víctimas que resultaron de sus políticas. Tras su lucha contra Hitler, la URSS logró una consolidación que se tradujo en la partición de Europa, dividida por el telón de acero, y en su estatus de superpotencia enfrentada a Estados Unidos. Uno de sus sucesores, Kruschev , denunció los desvaríos de su régimen.

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