Las mil y una versiones de Kiko Rivera sobre su madre

El Dj muestra numerosas incoherencias entre su entrevista a principios de 2020 con Bertín Osborne y la que concedió meses después en «Cantora: la herencia envenenada»

Kiko Rivera Gtres

ABC

El 2 de agosto de 2020 la relación de Kiko Rivera con su madre, Isabel Pantoja , se rompió para siempre. Fue ese día «cuando me encontré lo que me encontré», contó el Dj en relación a la habitación secreta de Cantora.

Y después llegaron aquellos tres especiales emitidos en Telecinco, bajo el título «Cantora, la herencia envenenada» , en los que Kiko Rivera se despachó a gusto, especialmente en el primero en el que respondió con dureza a todas las preguntas que le hizo Jorge Javier Vázquez y el resto de colaboradores. «Yo no la voy a llamar. Ya no busco ni el perdón, busco la explicación». Aunque, de entrada, ve muy lejana una reconciliación: «Yo no quiero una persona así en mi vida» dijo días después en un «Sábado Deluxe». «Entiendo que haya acabado sola», fue una de sus frases más contundentes.

Complejo de Edipo

Y, ¿por qué la ha defendido contra viento y marea estos años si tan «mala madre» era con él?. La respuesta la dio el propio Kiko: sufría complejo de Edipo . «Estaba cegado. Yo incluso estaba enamorado de la figura materna», reconoció. «Yo me he fiado de mi madre al cien por cien, creo que he podido tener el complejo de Edipo, de estar enamorado de ella. Al faltar mi padre, ella ha sido lo más grande. Lo que me decía iba a misa, y de repente te pegas una hostia tan grande…», lamentó el hijo menor de Paquirri .

El ataque de Kiko Rivera a su madre en las últimas semanas está siendo devastador. Tanto, que cuesta creer que tan solo unos meses antes de que encontrase en Cantora los objetos personales de su padre (unos enseres que el torero dejó estipulado en el testamento que eran para sus hijos y que Francisco y Cayetano Rivera llevan reclamando a la tonadillera desde que su padre murió y que su madre aseguró que se los habían robado en 1986), el Dj hablase maravillas de la tonadillera en una entrevista que concedió a Bertín Osborne en su programa «Mi casa es la tuya».

Incoherencias

Fue a principios del 2020 cuando Kiko, supuestamente, abrió de par en par su corazón en un sincero encuentro con el cantante andaluz. El hijo de Isabel Pantoja acudió a la casa del cantante en Sevilla en compañía de su esposa, Irene Rosales , para hablar largo y tendido de los secretos que guarda en su vida. Una conversación en la que uno de los temas estrella fue la relación con su madre .

«Mi padre era torero de máximo nivel; mi madre, cantante de máximo nivel. Yo ya era conocido estando en la barriga. Mi vida pública la he llevado bien porque no conozco otra cosa», dijo entonces. Aunque en «Cantora: la herencia envenenada» confesó que en muchas ocasiones se sintió utilizado por su madre: «Me ha sacado en todas las revistas del mundo, me ha sacado a cantar en el escenario... Me he sentido como un elemento más en alguna ocasión. Empiezo a comprender que he sido su tarjeta de crédito porque yo la he ayudado más que ella a mí», y sentenció: « Mi madre no es buena persona conmigo desde hace 34 años», dejando a todos los colaboradores atónitos.

También habló de la impactante reacción de Isabel Pantoja a su confesión sobre su adicción a las drogas . «Le dije: 'Mamá, tengo este problema y necesito que me ayudes. Tardó una hora en estar en casa y se vino conmigo médico arriba y abajo... ya sabes, como es una madre», dijo entre risas. Una versión completamente diferente a la que dio meses después frente a Jorge Javier Vázquez. «Mi madre no sabe ni el nombre del médico que está tratando mis adicciones. Es más, no sabe ni dónde está porque no se ha preocupado», dijo visiblemente furioso.

«¿Me ha ido a recoger al colegio? Muy pocas veces. ¿Me ha ido a a ver al internado? Cero. ¿Ha estado en los momentos más complicados de mi vida ? No. Yo creo que fue el primer día a verlo y santas pascuas», aseguró el pasado mes de febrero en «Sábado Deluxe». Mientras que en su entrevista con Bertín Osborne aseguró que «mi madre me iba a ver de vez en cuando, muchas veces me recogía mi tío Agustín ».

Unas contradicciones que llevan a pensar que el hijo de la tonadillera estuvo coaccionado durante muchos muchos años.

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