El dragón pestilente y un caballo que vuela: mito y realidad del San Jorge forjado en la guerra

Todo ha cambiado este Sant Jordi a causa del coronavirus para los libreros, editoriales y lectores, pero su leyenda en cada país o región se mantiene imperturbable desde hace un milenio

Representación de la batalla de San Jorge contra el dragón Paolo Uccello

ABC

Es el Sant Jordi más raro de la historia de España, posiblemente, a consecuencia del coronavirus. Todo ha cambiado este jueves para los libreros, editoriales y lectores, salvo la leyenda que rodea a este día, que se mantiene imperturbable desde hace un milenio. Cuenta esta que San Jorge nació en el año 270 en Capadocia, en la actual Turquía, aunque realmente no se sabe si existió. Aun así, sigue siendo hoy uno de los santos más venerados en España y el resto de Europa.

Según esta misma leyenda, fue un soldado romano de su región natal que sirvió al emperador Diocleciano y liberó a una antigua ciudad libia de las fauces de un terrible y pestilente dragón. Hablamos de la época en la que Roma perseguía todavía a los cristianos. San Jorge confesó que lo era y, como el resto de seguidores de Cristo, fue torturado y decapitado por orden del gobernador Daciano . Se cree que, de existir, pudo haber vivido entre los años 275 y el 23 de abril de 303. La fecha de su muerte, que coincide con la del día del libro, marca la onomástica del mártir.

El uso de los símbolos que representan al santo, la cruz roja sobre fondo blanco y el caballero clavando su lanza al dragón, está muy extendido en la heráldica europea. San Jorge es el patrón de Cataluña y de Aragón. En esta última comunidad autónoma, la devoción por este santo, presentado como ideal del caballero cristiano, adquirió especial relevancia a partir del siglo XII, gracias a las órdenes militares, a los relatos de los cruzados y sobre todo, a la casa real aragonesa.

Sin embargo, también es el patrón de Portugal, Inglaterra, Georgia, Rusia y de otras muchas ciudades, regiones y países del continente. La cruz del San Jorge, de hecho, forma las banderas de Inglaterra y Georgia, y protagoniza los escudos de Londres, Milán, Barcelona y Almería, entre otras muchas ciudades de Europa. Además, la escena del soldado romano matando a la bestia forma parte de los blasones de Aragón, Rusia y Georgia.

Santiago de la Vorágine

La popularización de la historia de San Jorge es paralela a la de « La leyenda dorada », del beato Santiago -o Jacobo- de la Vorágine. Este dominico italiano, que fue arzobispo de Génova en el siglo XIII, reunió en la obra la colección más importante de vidas y leyendas de santos, entre otras, la del que nos ocupa. No se trata de un libro de historia, no es una pieza muy «científica», porque lo único que perseguía De la Vorágine era impulsar la religiosidad de los fieles de la época.

Según cuenta el beato, San Jorge llegó a una ciudad libia llamada Silca cuyos habitantes vivían atemorizados por un enorme y pestilente dragón que se escondía en un lago cercano. Los lugareños echaban al día dos ovejas al lago para que el monstruo se alimentase con ellas, pero cuando le faltaba comida, la bestia se dirigía a la ciudad y contaminaba el aire con su hedor, provocando así la muerte de muchas personas. Llegó el momento en que casi no quedaron ovejas en la ciudad, y sus habitantes decidieron alimentar a la criatura con doncellas elegidas por sorteo. Poco a poco se fue despoblando Silca, hasta que el azar escogió a la hija del rey. El monarca ofreció todas sus riquezas para salvar la vida de la joven, pero sus súbditos le amenazaron con matarlo si no la entregaba a la nauseabunda bestia.

De la Vorágine cuenta que cuando la chica estaba a punto de ser devorada por el dragón, el santo, montado en su caballo, clavó su lanza a la criatura. Con la bestia malherida, San Jorge ordenó a la joven que la atase como si fuese un perro, y soldado y doncella llevaron al monstruo a la ciudad. Allí, San Jorge pidió a los lugareños que se bautizasen, y después de que estos lo hiciesen terminó de dar muerte a la terrible criatura. Como ya hemos contado, más adelante, el santo se negó a rechazar ante las autoridades romanas su fe cristiana, y por esta razón fue torturado y decapitado, convirtiéndose así en mártir.

La batalla de Alcoraz

En Aragón, sin embargo, su figura está relacionada con la batalla de Alcoraz (Huesca) de 1096. Una lucha en la que ayudó al ejército del rey Pedro I. Una batalla rodeada igualmente de leyenda que relata como las tropas moras, situadas en Huesca buscaron el socorro del rey de Zaragoza Almozaben, que acudió al sitio con innumerables tropas. Al campamento cristiano acudió toda la nobleza montañesa con sus huestes, pero era inmensamente mayor el ejército musulmán. Apareció entonces San Jorge luciendo cruz roja en pecho y escudo, junto con otro. Finalmente, los cristianos consiguieron vencer.

Buscaron entonces al caballero anónimo, San Jorge, para darle las gracias, ya que había desaparecido como había llegado. Encontraron a su acompañante que contó que estando en Antioquía, en la guerra de las cruzadas de Oriente, mataron a su caballo y al encontrarse en el suelo, lanzó el grito de guerra «¡San Jorge, a ellos!». Según la leyenda, inmediatamente vio a su lado a un joven caballero, que lo montó a la grupa de su caballo y volando por los aires lo transportó desde Tierra Santa a Aragón, a los llanos de Alcoraz en auxilio de los cristianos de Huesca, contribuyendo a su victoria sobre los musulmanes.

El jinete era San Jorge, y en el lugar de la batalla levantaron una ermita en su honor. Su cruz roja en campo blanco fue la señal de Aragón y desde la Edad Media pasó a ser el patrón de la Comunidad. Desde entonces, Aragón honra a San Jorge con multitud de actos lúdicos e institucionales. Se celebra el 23 de abril, día de la muerte de San Jorge.

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